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(Leer descripción)
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───¡Duxo! vinieron por ti
La voz resonó en su mente mientras se despidió de sus compañeros con un gesto rápido. Caminó hacia el portón y, al llegar, se detuvo en seco. No era su madre quien había venido, sino el novio de ella. La sorpresa lo tomó desprevenido, pero rápidamente se recompuso.
Aunque la relación entre ambos no era la mejor, sabía que no era un tipo malo . . . Aun así, el nudo en su pecho creció mientras se dirigía al auto, esforzándose por no pensar en la incomodidad del momento. Sin decir nada, se subió, sintiendo que la tensión lo envolvía como una sombra.
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Al llegar a casa, Duxo y el hombre entraron en completo silencio, el ambiente cargado de una calma tensa. Duxo se dirigió hacia su habitación, anhelando la tranquilidad de su espacio. Sin embargo, antes de llegar, sintió cómo alguien lo detenía, sujetándolo por la mochila.
───¿Quieres jugar un juego?───preguntó el hombre, con un tono casi casual.
Duxo se giró lentamente, sus ojos encontrándose con los del hombre que lo observaba desde la puerta. La media sonrisa en su rostro no parecía inquietante. Durante un instante, sintió una pequeña duda, pero la apartó rápidamente.
Era el novio de su madre; debía ser de confianza, ¿verdad?
El hombre hizo un gesto con la cabeza, indicándole que lo seguía. Sin pensarlo demasiado, Duxo lo acompañó hasta un cuarto cercano. La atmósfera era tranquila, y con la inocencia que aún lo envolvía, no pasó por su mente ningún mal.
───¿Y ahora qué debemos hacer?───preguntó el menor.
───Solo hay una regla, no debes decirle nada a nadie, ¿ok?
Duxo asintio, sus pensamientos dispersos, sin procesar realmente el peso de aquellas palabras. El ambiente, que había sido tranquilo hasta hace unos momentos, cambió abruptamente cuando sintió las manos del hombre sobre sus piernas. El contacto lo tomó por sorpresa, y una corriente de frío recorrió su cuerpo.
El pánico lo invadió, un miedo visceral que se apoderó de él. Un pánico instintivo lo envolvió, y con todas sus fuerzas empujó al hombre lejos de él; sintiendo su corazón martillarse frenéticamente. La situación que antes parecía inocente se había transformado en una pesadilla.
El hombre, furioso, se levantó rápidamente, lanzando gritos que llenaron el cuarto. Antes de que Duxo pudiera reaccionar, las manos del hombre lo atraparon por las muñecas, apretándolas con una fuerza brutal. Duxo sintió cómo las lágrimas comenzaban a fluir incontrolablemente, su cuerpo temblando mientras intentaba liberarse de aquel agarre.
Intentó liberarse, por más que se esforzaba, no tenía la fuerza suficiente. Los sollozos ahogados acompañaban su desesperación, su mente inundada por el terror era casi imposible; a pesar de sus esfuerzos desesperados, solo era un niño frente a la fuerza implacable del hombre.
───¡Suelteme, por favor!───imploró Duxo, su voz quebrada por el terror.
───No debiste hacer eso, pequeñín───respondió.
Sin poder evitar lo inevitable, sintió cómo su inocencia se desvanecía, arrebatada cruelmente a la edad de tan solo ocho años.
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Cuando el hombre terminó su "juego", lo hizo con una precisión escalofriante. Sin emoción alguna en su rostro, comenzó a arreglar la habitación como si nada hubiera ocurrido, mientras Duxo, tembloroso, permanecía sentado en la cama. Su corazón latía descontrolado, el miedo inundando cada rincón de su ser. La habitación parecía más oscura, más opresiva.
Con una mirada fría y distante, el hombre lo ordenó con voz dura y sin compasión: "Siéntate ahí, no te muevas". Duxo, apenas consciente de sus propios movimientos, obedeció, sintiéndose como un simple objeto bajo la atenta observación del hombre.
Antes de salir, el hombre se giró una vez más y, con una voz seca y amenazante, le dijo: "Si me entero de que le has dicho algo a alguien o a tu madre, yo mismo te mataré. Y, por cierto, qué lindos ojos tienes". Luego, cerró la puerta con un golpe que resonó en la pequeña habitación, dejando a Duxo solo con su miedo. Su cuerpo temblaba, y su mente luchaba por procesar lo sucedido, atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar.
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˜"*°•.Mi Maldición; Ojos lilas𓂀.•°*"˜
De Todo"¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘵𝘢𝘯 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰 𝘦 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘤𝘪ó𝘯?". . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Edad de los protas: Aquino: 16 Duxo: 15 ...