[En edición]
¿𝓢𝓸𝓷 𝓪𝓬𝓪𝓼𝓸 𝓮𝓵 𝓭𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓸 𝔂 𝓵𝓪𝓼 𝓬𝓪𝓼𝓾𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪𝓭𝓮𝓼 𝓵𝓸 𝓶𝓲𝓼𝓶𝓸?
Una odisea difícil de atravesar embarcará a los personajes en un viaje dónde deberán aprender a confiar en el otro y dejarse guiar por sus insti...
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-Hogar dulce hogar -suspira Tom tras estacionar en la puerta de casa.
-No quiero que te vayas...
-Si quieres puedo entrar por la ventana y dormir contigo -me sonríe sugerente.
Estoy a punto de contestarle cuándo la puerta de casa se abre con tanta fuerza que por poco y es arrancada, Tom desvía la mirada asustado en dirección al porche al igual que yo. Mi padre viene avanzando por el camino de gravas con dos bolsos una maleta, detrás de él sale mi madre pegando alaridos de guerra, despeinada, con su bata de dormir y corriendo lo suficientemente rápido como para llegar a colgarse de la espalda de mi padre.
-¡Mamá! -rápidamente salgo del auto de Tom.
-¡Tú no vas a irte cuando quieras lo haras cuándo yo te lo ordene, asqueroso gusano infiel!
Al oír las palabras que mamá salpica con tanto veneno me quedo paralizada, no son muchos los segundos que transcurren hasta sentir la calidez de mi novio junto a mi y su brazo estirado frente a mi de manera protectora.
-¡Hailey! ¿Puedes creer que el cerdo que te dio el apellido se revuelca con una cualquiera? ¡Estás arruinando nuestra familia, Daniel!
-No Sandie... tú lo hiciste -papá responde con un tono de voz tan bajo que se oye casi como un susurro derrotado -, tú lo arruinaste.
-¡No es cierto! ¡Siempre quise lo mejor para ustedes dos y así me pagan! ¡Tú engañandome con una cualquiera y mi propia hija traicionandome! ¡Par de falsos!
-Yo no te traicione -intento avanzar hasta ella pero Tom se entromete en mi camino sin dejarme llegar, lo observo con mi ceño fruncido.
-¡Claro que si lo hiciste, parásito inconformista, niña desagradecida y altanera! ¡Tú puñalada esta justo ahí! -señala a Kaulitz -¡No puedo creer que decidas seguir con este pandillero y hayas dejado la vida perfecta que podrías haber tenido con Austin! Crié una inútil.
Me safo del agarre que Tom ejerce sobre mi y estoy dispuesta a golpearla, ya no me interesa si es la mujer que me dio la vida, a la desquiciada que está parada en frente de mi gritándo tantas cosas hirientes en mi cara... lo siento, pero no la conozco. Mi mano se eleva por detrás de mi cabeza, pero en cuanto estoy por azotarle una bofetada en su mejilla, Tom me arrastra hacía atrás conteniendome entre sus brazos.
-¡Sueltame! ¡Sueltame Tom!
-No lo haré, primero tranquilízate bebé por favor...
-¡Ja! Estúpido, no debiste meterte en medio de mi hija y yo... jamás -niega Sandie, su rostro destila pura psicopatía -. Será mejor que te cuides bien la espalda, no sabes lo que te espera.
-¡Suficiente Sandie! Deja a los chicos en paz, por favor. Esto es entre tu y yo -grita mi padre.
-¡Entre tu y yo nada pedazo de mierda! Toma todas tus porquerías, vete de mi casa ahora mismo.
