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Spreen se había ido a su pais despues del chupi, pero segun el a la gente le gustó verlo con mas personas así que va a venir de nuevo. Ese día era hoy, me había pedido que lo recogiera del aeropuerto y poderlo llevar al hotel, pero me sentía mal. Nadie se había ofrecido a traerlo y quería que se sintiera comodo y bienvenido en Mexico, así que pensé en una locura.

-Spreen, estaba pensando...- intenté analizar mejor la situación pero no se me ocurria nada mas para ayudarlo -¿Y si te quedas en mi depa?- le pregunté.

-No hay problema, tengo reserva en mi hotel, no te quiero incomodar- me aseguró, pero yo seguía insatisfecha.

-Insisto, quiero que te sientas lo más bienvenido posible- dije con una sonrisa orgullosa, de alguna manera sentia su mirada en mi por varios minutos.

-¿Me prometes que no voy a estorbar?- preguntó Spreen un poco inseguro.

-Dalo por hecho, no podrías estorbarme ni aunque quisieras y ademas, puedo ser tu guía exclusiva en Mexico- con eso lo convencí.

-Dale, pero dejame cancelar mi hotel- ahora me sentía un poco preocupada por la convivecia en mi depa, tendría que dormir en el colchón que no tengo.

Spreen canceló su reserva en su celular, mientras yo soportaba un espectacular trafico en camino a mi depa, paré en alguna tienda para comprar mi cama por los siguientes días y sin que Spreen viera que era lo metí en la parte trasera del carro. 

Unos minutos despues (me gustaría decir que fueron pocos pero estaría mintiendo), llegamos a mi departamento, facilmente podríamos vivir juntos aquí, si fueramos algo pero no somos nada entonces no tengo que pensar en eso.

-Hogar dulce hogar- dije abriendo la puerta de mi depa, dejando el colchón que compre en la mesa del comedor.

Spreen admiraba la vista, parecía niño pequeño en un lugar desconocido, siempre tenía el miedo de que alguien llegara de imprevisto y viera desorden así que tendia a recoger mi caos en cuanto lo hacía.

-¿Tenes toc verdad?- pregunto Spreen ensimismado.

-No, solo me conozco- caminé a su lado -sé que si no lo hago en ese momento, no lo hago nunca- mientras decía eso me dí vuelta para verlo, dandome cuenta de que aun tenía su maleta en manos -Permiteme tu maleta, la podré en tu habitación- el seguía con la misma expresion, mirandome de una manera especial.

Unos segundos reaccionó y me dió su maleta para seguirme a su habitación, es decir, mi habitación, pero mi decoración me delató.

-Esperá, este es tu cuarto- afirmó -¿Vos donde vas a dormir? te dije que no quería estorbar- no se veía molesto, solo tenía un semblante serio.

-No pasa nada, tengo un colchón, no hay problema- dije intentando reconforarlo.

-Vos dormis en la cama y yo en el colchón- negoció.

-No hay manera de que tu no duermas en la cama- insistí.

Pareció pensar unos pocos segundos.

-Entonces, duerme conmigo- propuso con una sonrisa de lado, con aire travieso.

-Spreen- le reproché.

-______, así estamos los dos contentos- alzó sus mans en señal de inocencia.

Lo pensé por un segundo, siempre y cuando ninguno de los dos cruzara una linea, todo estaría bien. No desconfió de Spreen, no me malinterpreten, pero no estoy acostumbrada a dormir con otra persona en mi misma cama. 

¿Quien dijo que sería facil? Roier, Spreen y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora