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Desde su adolescencia, Jungkook, un chico autista, y Tae, un joven encantador pero solitario, se enamoran profundamente. Y mientras Tae se ve obligado a viajar al extranjero, ambos rememoran sobre su vida y su historia de amor.
Con el...
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La mayoría de los estudiantes de derecho padecían de problemas de insomnio y evitaban las relaciones románticas. Tae tenía la teoría de que eso se debía a que ellos no tenían la fortuna de un novio hermoso que además de cariñoso, se tomara muy en serio las sesiones de estudio. Él, por suerte, sí gozaba de ese privilegio.
Era una noche entre semana como cualquier otra, y había ido al dormitorio de Jungkook para cenar y estudiar juntos. Jimin había estado viéndose con alguien y se había vuelto usual que no llegara al dormitorio por las noches. Lo que resultó en una suerte para Taehyung, ya que de esa forma podía quedarse a dormir con su novio y pasar más tiempo juntos.
Esa noche, ni siquiera el disciplinado Jungkook tenía ánimos para estudiar. Ambos estaban recostados en la cama, tumbados de espaldas con las piernas levantadas y apoyadas contra la pared. Jugaban a rozar sus pies, moviéndolos perezosamente mientras compartían risas suaves. La luz tenue del escritorio dibujaba sombras suaves en las paredes, los libros de derecho, apilados en el borde de la cama, habían sido olvidados. En lugar de estudiar, sus manos se encontraron, entrelazándose, lo que provocó una sonrisa en Jungkook al sentir el tacto ajeno como natural y reconfortante.
La mirada de Tae se desvió hacia el escritorio de Jungkook, donde se exhibía su nueva colección de flores, que en su mayoría eran obsequios de él. No había olvidado su promesa y cada mañana al recogerlo de su edificio para llevarlo a su primera clase, Tae se presentaba con una flor. "Hasta que se cumplan todos los días que estuvimos separados".
Tae soltó un suspiro suave mientras seguía jugando con los pies de Jungkook. Había algo increíblemente cómodo y reconfortante en esos momentos de tranquilidad juntos, donde el mundo exterior parecía desaparecer y solo existían ellos dos. Habían pasado meses desde que se reencontraron en la universidad, pero cada noche como esta le recordaba cuánto había extrañado a Jungkook. Porque aunque un año no parecía mucho tiempo al principio, la distancia y la ausencia de esos momentos cotidianos lo habían hecho interminable.
—A veces, no me creo que hubiéramos estado separados un año entero. Fuiste realmente en serio con que nos concentráramos solo en la admisión. Ni cartas, ni mensajes, ni llamadas. Admito que hubo momentos en que temí que toda la cercanía que había ganado contigo, resultara perdida por no vernos.
Jungkook giro su cuerpo hacia él, y aunque no lo miraba, Tae sintió en el temblor de su voz sus más profundos sentimientos.
—Lo sé. Y-yo si quería llamarte, escuchar tu voz, saber cómo estabas. Pero habíamos acordado algo, y me reconfortaba en imaginar que tu me extrañabas tanto como yo a ti. Además... yo también tuve miedo de que aunque entráramos a la universidad, al volvernos a ver, las cosas ya no fueran las mismas.
