La relación entre Oliver y Edward seguía fortaleciéndose día a día. Pasaban mucho tiempo juntos, disfrutando de la compañía del otro y apoyándose mutuamente en sus estudios y en la vida cotidiana en Paper School. Sin embargo, la llegada de Zip a sus vidas también había traído nuevos desafíos.
Zip, con su naturaleza amigable y su energía contagiosa, se había convertido rápidamente en una parte importante de su pequeño grupo. Sin embargo, su cercanía con Oliver empezó a despertar sentimientos inesperados en Edward, que no había anticipado.
Un día, mientras estaban en la cafetería de la escuela, Oliver y Zip estaban sentados juntos, riendo y compartiendo una conversación animada. Edward, que acababa de llegar con su bandeja de comida, observó la escena desde la distancia y sintió una punzada de celos en su corazón. Se unió a ellos, pero no pudo evitar sentirse incómodo.
—Hola, Edward —dijo Zip, sonriendo mientras le hacía un gesto para que se sentara—. Estaba contándole a Oliver sobre esa nueva serie que estamos viendo.
—Sí, es muy interesante —añadió Oliver, sin notar la tensión en Edward—. Deberías verla con nosotros.
Edward forzó una sonrisa y se sentó, tratando de ignorar el malestar que sentía.
—Claro, suena bien —dijo, aunque su voz traicionaba una leve molestia.
A lo largo del almuerzo, Edward no pudo evitar sentir que Zip y Oliver estaban demasiado cerca. Cada risa, cada mirada compartida entre ellos, le hacía sentir más inseguro. Después de la comida, cuando Zip se fue a clase, Edward finalmente tuvo la oportunidad de hablar a solas con Oliver.
—Oye, Oliver —empezó Edward, tratando de sonar casual—. ¿Te has dado cuenta de que pasas mucho tiempo con Zip últimamente?
Oliver, que no había notado el tono preocupado de Edward, asintió.
—Sí, es genial. Me gusta su compañía y siempre tiene algo interesante que decir.
Edward no pudo contener más sus sentimientos y, con un suspiro, se sinceró.
—Oliver, creo que… creo que estoy un poco celoso. Es solo que, cuando estás con Zip, me siento como si ya no fuera tan importante para ti.
Oliver se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Edward acababa de decir. Finalmente, dio un paso adelante y tomó las manos de Edward, mirándolo a los ojos con seriedad.
—Edward, tú eres muy importante para mí. Zip es una gran amiga, pero eso no cambia lo que siento por ti. Eres mi mejor amigo y quiero que sepas que siempre tendrás un lugar especial en mi vida.
Las palabras de Oliver calmaron un poco a Edward, pero aún sentía una sombra de inseguridad. Sin embargo, decidió confiar en Oliver y darle el beneficio de la duda.
—Gracias, Oliver. Solo quería que supieras cómo me sentía. No quiero perderte.
—No vas a perderme —respondió Oliver con una sonrisa—. Prometo que siempre estaré aquí para ti.
Durante las siguientes semanas, Oliver hizo un esfuerzo consciente para equilibrar su tiempo entre Edward y Zip. Asegurándose de que Edward no se sintiera excluido, organizó más actividades en las que pudieran participar los tres juntos.
Un sábado, decidieron ir a un parque cercano a la escuela. Zip trajo una pelota de fútbol y todos comenzaron a jugar. Las risas y los momentos compartidos ayudaron a aliviar las tensiones y fortalecer la amistad entre ellos.
—¡Vamos, Edward! —gritó Zip mientras pasaba la pelota—. ¡Tú puedes!
Edward, sonriendo, corrió hacia la pelota y la pateó con fuerza, enviándola directamente hacia la portería improvisada que habían hecho con mochilas. El gol fue recibido con vítores y aplausos.
—¡Lo hiciste! —exclamó Oliver, abrazando a Edward con entusiasmo.
En ese momento, Edward se dio cuenta de que sus celos no eran necesarios. La conexión especial que compartía con Oliver no podía ser reemplazada. Zip era una amiga maravillosa, pero su relación con Oliver era única.
Después del juego, se sentaron en el césped, disfrutando de la brisa y conversando sobre sus planes futuros.
—Me alegra que hayamos pasado este tiempo juntos —dijo Zip—. Me gusta mucho estar con ustedes.
—Nosotros también disfrutamos tu compañía —respondió Edward, con una sinceridad renovada—. Gracias por ser una buena amiga, Zip.
Oliver, viendo la armonía restaurada entre sus dos amigos más cercanos, se sintió aliviado y feliz. Sabía que siempre habría desafíos, pero estaba seguro de que juntos podrían superarlos.
Esa noche, mientras regresaban a la escuela, Oliver se acercó a Edward y le susurró:
—Gracias por confiar en mí. Eres una parte esencial de mi vida, Edward.
Edward sonrió y, con el corazón lleno de gratitud y amor, respondió:
—Y tú en la mía, Oliver. Siempre estaré aquí para ti.
Con esa promesa renovada, se dirigieron hacia el futuro con una amistad más fuerte y un vínculo que ninguna cantidad de celos podría romper.
El siguiente lunes, durante el recreo, Oliver, Edward y Zip decidieron pasar el tiempo en el jardín de la escuela, donde la atmósfera siempre era tranquila y relajante. Se sentaron bajo la sombra de un gran árbol, disfrutando de una ligera brisa que aliviaba el calor del día.
—¿Qué tal si hacemos una excursión el próximo fin de semana? —sugirió Zip, entusiasmada—. He oído que hay una reserva natural a unos pocos kilómetros de aquí. Podríamos ir a hacer un picnic y explorar un poco.
—Me parece una gran idea —dijo Oliver, mirando a Edward para ver su reacción.
—Sí, suena divertido —asintió Edward, sintiéndose más seguro y cómodo con la presencia de Zip.
Pasaron el resto del recreo planeando su excursión, hablando sobre qué llevar y qué rutas tomar. La emoción por la próxima aventura ayudó a reforzar su vínculo, y Edward se sintió más agradecido que nunca por tener amigos tan comprensivos y considerados.
La semana siguiente transcurrió sin incidentes mayores, y cuando llegó el sábado, los tres estaban listos para su excursión. Se encontraron temprano en la entrada de la escuela, cada uno llevando una mochila con suministros para el día.
—¡Listos para la aventura! —exclamó Zip, liderando el camino con entusiasmo.
La caminata hacia la reserva natural fue agradable, llena de conversaciones animadas y risas. Cuando finalmente llegaron, encontraron un lugar perfecto para su picnic junto a un pequeño arroyo. Desplegaron una manta y sacaron la comida que habían preparado, disfrutando de la serenidad del entorno.
Después del picnic, decidieron explorar los senderos que serpenteaban por la reserva. Descubrieron una pequeña cascada, donde se tomaron fotos y disfrutaron del sonido relajante del agua. La caminata fue una experiencia revitalizante, y cada uno de ellos sintió una profunda conexión con la naturaleza y entre sí.
Al final del día, mientras regresaban a la escuela, Oliver no pudo evitar sentirse afortunado. Tenía amigos increíbles y momentos como estos que compensaban cualquier dificultad. Miró a Edward y Zip, y supo que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre tendrían recuerdos como estos para sostenerse.
Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Oliver recibió un mensaje de Edward.
—Gracias por el día de hoy, Oliver. Me siento mucho mejor y estoy muy feliz de tenerte como amigo. Buenas noches.
Oliver sonrió al leer el mensaje y respondió rápidamente.
—Gracias a ti, Edward. Eres una parte importante de mi vida. Buenas noches.
Con el corazón lleno de gratitud y esperanza, Oliver se durmió, soñando con más aventuras y momentos felices con sus amigos.
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✎★Bajo el cielo estrellado★✎
Ngẫu nhiên𝔼𝕤𝕥𝕒 𝕙𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒, 𝕥𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕖𝕤𝕔𝕖𝕟𝕒𝕤 𝕗𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖𝕤 𝕪 𝕧𝕚𝕠𝕝𝕖𝕟𝕥𝕒𝕤, 𝕥𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕒𝕤𝕖𝕤𝕚𝕟𝕒𝕥𝕠𝕤, 𝕤𝕦𝕚𝕔𝕚𝕕𝕚𝕠, 𝕕𝕖𝕡𝕣𝕖𝕤𝕚ó𝕟, 𝕖𝕥𝕔 S𝕚 𝕖𝕣𝕖𝕤 𝕤𝕖𝕟𝕤𝕚𝕓𝕝𝕖 𝕠 𝕣𝕖𝕡𝕦𝕝𝕤𝕚𝕧𝕠 𝕔𝕠𝕟 𝕖𝕤𝕥𝕠𝕤 𝕥𝕖𝕞𝕒𝕤...