Capitulo XIX

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Capítulo diecinueve

Tres semanas después, Taehyung había logrado establecer una rutina en su vida. Cada mañana, después de un desayuno nutritivo, salía a dar un paseo ligero por el parque cercano. El aire fresco y la actividad física suave le sentaban bien tanto a él como a su bebé. Luego, se dirigía a la pastelería donde trabajaba, disfrutando de la actividad y la interacción con los clientes.

Sin embargo, había algo que no podía ignorar: el mismo hombre seguía viniendo a la pastelería todos los días. Siempre se sentaba en la misma mesa, con una vista directa hacia el mostrador donde Taehyung trabajaba. Al principio, pensó que era una coincidencia, pero a medida que pasaban los días, se dio cuenta de que el hombre no parecía estar allí solo por los pasteles.

Decidió ignorarlo, concentrándose en su trabajo y en mantener una actitud profesional. Pero la curiosidad y la inquietud no desaparecían. Un día, mientras servía una tarta de manzana a una clienta habitual, sintió la mirada del hombre sobre él más intensa que nunca. Levantó la vista y sus ojos se encontraron. El hombre le sonrió, pero Taehyung no pudo evitar sentir un escalofrío.

—¿Todo bien, Taehyung? —preguntó Jisoo, su compañera de trabajo, notando su incomodidad.

—Sí, todo bien —respondió, intentando sonreír—. Solo un poco cansado, supongo.

—No te preocupes, falta poco para el descanso. ¿Por qué no te tomas un té mientras tanto?

Taehyung asintió agradecido y se dirigió a la cocina para prepararse una taza de té de jengibre y limón. Mientras esperaba a que el agua hirviera, se apoyó en el mostrador, dejando escapar un suspiro.

—No te preocupes, pequeño. Solo es un cliente más —murmuró, acariciando su vientre.

Regresó al mostrador con su té, sintiéndose un poco más tranquilo. El hombre ya no estaba mirándolo, sino que parecía absorto en un libro. Taehyung decidió que no había razón para alarmarse. Sin embargo, la inquietud no desaparecía del todo.

Al final del día, cuando la pastelería cerró y Taehyung se estaba preparando para irse a casa, Jisoo se le acercó.

—Taehyung, ¿te gustaría que te acompañe a casa? Me he dado cuenta de que ese hombre te pone nervioso.

Taehyung negó con la cabeza, apreciando el gesto.

—Gracias, Jisoo, pero estaré bien. Probablemente solo sea alguien que le gusta mucho el ambiente de la pastelería.

Jisoo asintió, aunque su preocupación era evidente.

—Está bien, pero si necesitas algo, no dudes en decírmelo. Cuidémonos entre nosotros, ¿vale?

—Claro, gracias.

Esa noche, de regreso a su apartamento, Taehyung no pudo evitar pensar en el hombre. ¿Quién era y por qué parecía tan interesado en él? Decidió no dejar que esos pensamientos lo afectaran. Se preparó una cena ligera y se relajó en el sofá, viendo su programa de cocina favorito.

Justo cuando se estaba preparando para ir a la cama, su teléfono sonó. Era un mensaje de Jisoo.

"Cuídate, Taehyung. Y no dudes en llamarme si necesitas algo. Nos vemos mañana."

Taehyung sonrió, sintiéndose agradecido por tener amigos como Jisoo. Después de responder el mensaje, se acostó en la cama y acarició su vientre.

—Buenas noches, pequeño. Hoy fue un día largo, pero estamos bien. Mañana será mejor.

Cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, decidido a no dejar que nada ni nadie perturbase su tranquilidad y la de su bebé. Estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que viniera, con el corazón lleno de esperanza y amor por su hijo.













Era una tranquila mañana de sábado y Taehyung disfrutaba de su día libre. Había planeado simplemente relajarse en casa, quizás leer un libro o ver algunas películas. Sentado en el sofá, acariciaba su vientre y pensaba en los meses que habían pasado desde que decidió alejarse de su antigua vida en Corea. Se sentía más tranquilo aquí, en su pequeño pero acogedor apartamento, y estaba decidido a darle a su bebé un ambiente seguro y amoroso.

