"Déjalo ir" Capitulo 21

23 2 0
                                    

Me despierto. Destrozada y abrumada por aquella pesadilla que parecía bastante real. Las pesadillas y los sueños habían vuelto también... aunque aquel tipo de pesadillas no me agradaban. Me froto la cabeza tratando de calmarme y mantener en calma mi pulso cardiaco y luego me levanto para un nuevo día en la UFC. Estaba emocionada y sabía que toda la semana concurrirá así, era mi última semana en la UFC que por dos años fue mi segundo hogar. De verdad extrañaría este lugar...Ahí mi mente trata de dirigirme hacía otro lugar; Afuera me esperaba algo mucho más asombroso en Londres que sin duda podría convertirse en mi nuevo hogar... pero aquí, había algo mucho más fuerte... al cual había ocupado su lugar hace años. No sabía quién ganaría en esta competencia.

"Tobías..."

Dirigido por un impulso más fuerte que yo, estaba yendo hacía la prestigiosa UFC en donde me encontraría con la universitaria más hermosa y talentosa que podría existir al cual la extrañaba demasiado. Quería tenerla conmigo, quería abrazarla, besarla y no soltarla más. Quería que fuera mía.

Llego a la UFC. Aparco cerca de la entrada y voy por ella.

Me sorprende saber porque su actitud era rara, ahora lo entendía todo.

Entro y me resulta fácil localizarla. Ahí se encontraba ella sentada en el piso cómodamente y sencilla como era ella. Pero... estaba junto a un chico y me sorprende lo que mi memoria guardaba, aun recordaba a aquel chico ¡Era el joven de la cafetería!. Ahora entendía todo... ella era la chica de la cafetería, la había visto antes. Estábamos comenzando una relación pero ella ya tenía una y no me lo había dicho. Yo le había sido sincero. Yo le había planteado mi situación pero sin embargo no había recibido lo mismo de parte de ella.

Ella se encontraba felizmente hablando con aquel joven. Su pelo se encontraba sujetado en una cola y tenía una remera blanca junto a un saco color azul que hacía juego con sus ojos acompañado con vaquero negro y unas zapatillas converse. Ella lucia linda, como la jovencita de diecisiete años pero ya otro hombre la había encontrado.

Ella se percata de mi presencia, su rostro palidece, sus ojos se abren en una expresión de sorpresa mientras que yo sin nada que hacer en aquel sitio me dirijo hacia las afueras de la Universidad.

Ella rápidamente me sigue. – Es muy rápida. – me alcanza.

-¡Tobías! ¡Tobías! ¡Espera!

-¡¿Qué?! – gruño.

-¿Viniste a verme? – pregunta inocente sin darse cuenta de la furia que siento.

-Vine a hacerlo... pero veo que estas muy bien acompañada.

-¿De qué hablas? – pregunta confundida.

-Vamos Ámbar... ¡Vine a verte porque te extrañaba, porque lo único que quería era estar contigo y tu simplemente estas con otro hombre!.

-Espe...

La interrumpo.

-¡Quería que nuestra relación funcionara de verdad Ámbar!. Por dios... soy un idiota.

-No, no lo eres. ¡Yo también quiero que esto funcione!

-¡No! ¡Tú no haces nada para que esto funcione!...¿Porque no me lo dijiste eh? ¿Por qué no me lo advertiste? ¿Por qué permitiste esto?

-¿Decirte qué? – pide explicaciones.

-Ámbar, he venido hasta aquí porque te extrañaba, te necesitaba. He venido hasta aquí porque me preocupo tu tono de voz anoche, porque sentí que estabas mal. He faltado a la Universidad solo para venir aquí a verte. Desde que te conocí hace dos años atrás quise ser todo de vos y que vos seas mi todo, ¡Quise que estés conmigo por siempre!... luego te fuiste... ¿Acaso no te imaginabas el dolor que sentí cuando me dejaste?... después de todo, después de que vos hayas sido la única persona en la que ame... ¡Estos dos años han sido una tortura para mi... cada instante te pensaba, y me preguntaba "¿Qué sería de tu vida?" y aun así, cuando te encontré... sentí la misma sensación que hace dos años... sentí que nunca te había dejado de amar. ¡Por más que te habías ido, eras como un fantasma que se encontraba en mi mente una y otra vez. Porque te habías ido sin dar explicaciones. Y ahora apareces, me permites sentir que te recupere, que eres mía otra vez... pero... ¿Por qué no me advertiste? ¿Por qué no me dijiste que el amor dolía? ¿Por qué permitiste que siga enamorado de ti todo este tiempo? ¿Por qué llegaste tan tarde? ¿Por qué no me advertiste que ahora esto no sería lo mismo? ¡Porque no fuiste sincera!

Ella parece atónita. Callada me mira con una mirada afligida, sensible... llena de tristeza. Emocionada por todo lo que había dicho, porque era la verdad... le fui sincero. Le dije lo que sentía pero ella a mi no...

-Nunca... - Recupera el aliento. – Nunca quise que sufrieras tanto, yo tampoco quería sufrir, me hubiese encantado no alejarme de ti pero era necesario.

¡¿NECESARIO?!

-Lo siento... - dice ella con la cabeza gacha

-¿Lo sientes? – pregunto indignado. - ¡Dios Ámbar! Acabo de decirte todo lo que sentía, todo lo que me paso en este último año y aun así siento que no eres sincera conmigo. ¡Porque no lo eres!

-No sé qué decirte... -se excusa

¡¿NO SABES QUE DECIRME?!... Santo dios Ámbar...

-Podrías haberme dicho que estabas en pareja ¿no?... como yo lo hice

-¿Qué? – luce estupefacta.

-Lo que oíste Ámbar... ¿Querías empezar una relación conmigo sin decirme que ya tenias una? – pregunto con ironía.

-¡No, no!. No tengo ninguna relación. – dice con un tono "convincente".

-Con aquel hombre... con el que estabas allí adentro – aclaro.

-¿Matías?

¡¿Matías?!

-El solo es mi amigo. – dice ingenua.

-Por el amor de dios Ámbar, ¡Los vi!. ¡Los vi en la cafetería! – era obvio, yo la podía reconocer, nunca me la hubiese confundido. ¡Era ella!

-¿En la cafetería? – parece aturdida.

En ese instante reacciona.

-No Tobías, estas equivocado.

-¡No lo puedo creer Ámbar! ¡Eres idéntica a la de antes!

-¿A que te refieres?

-Eres tan solo una nena consentida, mimada y caprichosa que no sabe lo que quiere.

-No puedo creer que estés diciéndome eso. – dice con una mirada llena de furia y tristeza.

-¿No?, pues lo eres. – digo con un tono duro.

Lleno de furia por la ingenuidad de ella digo:

-No puedo creer que me haya enamorado de alguien como vos.

Su rostro se transforma en sorpresa. Y tan solo dice.

-¿Sabes qué? ¡Yo tampoco! Siempre supe que no me gustaban la clase de chicos como tú y sin embargo me enamoraste, me volviste loca y caí. Pero eres idéntico a él. Eres igual que Diego. ¿Por qué apareciste de nuevo? ¡Yo estaba demasiado bien sin ti!... solo aléjate de mi Tobías. – dice alejándose de mí. Sin duda esta era la última vez en que la vería. Sentía furia, no podría creer que ella había arruinado nuestra relación una vez mas pero mi corazón de alguna manera se sentía vacio. A pesar de todo, de lo que ella fue, de lo que ella era aun era la mujer que amaba.

Viendola irse.

Alejándose.

Ya ni la alcanzo a ver.

Esa fue la última vez que la vi.

Jamás la volveré a ver.

Es hora de olvidar...

"Ámbar..."

"Te arranco de mi vida, porque ya no eres mas parte de ella. Te olvido porque ya no te necesito. Te dejo de querer pero aun te amo. Te arranco de mi vida por más que duela"- Ámbar Johnson.

Una vez más, lo nuestro no había llegado a ninguna parte. – ¿Por qué creí que esta vez sí? – Estaba equivocada.

A veces el destino te propone desafíos, al cuales piensas que no tienen sentido... pero no es así. Todos en nuestras vidas tenemos un desafío, tenemos el desafío más grande y tienes el deber de pasarlo, de cumplir, de lograrlo. De que se convierta en "el trofeo de oro". Pero en ese momento sentía que no. En este momento ya nada importaba, aquel desafío lo había perdido, lo habíamos perdido. Ya no más, no podía competir contra aquel desafío. Simplemente tenía que abandonar.

Camino en dirección a la universidad alejándome de él y tan solo dos frases llegan a mi mente, una ayuda de lo que tenía que hacer, un indicio de que tenía razón, ya no mas...

Déjalo.

Olvídalo.

Creo en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora