Capítulo XXI

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Capítulo veintiuno

El avión aterrizó suavemente en Corea, y el viaje hacia la mansión de Jungkook se desarrolló en un silencio tenso. Taehyung miraba por la ventana del auto, su mente llena de pensamientos contradictorios. Había regresado a Corea, a la vida que había dejado atrás, y aunque la presencia de Jungkook le brindaba una sensación de seguridad, también le llenaba de incertidumbre.

Al llegar a la imponente mansión, Jungkook salió del auto primero y se dirigió a la puerta del pasajero, abriéndola y extendiendo una mano para ayudar a Taehyung a bajar. Sin decir una palabra, lo levantó en brazos, llevándolo con cuidado hacia la habitación principal.

—Estás en casa ahora —murmuró Jungkook, su voz suave y protectora.

Taehyung se aferró a él, permitiendo que su alfa lo llevara sin resistencia. Al llegar a la habitación, Taehyung miró a Jungkook con una sonrisa tímida.

—Voy a tomar un baño —dijo, necesitando un momento para sí mismo.

—Claro, te esperaré aquí —respondió Jungkook, dejando a Taehyung en el suelo y observándolo con una mezcla de preocupación y amor.

Taehyung se dirigió al baño, llenando la tina con agua caliente y añadiendo sales aromáticas que llenaron el aire con un aroma relajante. Se sumergió en el agua, dejando que la calidez aliviara la tensión en su cuerpo. Cerró los ojos, disfrutando del momento de paz.

De repente, escuchó el suave clic de la puerta del baño al abrirse. Sin abrir los ojos, dejó escapar una risita.

—Sabía que no te quedarías afuera mucho tiempo —dijo Taehyung, su voz llena de afecto.

Jungkook no respondió de inmediato, sino que se sumergió en el agua junto a Taehyung, su cuerpo fuerte y cálido contra el suyo.

—No puedo resistirme a ti —murmuró Jungkook, sus labios rozando la piel de Taehyung.

Taehyung, consciente de lo que Jungkook deseaba, puso una mano sobre su pecho, deteniéndolo suavemente.

—Tenemos que contenernos por el bebé —dijo, mirándolo a los ojos con una sonrisa juguetona.

Jungkook soltó una carcajada, su cuerpo vibrando con la risa.

—En el avión no decías lo mismo —replicó, una chispa de diversión en sus ojos.

Taehyung se sonrojó, bajando la mirada. Recordar lo que había pasado en el avión le hizo sentir una mezcla de vergüenza y deseo. Jungkook se levantó del agua, dejando que las gotas resbalaran por su musculoso cuerpo. Taehyung no pudo evitar mirar el miembro erecto de su alfa, su mente recordando la intensidad de sus encuentros.

—No puedo creer que eso haya entrado en mí —susurró Taehyung, más para sí mismo que para Jungkook.

Jungkook notó su mirada y sonrió, disfrutando del efecto que tenía en su omega. Taehyung, tímidamente, extendió una mano y lo tocó, sintiendo la firmeza bajo sus dedos. Lentamente, se acercó y besó la punta, su lengua acariciando suavemente. Jungkook dejó escapar un gemido de placer, sus manos hundiéndose en el cabello de Taehyung.

—Eres increíble, Taehyung —murmuró Jungkook, su voz ronca.

Animado por las palabras de su alfa, Taehyung tomó más de él en su boca, succionando y lamiendo con cuidado. Jungkook jadeó, sus caderas moviéndose ligeramente en respuesta. Taehyung se sumergió completamente en la tarea, disfrutando del poder que tenía sobre su alfa en ese momento. Su lengua y labios trabajaban con precisión, arrancando gemidos y suspiros de Jungkook.

—Así, Taehyung... no te detengas —jadeó Jungkook, su cuerpo temblando de placer.

Taehyung aumentó el ritmo, moviéndose con más confianza. Los sonidos de placer de Jungkook lo motivaban a seguir, a llevarlo al borde del éxtasis. Finalmente, sintió a Jungkook tensarse, su respiración acelerada.

—Voy a... —Jungkook no pudo terminar la frase antes de que el clímax lo alcanzara, su cuerpo estremeciéndose.

Taehyung recibió todo con una mezcla de orgullo y satisfacción, sus ojos encontrando los de Jungkook mientras se limpiaba los labios.

