── ⋆⋅Capítulo 38⋅⋆ ──

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-No puede ser ¿Qué rayos hice?

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-No puede ser ¿Qué rayos hice?

Mi reflejo en el espejo me devuelve una penosa imagen que no puedo procesar, mi rostro aún mantiene ciertos golpes que no terminan de desaparecer, mi cabello está sucio y ahora también corto.

Me acabo de cortar mi maldito cabello que tanto cuidé para que crezca largo y sano.

-¿Bebé, estas bien? -llama Tom del otro lado de la puerta.

Creo que de todas formas necesitaba un cambio, hoy en la tarde iré a la cafetería de siempre para hablar con papá, quedamos en reunirnos y ponernos al tanto (o de acuerdo) con todo lo que se nos viene encima desde aquella noche. Mi tía me ha llamado repentinas veces a mi celular, al menos unas diez o quince llamadas por día, mamá también. No pienso contestarles, de momento seguiré utilizando el mismo número de siempre pero a penas pueda lo cambiaré para que dejen de, literalmente, acosarme.

-¿Hailey?

-Si, salgo en un minuto...

Estamos llegando tarde a clases, la madre de Tom se fue hace veinte minutos al juzgado del condado porque le presentaron un nuevo caso.

No puedo llegar a la escuela con el cabello así, maldita sea.

-Necesito ayuda -saco el seguro de la puerta y, al verme, Tom sonríe comprensivo.

-Te cortaste el cabello -afirma parándose detrás de mi y envolviendo mi cintura con sus brazos -, me encanta. Te queda precioso.

-Está desparejo ¿Podrías ayudarme? -le tiendo las tijeras con mi rostro contraído.

Tom las toma con cuidado, antes de empezar a cortar me deja cortos besos en el cuello y mejilla.

-Estoy horrible, no puedo ir así a clases, mi rostro está golpeado -intento no llorar -. Estoy cada vez más loca.

-Si quieres puedes quedarte, no te obligare a ir -él está muy concentrado en hacer que las hebras de mi cabello rubio queden parejas -, pero no puedes esconderte toda la vida. Las cosas están cambiando, ya no estás en aquel infierno y tampoco estás sola.

No le respondo.

Minutos después todo está listo, mi ahora corta melena llega hasta por encima de mis hombros en un corte recto y con movimiento, no me disgusta la verdad. Si voy a aparecer en público tendré que maquillarme, no tengo ganas de salir de aquí pero otra opción no tengo.

Tom tiene razón, no puedo esconderme toda la vida.

Además, por más dramas que me rodeen la escuela es mi responsabilidad, no puedo simplemente dejar de ir porque mi vida cotidiana esta un tanto... desordenada. Meto en mi mochila mi pequeño neceser de maquillaje para retorcarme el rostro durante el viaje y me apresuro a llegar hasta el jardín delantero. Tom estaba sacando el auto con me ve acercarme cabizbaja.

Love Is Dead |Tom Kaulitz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora