"𝑽𝒂𝒔 𝒂 𝒄𝒂𝒆𝒓...

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-¿Cuándo piensan dejarme libre eh? ¿Acaso no ven que quiero bajarle del pony?- Renegue, mire a Max, quién estaba mirándome con su ceño fruncido. Tenia que controlarme sino me volvía loca.

-Primero te tranquilizas Eva- Sentencio. Ruedo los ojos, aburridísima de esto -Luego vas a oírme, esto de que la competencia se extienda fue idea mía, de verdad comenzó a ser tendencia. Todos hablan de nada más y menos que esta competencia entre ambos, faltaba nada pero ahora decidí ponerte a prueba con los profesores-

-Explicate querido- Dije, impaciente

-Tú y Tom van a competir con profesores y también tendrán una preparación, para ustedes dos, personal claro sino se matan entre los dos. Solicité que tengan un espacio para ustedes en la biblioteca, cualquier libro podéis cogerlo. ¿Bien?- Sonreí, satisfecha y fui abrazarle. Al separarme le sonreí.

-Gracias, te quiero, ¿lo sabes no?- El asiente riéndose -Ahora vámonos al carajo, mueve tu trasero- Bromeo riendo

Con Max salimos de su oficina y así irnos a casa.

(...)

Estábamos viendo nuestras plantas mientras la dábamos de tomar agua con mamá, Lía; Al sentir un par de risas miré atrás mío, viendo a Emma con el Kaulitz, al verme estos me sonrieron apenas y se adentraron al interior de la casa.

-¿Porqué lo trae?- Resople molesta, Lía simplemente se quedó callada viendo sus flores que estaban algo marchitadas. Solté con brusquedad la regadera y me adentre, tenía que saber que pasaba, porqué traerlo si aún no estaban siendo parejas. Y no deberían serlo, somos simplemente enemigos, ningunos nos queremos ¿porqué ellos sí?

-¡Evangelina!- Me detuve al verlo a Max, y a su lado estaba Gordon. ¡Pero...Joder! -Hija, ven un momento. Me encantaría platicar contigo, Gordon quiere saber un poco de ti-.

Solté una risa, como si esto fuese una bromita mala -Max, déjame de...‐

-¡Eva!- El tono de Lía me hizo callar, mamá estaba con su ceño fruncido -Lo siento, Max ella no necesita hablar, está preparándose para las competencias, disculpános Gordon pero ella es tan competitiva...

-Muy- Afirmé mirándolo directamente a los ojos, el solo asintió sonriendo

-No tengo drama, cuando gustes y tengas tiempo para hablar conmigo...llámame, ¿si?- Subi las escaleras, ignorando de sus palabras para empezar realmente a practicar las matemáticas, entretenerme leyendo par de libros que había traído de la biblioteca.

Mire por la ventana y estos estaban en el patio, entre risas hablaban y que bueno, se habían unido todos los Kaulitz. Tom estaba entrando a casa mientras le sonreía a mamá, ella le dio una suave caricia en su hombro así invitarlo pasar con los demás.

-¿Me esperan?- Fue lo que dijo para sonreír todo egocéntrico, apreté mis dientes viéndolo con repulsión, esté alzo su mirada para centrarla en mí y sonreírme ladino.

-¡Maldito!- Grite y me metí nuevamente a la habitación, empecé a concentrarme en ganar porque si planeaba deshacerme de los Kaulitz yo sola y sin oír los consejos de papá, perdía.

Cuando siento que la puerta es abierta; Tom.

-¿Que haces?- Esté se adentro a mi cuarto y cerro detrás de él la puerta, comenzando a examinar todo alrededor. Dando pisadas grandes veía en silencio, y yo, la que estaba apunto de explotar de rabia -Y quién eres para entrar a mi cuarto sin mi permiso...¿Eh?- bufe

-Soy Tom Kaulitz- Me respondió todo presumido aún admirando, por lo que veo, mi cuarto todo ordenado. -Y el mismo que te va a ganar, Evans-

-Evangelina para ti, imbecil- Gruñi. El se volteó, mirándome a los ojos y ceñudo -Sí, la que te va a ganar. Y no serás nadie, simplemente vas a quedar mal, con tu ego todo presumido pero no tendrás nada. Al fin y al cabo voy a ganarte- Sentencie esta vez, segurísima de mis palabras.

-Es bueno que tengas esa fe en ti, me...sorprendes Evans- Ruedo los ojos, al final era un sordo y estúpido. No podría cambiar eso.

-Si Thomas- Demande. El se me acerco más, intentando manternse desafiante y con postura, pero lo que veía es un gran enojo ante mí pronunciación con su nombre, mostré una ladeada sonrisa haciéndolo soltar un fuerte suspiro, que llegó hasta mí rostro.

Golpeo ese aliento a tabaco y menta en mi cara, haciéndome aspirar, disimuladamente, de él.

-No fijas más, si quieres algo de mí solo dímelo, de frente y no a espaldas, muñeca- Intento acercarse más, pero lo detuve poniendo mi dedo índice en su pecho. Alejándolo. -Te aseguró que eres una más de muchas-.

Trague saliva, con dificultad. Miraba sus ojos y me sentía tan...tímida por tener un contacto visual por mucho tiempo, con Kaulitz, mi peor enemigo. Él sonrió, una vez más mostrándose presumido.

Su ego, eso odiaba, que fuese tan presumido...

¡Me hacia mal!

Rompí el contacto visual, y también el silencio, distancia. Camine hasta mi puerta y la abrí, -¡Lárgate!- Demande, mirando afuera del cuarto, esperando que se fuera, y de una buena vez.

-Lo sé, y tu también. Sabes que tengo razón...

-Vete o está vez nadie va a impedir que te de vuelta ese patético rostro de perdedor. Ahora, vete.- Escupí, odiando todo su ser, su sonrisa..

-Vas a caer...

-Seguro- Y cerré la puerta con total fuerza. Haciéndome hervir el rostro de la rabia.

Vas a caer

¡Ya quisieras Kaulitz!

Patético....

𝚄𝚗 𝚜𝚞𝚌𝚒𝚘 𝚓𝚞𝚎𝚐𝚘|| 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora