𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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La popularidad de Carlos comenzó sin que él pudiera hacer algo para evitarlo.

Era su primer año en la secundaria y lo invitaron a participar en unas olimpiadas de matemáticas junto con otros compañeros de su curso. Por supuesto, como eran primerizos en ese tipo de competencias, nadie esperaba que ganaran. Por lo que nadie estuvo preparado para los resultados que se dieron.

En la categoría grupal obtuvieron el tercer lugar, lo que hizo que todos se asombraran ante la "buena suerte" de los chicos. Pero a los pocos minutos se percataron de que la suerte no había tenido nada que ver con ese resultado. Carlos Sainz había obtenido el primer lugar en la categoría individual, además de ser el primer participante en la historia de esas olimpiadas en contestar todas las preguntas y tener todas las respuestas correctas.

Tras ello, Carlos comenzó a ser llamado "el freak de los números" por varios chicos mayores, pero el apodo a él no le molestaba. Sucedía que le gustaban los números. Y aunque no se consideraba un genio, ni siquiera estudiaba mucho para esa asignatura, los números se le daban fácil de aprender.

Por supuesto, tal reputación jamás lo hubiera llevado a la popularidad que ahora tenía. ¿Desde cuándo los más inteligentes eran las celebridades del lugar? La fama le llegó tras, meses después, participar en una triatlón juvenil.

Por alguna razón que Carlos aún no entendía, llegó a oídos del profesor de Educación Física que él desde pequeño practicaba Kung-Fu, aparte de tener nociones básicas del Chi Kung (Aunque admitía que tras dejar españa ya no lo practicaba como se debía). Así que, en la lógica del profesor, Carlos debía tener la suficiente resistencia para lo que una triatlón conllevaba.

Está bien, si había que ser sinceros, Carlos no aceptó participar en su sodicha competencia por pasión al deporte. Lo hizo más que nada porque el profesor prometió rellenarle lo que quedaba de semestre con notas máximas si él se disponía a entrenar como correspondía, incluyendo fines de semanas. Lo que al pelinegro no le pareció mal negocio, por lo que aceptó.

Al final, Carlos representó a su establecimiento junto con otros dos chicos mayores que él. Y aunque no obtuvo el primero lugar en este caso, sí obtuvo el segundo, el que para todos se sintió casi como si hubiera sido el primero. Y fue en ese instante cuando alcanzó el estatus de celebridad en su secundaria.

Y es que una cosa era que él fuera un estudiante destacado y obtuviera siempre buenas calificaciones, pero otra cosa completamente distinta era que también fuera buen deportista. Eso era demasiado talento para una sola persona.

— Joven Carlos, el desayuno ya está preparado — dijo Rubí al ver al chico acercarse al comedor.


— No te hubieras preocupado.

— Por supuesto que sí. Su madre me pidió que lo cuidara.

Carlos sonrió ante el comentario, y comenzó a comer. Realmente odiaba que todos supieran quién era él. Si hubiera sabido que esas competencias lo irían a llevar a la posición que ahora tenía, él jamás hubiera participado en ellas. Por ningún motivo.

No es que fuera un completo asocial (quizás solo un poco), pero no aguantaba a los idiotas con fama, que actuaban casi como semidioses dentro de la secundaria, sintiéndose superiores a todos los demás. Simplemente no lo soportaba. Y haberse convertido de la noche a la mañana en uno de ellos le producía el más absoluto desprecio.

Como contraataque, decidió utilizar sus actitudes más antipáticas y serias para alejar a todos y que lo dejaran en paz. Pero el tiro le salió por la culata ya que, tras ello, todos tenían aún mayor fascinación con él. Daniel se rio en su cara como por un mes tras su fallido asalto. Así que, al final, decidió ignorar todo y a todos, y seguir con su vida. Hasta que, eventualmente, la gente lo dejó de hostigar. No se olvidaban de él, pero tampoco le fastidiaban. Y eso era mejor a nada.

𝓪𝓹𝓹𝓪𝓻𝓮𝓷𝓽𝓵𝔂 𝓱𝓮 𝓵𝓲𝓴𝓮𝓼 𝔂𝓸𝓾 || ᴄʜᴀʀʟᴏꜱ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora