Narra Anakin
Me incorporé rápidamente del suelo y miré el desastre frente a mí. No podía creerlo, no podía ser cierto. Comencé a avanzar hacia los escombros y mi respiración se volvió pesada mientras mis ojos buscaban frenéticos esa encantadora sonrisa, que esperaba que pudiera recibirme y tranquilizarme para asegurarme que todo estaría bien.
—¿Ángel...?
No recibí respuesta.
Mi corazón se encogió, haciéndose añicos al no sentirla en La Fuerza. Desesperado, levanté una de mis manos y varios escombros volaron en dirección contraria, pero seguía sin haber señales de la rubia.
—¡Kaia! —Mi voz resonó por todo el bosque, pero no me importó—. ¡No! Por favor, ángel, tú no...
Mi cuerpo cayó de rodillas frente al cúmulo de rocas y dejé escapar un sollozo. Me sentía perdido, vacío, y más solo de lo que jamás me había sentido.
«Te amo, Anakin Skywalker... Incluso en la muerte»
Sus últimas palabras aún hacían eco en mi cabeza, torturándome, recordándome que no había podido explicarle porqué la había abandonado cuando era lo último que quería. Ahora ella ya no estaba, y jamás sabría lo enamorado que estaba de ella; la amaba con toda mi alma y corazón.
—¿Por qué, Fuerza? Ella era lo último que me quedaba...
Enterré mi rostro en mis manos y dejé que todas las lágrimas salieran sin control, no podía detenerlas y tampoco deseaba hacerlo. Me merecía sufrir, tal y como ella lo había hecho por mi culpa.
Sentí un leve calor rozándome el muslo y aparté las manos de mi rostro para encontrarme con una leve espesura verde que parecía acariciarme con delicadeza. La seguí con la mirada, dándome cuenta de que me estaba tratando de guiar hacia algo.
Me incorporé de inmediato y seguí el rastro que se perdía en el fondo de unos escombros. Toda mi ira y desesperacion se juntaron y las rocas frente a mi se elevaron casi sin esfuerzo, mostrándome el cuerpo de la persona a la que más quería en toda la galaxia. Su espesura salía de su cuerpo inconsciente y la rodeaba como si de alguna forma tratara de que la joven se aferrara a la vida. Solté las rocas lejos de ella y me tiré al suelo para situar su cuerpo entre mis brazos. Mis manos enguantadas acariciaron su rostro y busqué su pulso con una mirada suplicante. Sonreí aliviado al encontrarlo, pero era muy débil e irregular. Si no la ayudaba la perdería.
—No te preocupes, mi vida, te salvaré... lo juro.
Junté nuestras frentes y acaricié su mejilla antes de depositar un cálido beso en su frente y cogerla en mis brazos para comenzar a correr hacia nuestra nave.
Aguanta, ángel, quédate conmigo...
Narra Kaia
Una pequeña cantidad de aire entró en mi sistema y mis pulmones se elevaron, probablemente aliviados del oxígeno que recibían. Ante esta acción, sentí como mi cuerpo comenzaba a funcionar de nuevo y comencé a sentir ciertas partes de mi cuerpo adoloridas.
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Dark Side [Anakin Skywalker]
Hayran KurguLa línea entre el odio y el amor, entre la oscuridad y la luz, es muy fina. El mundo se ve como blanco o negro sin saber que en realidad hay gris; un balance sostenido entre el bien y el mal. «Una vez fui tu aprendiza, Maestro, el único que me alejó...