Extra: El ... perfecto.

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Narra Kazutora:

Con Loid, mi suegro, nos encontrábamos en el centro comercial mirando qué comprar para que nos perdonaran.

—Ropa no porque me dirá que ya tiene mucha.— descarta Loid al pasar por las tiendas de ropa.

—Comida menos porque, o una de dos, nos la tiran en la cabeza o se encierran a comer sin hablarnos.— descarto al pasar por los puestos de comida.

—En eso tienes razón, son capaces de tomar la comida e irse sin decir ni a.— reímos y seguimos caminando. —Flores no porque..— se queda pensando mirando las flores.

—Bueno eso podría ser.. aunque.— también me pongo a pensar.

—Nos golpearían con ellas.— completa por mí y reímos nerviosos, creo que imaginamos lo mismo.

—Si, mejor sigamos buscando.—

Seguimos descartando cosas en lo que seguimos caminando, almorzamos juntos y seguimos con la búsqueda hasta que Loid se detiene en una joyería.

—Bueno.. es el último recurso que tenemos.— me dice señalando la joyería y asiento dudoso.

—Si pero no creo poder..—

—Eso no importa, tú no preguntes precios que lo pago yo.— lo miro con pena y me abraza por los hombros. —Anda, que será algo para mi hija y no me molesta pagarlo por ti.— asiento a la vez que entramos al lugar. —Además te he tomado cariño y tengo la costumbre de regalar cosas a quienes quiero.— agrega apartándose de mí para ver los collares.

Me hace reír un poco, y pensar que antes no le caía bien.

Mientras él mira collares a mí me llaman la atención los anillos, son muy bonitos y brillantes, recuerdo a Rubí ver una novela turca donde los protagonistas fingen que están comprometidos y él le compra un anillo que parece una flor, Rubí se enamoró del anillo.. también del protagonista pero es lo de menos.

—¿Le pedirás matrimonio para que te perdone?— pregunta Loid a mi lado y niego.

—No, solo recordé que Rubí quería un anillo como el de una novela que está viendo.— contesto mirando esta vez los collares.

—¿También se enamoró de Serkan Bolat?— pregunta con diversión y asiento riendo.

—Pensé que.. no importa.—

—Dilo, sabes de sobra que no te juzgaré, a parte de que me puedes ver cómo un padre para ti.—

—Gracias.— agacho la cabeza y revuelve mi cabello riendo.

—Dime tu idea.—

—Pensé que con ese anillo pues.. podría pedirle que se case conmigo pero.. no se.— dudo un momento y me mira esperando que continúe. —Es que tengo miedo de que no le guste el anillo, o que cuando se lo pida no sea especial para ella. Quiero pedirle que se case conmigo de tal forma que siempre que lo recuerde y que cuando vea el anillo sonría sin darse cuenta.—

Doy un suspiro largo mientras sigo viendo las demás joyas, y es que se que no me juzgará pero no creo que pueda callar mis pensamientos.

—Eres un romántico de lo peor.— me acusa riendo y también río.

—Si, ya lo se y es por eso que quiero el anillo perfecto.—

—Mira, no importa el anillo a Rubí no le importará la forma del anillo le importará más el que se lo pidas y lo sabes.— asiento lentamente.

Claro que lo se, es solo que quiero que todo sea perfecto.

—Pero aún quiero el anillo.— ríe rodando los ojos.

—Bueno.. podemos ver si lo tienen. Disculpe..— habla con el hombre que atiende preguntando por el anillo, este asiente y se va volviendo varios minutos después con varios anillos de flor en un estuche todo elegante.

No solamente está el mismo anillo de la novela si no que también hay de otros colores pero solo uno llama mi atención. Al parecer el señor Hatori se da cuenta de eso y ríe pidiéndole al encargado ese anillo del número de Rubí.

Él compra un collar todo bonito para la señora Eli y salimos del lugar caminando esta vez a la tienda de ropa para hombres.

—¿Ya sabes cómo se lo pedirás?— me pregunta al entrar y medio asiento dudoso.

—Pues pensaba en usar a los niños.. para que no pueda rechazarme.— ríe mirando las camisas y me coloca una de color rosa enfrente mío mirando como me queda.

—Rosa, no.— se mira él con la camisa y pone cara de asco antes de volver a ponerla en su lugar. —Me parece una idea bastante bonita el que los incluyas, te dará un punto eso.— reímos y seguimos buscando camisas.

—¿Por qué es que buscamos ropa?— pregunto luego de unos minutos.

—Porque las llevaremos a una cena romántica, verás tú a dónde llevar a mi hija, pero yo a mi mujer la llevaré a un lugar especial.—

—Asi que también es un romántico de lo peor.— lo miro con una sonrisa burlona y ríe negando.

—Eso y que en casa no puedo follarla como me gustaría.— me ahogo con mi saliva al escucharlo.

—¡Yo no quería saber eso!—

—Si, pues yo tampoco quería saber cómo contentabas a mi hija, asi que estamos a mano.— contesta molesto y a los segundos ambos reímos a carcajadas.

Debí suponer que sabría cómo es que lo hacía.

Pasamos el resto de la tarde planeando nuestras citas. Alquilamos un par de autos nuevos, no más por capricho nuestro porque.. nos gustaron los autos y ya.

Y el resto ya se lo saben..

~❤️~

Esta Vez Para Siempre - Kazutora Hanemiya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora