Conoce la historia de los hijos de Grace Field, un grupo de niños huérfanos que fueron criados en lo que parece ser su hogar, con la emoción de ser adoptados los niños esperan recibir el llamado a su nueva familia, sin saber que su terrible destino...
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EXTRA 2 - BALANZA EMOCIONAL
El jardín de un brillante color verde se extendia delante de él, en un rincón secreto en medio del bosque los rayos de sol se filtran a través de las hojas, creando manchas de luz en el suelo y las flores de colores vibrantes se alzaban en un arcoiris de pétalos.
El aire estaba lleno de fragancias dulces como el jazmín y su flor favorita...lilas.
Pero en medio de aquel rincón angelical en el que las mariposas monarca revoloteaban alrededor había una figura familiar.
—No otra vez...no deberías estar aquí.
Las mariposas son como pequeños fragmentos de arcoíris, sus alas delicadas y etéreas.
—Bienvenido, carita sonriente. —Susan sonrió al pequeño Ray, su mirada estaba llena de comprensión.
—¿Por qué justo ahora? Tengo mejores cosas en que pensar, pero mis tontos recuerdos me traen otra vez...no quiero estar aquí...no quiero verte. —Ray miró sus manos y su alrededor, en menos de un minuto se dió cuenta que otra vez era un niño pequeño al lado de Susan.
Ella lucía tan maravillosa como siempre a los ojos de Ray, con un aura que emanaba paz y dulzura infinita.
—Quizas no quieras estar aquí, pero tú inconsciente cree que es lo correcto, cretino —Susan le sacó la lengua y al levantarse del suelo las mariposas se dispersaron—. A mí también me da gusto verte, me gusta cuando me visitas.
—No quiero hacer esto ahora, ya sé que es un sueño ¿Por qué no puedo despertar? —Ray se pellizco el brazo con fuerza, el dolor se sentía tan real, pero no lo llevaba a su actualidad.
—Habla conmigo, te sentirás mejor. —Susan se acercó a él y le acaricio la mejilla inclinandose un poco, con una sonrisa llena de bondad.
—¡NO ME TOQUES! —Ray empujó a Susan y retrocedió dos pasos abrazandose así mismo.
Esto no solo le dolía, lo estaba destrozado.
—¿Por qué? ¿Por qué siempre tengo que ser tan infeliz?...
La sonrisa de Susan no se quebró en ningún momento, ella caminó una vez más hacía el con mucho cuidado y sigilo para no espantar a su hermanito, y cuando los ojos de Ray se llenaron de lágrimas ella se arrodilló al césped ahora a su altura, y esperó pacientemente a que se desahogara.
—Ya, ya, estoy aquí.
—¡No es cierto! Eres una maldita proyección de mi inconsciente...verte me hace sufrir en vez de arreglar las cosas...porque solo me hace sentir más soledad.
Ray rompió en llanto y se cubrió los ojos, muchas cosas estaban pasando en su vida y algunas estaban fuera de su alcance, se estaba ahogando en un mar de preocupaciones y no tenía a quién decirle todo lo que estaba aguantando.
