Los Argent

Epílogo

— No pueden. — dijo Noah de veinticuatro años mientras miraba a sus hermanitas de quince años.

Leslie y Thalia había heredado la belleza de sus padres, ambas eran castañas de ojos whiskey, aunque Laura tenía el cabello más oscuro, las dos tenían la piel bronceada de Derek que era cubierta por hermosos lunares.

— Pero... ¡hermano! — se quejó Laura haciendo un pequeño berrinche.

— ¿Ahora qué sucede con nuestras pequeñas fieras? — preguntó Javier de veintidós años entrando en la habitación viendo a sus hermanitas con diversión.

Las chicas tenía el espíritu travieso de su pops cuando era niño, ellas eran carismáticas, sarcásticas y les encantaba meterse en problemas que normalmente sus hermanos mayores y tío terminaban solucionando. La gemelas seguían sabiendo que tenían a los mayores comiendo de las palmas de sus manos. Claudia solía burlarse mucho de eso, amaba ver a sus primos comportarse como unos idiotas, aunque ella no se quedaba atrás con sus adorables hermanitos un años menores que las gemelas. Leonardo y Carlos Mccall eran dos pequeños idénticos a su madre: ambos castaños de profundos ojos avellana y piel pálida, claro que tenían los rizos adorables de su padre.

— Quieren ir a una fiesta con Lucian y Ciel. Esos gatos solo están detrás de sus huesitos.

Las chicas bufaron.

Lucian y Ciel, eran los hijos de Nico y para desgracia de los hombres Hale, eran los compañeros de las niñas.

— Oh, esos gatos.

— Solo se creen mucho porque pops y papá están de vacaciones por su aniversario. Es injusto que se queden a cargo. — se quejó Laura frunciendo el ceño.

— Soy el futuro Alfa de la manada, tengo ese derecho. — dijo Noah como si fuera lo más obvio.

— Y yo soy su mano derecha. — le siguió Javier.

— Niñas, no les hagan caso. Ustedes vayan a la fiesta, sigo siendo de mayor "estatus" de todos aquí. Yo lo hablaré con Mica cuando vuelva. Oh, por cierto lleven a mis niños con ustedes, se que estarán emocionados por ir a la fiesta. — les dijo Allyson entrando a la oficina.

Allyson se había vuelto una mujer mucho más elegante y respetada, seguía mostrando esa aura de poder, pero ahora también había sabiduría en ella. Los cachorros sentían su autoridad a pesar de que no fuera la Alfa de la manada, pero por algo era la mano izquierda de Stiles.

— ¡Gracias, tía Ally! — dijo Laura emocionada mientras tomaba la mano de su hermana.

— ¡Eres la mejor! — dejó un beso en la mejilla de la mayor y salió corriendo junto a su hermana.

— Pero... tía Ally. — se quejó Noah algo asustado.

La mujer alzó una ceja y se sentó frente al escritorio de su sobrino.

— Sé que ustedes tienden a ser bastante sobreprotectores como Derek, en especial con las niñas, pero ustedes como yo sabemos que ellas estarán a salvo con los chicos. Si siguen interfiriendo entre el amor de compañeros van a perderlas para siempre. — suspiró — Son demasiado Argent para su bien, testarudos y necios. — se quejó la mujer mientras negaba con la cabeza.

— No me gusta, ellas son nuestras princesas.

— Pero tienen que aprender que ellas están en la edad que quieren estar con sus amigos y no siempre iban a estar detrás de sus hermanos. — sonrió con ternura — Ella siempre van a ser sus princesas. ¿No lo han notado con su padre y conmigo?

Javier suspiró. Era verdad, a pesar de los años su pops y su tía seguían siendo tan unidos como cuando eran niños. No importa que cada uno llevara su vida y tuviera a sus familias, ellos seguían siendo hermanos.

— Trataremos de relajarnos. — dijo Noah derrotado mientras Javier asentía.

Allyson sonrió con satisfacción y se levantó no sin antes acariciar el cabello de sus sobrinos.

— Van a guiar a la manada mucho mejor que nosotros, solo que todavía tienen mucho que aprender cachorros. — les dijo Allyson mientras salía de la oficina.

Ahora es tiempo que ellos vivan sus propias aventuras y problemas. Ellos habían terminado su trabajo y ahora se dedicarían a verlos disfrutar de su futuro.