El nuevo semestre en Paper School traía consigo no solo nuevas materias y profesores, sino también nuevas oportunidades para conocer gente. Oliver, con su renovada confianza, comenzaba a abrirse más a los demás estudiantes. Fue en una de esas ocasiones cuando conoció a Zip.
Zip era una chica menuda, apenas alcanzaba el metro y medio, pero su personalidad era todo lo contrario: vibrante y llena de energía. Tenía el cabello corto y desordenado, una sonrisa deslumbrante y una risa contagiosa que iluminaba cualquier habitación. Oliver la conoció en la biblioteca, donde ambos buscaban el mismo libro para una asignación de historia.
—Oh, lo siento, tú primero —dijo Oliver, notando que ambos habían extendido la mano hacia el mismo ejemplar.
—No, adelante tú —respondió Zip con una sonrisa—. Tengo toda la tarde para buscarlo.
Oliver, sorprendido por su amabilidad, insistió en que compartieran el libro y estudiaran juntos. Lo que comenzó como una simple sesión de estudio se convirtió en una animada conversación sobre sus intereses y experiencias en Paper School. Oliver se sintió instantáneamente a gusto con Zip, atraído por su energía positiva y su capacidad para hacer que cualquiera se sintiera cómodo.
—¿Qué te parece si te presento a mi mejor amigo, Edward? —sugirió Oliver después de un rato—. Estoy seguro de que les caerás bien a ambos.
Zip aceptó con entusiasmo, y al día siguiente, los tres se reunieron en la cafetería de la escuela. Edward, siempre sociable y amable, se sintió atraído de inmediato por el encanto de Zip.
—Encantado de conocerte, Zip —dijo Edward, extendiendo la mano—. Oliver me ha hablado muy bien de ti.
—Lo mismo digo —respondió Zip con una sonrisa—. Es genial conocer a alguien más que aprecie la historia y los buenos libros.
La conversación fluyó con facilidad, y pronto se encontraron riendo y compartiendo historias como si se conocieran de toda la vida. Zip tenía una forma especial de conectar con las personas, y tanto Oliver como Edward se sintieron inmediatamente cómodos en su presencia.
Con el paso de los días, los tres comenzaron a pasar más tiempo juntos. Las tardes en la biblioteca se convirtieron en una rutina, donde se ayudaban mutuamente con las tareas y proyectos. También exploraron los alrededores de la escuela, descubriendo cafés acogedores y parques tranquilos donde podían relajarse después de clases.
En una de esas tardes, mientras caminaban por el campus, Zip sugirió la idea de organizar una salida de fin de semana.
—¿Qué les parece si salimos a explorar la ciudad este sábado? —propuso—. He oído hablar de un pequeño restaurante de ramen que es muy popular.
—Suena genial —respondió Edward—. De hecho, he querido probar ese lugar desde hace un tiempo.
Oliver, encantado con la idea de pasar más tiempo con sus amigos, asintió con entusiasmo. El sábado llegó y los tres se encontraron en la entrada de la escuela. El aire fresco de la mañana y la emoción del día que les esperaba los llenaba de energía.
El restaurante resultó ser un lugar acogedor, con un ambiente cálido y un delicioso aroma a caldo y especias. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana y pidieron diferentes tipos de ramen para compartir.
—Este lugar es increíble —dijo Zip, saboreando su primer bocado—. Gracias por traerme aquí.
—Gracias a Edward —dijo Oliver, sonriendo—. Él fue quien lo sugirió.
Mientras disfrutaban de la comida, la conversación giró en torno a sus planes futuros, sus sueños y las experiencias que habían tenido en Paper School. La calidez del ambiente y la compañía de sus amigos hicieron que Oliver se sintiera más a gusto que nunca.
Después del ramen, decidieron caminar hasta un parque de diversiones cercano. Zip, con su energía interminable, insistió en probar todas las atracciones. Subieron a la montaña rusa, rieron en la casa del terror y compitieron en los juegos de feria.
—¡Vamos a esa rueda de la fortuna! —exclamó Edward, señalando la gran estructura que se elevaba sobre el parque.
Oliver asintió, su nerviosismo opacado por la emoción del día. Mientras la rueda ascendía, se encontraron en una pequeña cabina, suspendidos en el aire. Desde allí, podían ver toda la ciudad. Edward miró a Oliver y sonrió.
—Gracias por organizar esto, Oliver. Realmente necesitaba un día así.
—Yo también, Edward. —respondió Oliver, su voz apenas un susurro.
Más tarde, se sentaron en un banco del parque, disfrutando de unos helados que compraron en un carrito cercano. Edward, con su usual entusiasmo, comenzó a hablar de todos los planes que tenían para el futuro en Paper School. Oliver lo escuchaba, pero sus pensamientos estaban lejos, concentrados en el chico que tenía frente a él y en cómo cada pequeño gesto y sonrisa de Edward lo hacía sentir más vivo.
—Me alegra tanto haberlos conocido —dijo Zip mientras lamía su helado—. Ustedes dos son increíbles.
—Nosotros también estamos felices de tenerte como amiga, Zip —respondió Edward—. Has hecho que este semestre sea mucho más divertido.
Oliver, observando a sus amigos, se sintió agradecido por la nueva amistad que habían formado. Zip había traído una nueva chispa a sus vidas, y juntos, se sentían más fuertes y más capaces de enfrentar cualquier desafío.
Con el tiempo, la amistad entre Oliver, Edward y Zip solo se fortaleció. Compartieron risas, secretos y sueños, apoyándose mutuamente en todo momento. Y aunque Oliver aún guardaba en secreto sus sentimientos por Edward, sabía que, con amigos como ellos, podía enfrentar cualquier cosa.
Esa noche, al regresar a su dormitorio, Oliver se tumbó en la cama, pensando en el maravilloso día que había tenido. Sentía una mezcla de emociones: gratitud por sus amigos, nerviosismo por sus sentimientos hacia Edward y una creciente esperanza por el futuro. Sabía que Paper School le ofrecía un refugio seguro donde podía seguir creciendo y, con el tiempo, tal vez encontrar el valor para ser honesto con Edward sobre lo que realmente sentía.
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✎★Bajo el cielo estrellado★✎
Sonstiges𝔼𝕤𝕥𝕒 𝕙𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒, 𝕥𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕖𝕤𝕔𝕖𝕟𝕒𝕤 𝕗𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖𝕤 𝕪 𝕧𝕚𝕠𝕝𝕖𝕟𝕥𝕒𝕤, 𝕥𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕒𝕤𝕖𝕤𝕚𝕟𝕒𝕥𝕠𝕤, 𝕤𝕦𝕚𝕔𝕚𝕕𝕚𝕠, 𝕕𝕖𝕡𝕣𝕖𝕤𝕚ó𝕟, 𝕖𝕥𝕔 S𝕚 𝕖𝕣𝕖𝕤 𝕤𝕖𝕟𝕤𝕚𝕓𝕝𝕖 𝕠 𝕣𝕖𝕡𝕦𝕝𝕤𝕚𝕧𝕠 𝕔𝕠𝕟 𝕖𝕤𝕥𝕠𝕤 𝕥𝕖𝕞𝕒𝕤...