Jungkook se inclinó y lo levantó del agua, sus labios encontrando los de Taehyung en un beso apasionado.

—Te amo, Taehyung —murmuró entre besos, su voz llena de emoción—. Prometo que te haré feliz.

—Y yo te amo a ti, Jungkook —respondió Taehyung, su corazón lleno de esperanza y amor—. Haremos esto juntos, por nuestro bebé.

En ese momento, Taehyung sintió que, a pesar de las dificultades, tenían la fuerza para enfrentar cualquier desafío. Con su alfa a su lado.













Lo que comenzó como un momento de tranquilidad y complicidad en la cocina de la mansión de Jungkook pronto tomó un giro inesperado. Taehyung había mencionado sus antojos de fresas y chocolate, y Jungkook, sin dudarlo, lo llevó a la cocina para satisfacer su deseo. Mientras Jungkook preparaba las fresas cubiertas de chocolate, Taehyung observaba con una sonrisa agradecida. La atmósfera era cómoda y cálida, pero también cargada de una tensión palpable entre ellos.

Taehyung tomó una fresa cubierta de chocolate y la llevó a su boca, dejando que el sabor dulce llenara sus sentidos. Sin embargo, un poco de chocolate escurrió por su barbilla y bajó por su cuello. Instintivamente, Taehyung pasó la lengua para limpiarlo, saboreando el chocolate con una lentitud deliberada.

Jungkook observaba cada movimiento de Taehyung con una mezcla de deseo y frustración contenida. Se acercó a él, su aliento cálido acariciando el cuello de Taehyung.

—Deberías dejar de provocarme de esa manera —susurró Jungkook, su voz ronca con deseo—. Si no, no podré contenerme y te follaré aquí mismo.

El tono de Jungkook hizo que un escalofrío de anticipación recorriera la columna de Taehyung. Se disculpó rápidamente y trató de comer las fresas con más cuidado, pero la atmósfera entre ellos ya había cambiado.

Jungkook, conocido por su control y compostura, parecía transformarse en un monstruo sexual cuando estaba cerca de Taehyung. La tensión sexual entre ellos era palpable, una corriente eléctrica que los rodeaba y los envolvía en un torbellino de deseo.

Mientras Taehyung tomaba otra fresa, sintió una patada repentina y fuerte de su bebé en crecimiento. Un gemido de dolor escapó de sus labios, tomando a Jungkook por sorpresa. Instantáneamente, el alfa estaba a su lado, preocupado y protector.

—¿Estás bien, Taehyung? —preguntó Jungkook, sus manos grandes colocándose con delicadeza sobre el vientre abultado de Taehyung.

Taehyung respiró profundamente, tratando de calmar el dolor que había sido momentáneo. Asintió, sintiendo la mirada intensa y preocupada de Jungkook sobre él.

—Fue solo una patada fuerte —murmuró Taehyung, intentando sonar más tranquilo de lo que se sentía—. El bebé está activo hoy.

Jungkook acarició suavemente el vientre de Taehyung, su tacto reconfortante y cálido.

—Deberías descansar un poco más —sugirió Jungkook, su voz suave ahora, lleno de ternura hacia su omega y su bebé.

Taehyung asintió, dejando de lado las fresas y el chocolate por ahora. Se sentía agotado, tanto física como emocionalmente, pero sabía que tenía a Jungkook a su lado para apoyarlo.

Jungkook lo llevó de vuelta a su habitación, asegurándose de que Taehyung estuviera cómodo y acostado. Lo cubrió con las sábanas suavemente, y luego se sentó a su lado, acariciando su cabello con gestos tranquilizadores.

—Gracias por cuidar de mí, Jungkook —susurró Taehyung, sintiendo el cansancio pesar en sus párpados.

—Siempre estaré aquí para ti, Taehyung —respondió Jungkook con sinceridad, inclinándose para besar su frente con ternura.

Taehyung se quedó dormido con la sensación reconfortante de la presencia de Jungkook a su lado. A pesar de los momentos intensos y las emociones complicadas que habían experimentado, sabía que estaban juntos en esto, listos para enfrentar lo que viniera.

En la quietud de la habitación, con la luz suave de la tarde filtrándose por las cortinas, Taehyung finalmente encontró un momento de paz y descanso.

Sálvame (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora