XX.- La Cita

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Stiles bostezo cansado, había mucho ruido en la mansión y él se había tomado el día por obligación de Derek así que fue el último en despertarse. No le importó y bajó al primer piso aun en su pijama que consistía en una playera negra de Derek de manga corta y unos pantalones cortos.

— Buenos días, bello durmiente. — se burló Chris al ver como su hijo caminaba al refrigerador mientras se rascaba el estómago de manera distraída.

— Hace años que no dormía tanto y sigo con sueño. Eso es molesto. — dijo Stiles tomando la leche y luego devolviéndola. Se acercó a la cafetera y llenó una taza y se la tomó de un sorbo.

— Así pasa cuando no has descansado en un buen tiempo. ¿Ahora entiendes porque Derek te obligó a tomarte el día?

— Se siente raro. No me gusta no hacer nada.

— Lo sé, pero solo disfruta de tu día, quédate en cama y no pienses en ser la luna de la manada o el líder.

Stiles sonrió y se sentó frente a la barra.

— Esta bien, papá.

— ¿Quieres que te haga de desayunar?

Stiles asintió y se quedó embobado viendo a su padre moverse en la cocina. Se sentía como un niño de nuevo viendo a su papá tararear mientras hacia su desayuno. Siempre había extrañado su infancia, cuando las cosas no eran complicadas, cuando era un niño inocente que amaba ver a su padre hacerle su desayuno, su hermana riendo a su lado. Su infancia siempre fue su recuerdo más hermoso.

Allyson sonrió antes de salir de la mansión. Ella pudo ver la felicidad en los ojos de su hermano.

*

Scott sonrió con ternura al ver a Allyson sonreír con cariño con las chicas, ella ser veía muy feliz y le daba mucho gusto verla disfrutar de las cosas como cuando eran adolescentes.

El latino se acercó sosteniendo una rosa de manera delicada pero con fuerza.

— Creo que ya llegaron por ti, Ally. — le dijo Lydia con ternura.

Al fin sus amigos podían ser felices.

— Jamás pensé ver de nuevo a Scott siendo tan asqueroso tierno. — dijo Erika al ver a su amigo.

Allyson sonrió y se despidió de las chicas.

— Hola, Scott.

— Hola, Ally. — le entregó la rosa y luego le ofreció su brazo — ¿Vamos?

— muchas gracias, dulce caballero. — tomó su brazo — Muero de hambre.

Scott rio levemente.

*

Derek suspiró al ver la carga de trabajo de su chico, miró la fotografía en su escritorio y se calmó. Ahí estaban él y Stiles juntos, abrazados y viéndose a los ojos.

— ¿En qué tanto piensas, hermanito? — le preguntó Cora mientras entraba a la oficina.

— En Stiles.

Cora sonrió y se sentó enfrente del escritorio.

— Siempre piensas en él.

— Es el amor de mi vida.

— Algo me dice que estás pensando en como vas a dar el siguiente paso. Bueno... en realidad vi el anillo.

Derek negó con la cabeza y sacó una pequeña cajita donde había un anillo de compromiso.

— Desde que decidimos volver al pueblo me decidí a pedirle matrimonio cuando las cosas se calmaran. Creo que ahora que Allyson estaba bien puedo dar el siguiente paso.

— Stiles va a aceptar, ustedes se aman más allá del lazo que pueden tener como compañeros.

— Eso espero, la verdad estoy bastante asustado.

Cora sonrió.

— Hay pocas cosas que recuerdo de mamá y papá, pero recuerdo que ellos decían que el verdadero amor era increíblemente terrorífico, daba miedo pero era porque nos importaba tanto la otra persona que no queremos alejarnos y que puedan irse nos duele. Pero también recuerdo las miradas que ellos se daban, la manera en que se hacia reír. — sonrió y tomo la mano de su hermano — Cuando te veo a ti y a Stiles puedo ver esa chispa de nuevo y lo único en lo que puedo pensar es que así es como se ve el verdadero amor y espero que así nos veamos Isaac y yo. — le dijo Cora con cariño.

— Gracias, hermanita. Y no te preocupes, Isaac esta completamente loco por ti.

*

— ¿De verdad casi causan una mini guerra cuando conocieron a los cazadores de sombras? — preguntó Allyson con diversión.

Scott le había estado contando algunas de las cosas que vivieron después de que se fueron del pueblo. Como su vida cambio cuando decidieron quedarse en el pueblo de Deucalion y como Stiles fue cambiando con el paso de los días.

— Solo queríamos proteger a Sti, la verdad en ese momento nuestros lobos ya lo consideraban la luna de la manada y teníamos miedo de que algo les sucediera. Además, los chicos olían diferente, era extraño y los sentíamos como una amenaza. A veces los instintos apestan.

— Tranquilo, yo no soy una loba, pero me siento que soy así cuando siento a alguien diferente y que puede dañar a los que amo. Cuando éramos niños Sti siempre me protegía, pero a veces me volvía un poco loca cuando intentaban hacerle daño.

— Eso es tierno.

— ¿Cómo te sentías con otra manada?

— Al principio fue un poco extraño, pero luego me sentí en sintonía. No es como si viera a Deucalion como mi Alfa, más bien se convirtió en el tío de la manada y todos sus betas eran nuestros primos. Se volvió algo común pasar tiempo juntos y no sé, me gusto.

— Pero ahora tienes una gran manada, una gran familia.

— Sip. Me gusta mucho, me siento feliz.

— Quiero sentirme un poco como tú.

Scott sonrió y tomó la mano de la chica.

— Y te sentirás así, solo dale tiempo a las cosas. Siempre has sido manada y lo seguirás siendo.

— Gracias, Scotty. — dejó caer su cabeza sobre el hombro del lobo.

El lobo sonrió y disfrutó de la calidez de la chica, su chica, porque esa chispa seguía ahí. 

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