Sin embargo, esa calma se rompió abruptamente cuando un golpe fuerte en la puerta lo sobresaltó. Su corazón comenzó a acelerarse. ¿Quién podría ser a esta hora? Taehyung se levantó con cautela y fue hacia la puerta. Al abrir, su rostro palideció al ver a Jungkook, su alfa, parado allí. No había visto a Jungkook desde que dejó Corea, y el hecho de que lo hubiera encontrado aquí, en este lugar que creía seguro, lo llenó de pánico.

Jungkook no perdió tiempo. Pasó sin pedir permiso, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de ira y determinación.

—Así que aquí es donde te escondías todo este tiempo —dijo, su voz alta y agresiva resonando en el pequeño apartamento.

Taehyung retrocedió instintivamente, cubriendo su vientre con ambas manos, como si quisiera proteger a su bebé de la furia de Jungkook. El alfa lo observó de cerca, su mirada intensa recorriendo el cuerpo de Taehyung. Estaba más flaco y se veía cansado, pero su vientre abultado era inconfundible.

—Jungkook, por favor... —Taehyung intentó hablar, su voz temblorosa—. No quiero problemas...

Pero Jungkook no estaba dispuesto a escuchar. Se acercó rápidamente y tomó a Taehyung del brazo con fuerza, haciéndolo jadear de dolor.

—El auto está esperando abajo —dijo con frialdad—. Nos vamos a Corea ahora mismo.

—¡No! —Taehyung se quejó, intentando zafarse del agarre de Jungkook—. ¡Me estás lastimando!

Jungkook lo ignoró por completo y lo arrastró hacia la puerta. Taehyung se resistía, pero la fuerza de Jungkook era demasiado para él. Lo llevó arrastrando hasta el auto estacionado frente al edificio. En el camino, Taehyung gritaba y suplicaba que lo soltara, pero Jungkook estaba decidido.

Una vez en el aeropuerto, la situación no mejoró. Taehyung se negó a bajar del auto, agarrándose con fuerza al asiento.

—¡No quiero ir! —gritaba, sus ojos llenos de miedo—. ¡Déjame en paz!

Pero Jungkook no estaba dispuesto a ceder. Usó la fuerza una vez más, esta vez cargándolo y llevándolo hacia el avión privado que los esperaba en la pista. Taehyung luchaba, pero sus esfuerzos eran inútiles contra la determinación férrea de Jungkook.

Al subir al avión, Jungkook intentó tocar el vientre de Taehyung, pero el omega apartó su mano, su cuerpo temblando de miedo y rabia.

—No me toques —dijo Taehyung, su voz firme a pesar del miedo que sentía.

Jungkook no tomó bien la resistencia. Con una expresión furiosa, lo agarró del pelo, obligándolo a mirarlo.

—Ten mucho cuidado con lo que haces, Taehyung —gruñó, sus ojos destellando—. Ya he tenido suficiente de tus tonterías. Te vas a comportar y vamos a volver a Corea, te guste o no.

Taehyung cerró los ojos, sintiendo las lágrimas acumularse. Todo su cuerpo dolía y su corazón latía con fuerza por el miedo y la desesperación. No podía permitir que Jungkook le hiciera daño a él o a su bebé, pero tampoco sabía cómo salir de esa situación.

—Por favor, Jungkook —suplicó—. Déjame ir. No quiero volver. No puedo...

Jungkook lo soltó bruscamente y se sentó frente a él, su expresión implacable.

—No tienes opción, Taehyung. Eres mi omega y ese bebé es mío. Vamos a Corea y eso es todo. Ahora, compórtate o haré que este viaje sea aún más difícil para ti.

Taehyung se quedó en silencio, su mente trabajando a toda velocidad para encontrar una salida. Sabía que no podía escapar de Jungkook en este momento, pero no iba a rendirse. Por su bebé, tenía que encontrar una manera de protegerse y asegurarse de que estuvieran a salvo. Con el corazón lleno de miedo pero también de determinación, miró por la ventana del avión, prometiéndose a sí mismo que no dejaría que Jungkook destruyera la vida que había comenzado a construir.

Sálvame (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora