Segundo paso II

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Momo escucho el timbre de notificación de su teléfono con un mensaje de su criada, diciéndole que ya tenia todo listo y preguntándole donde y cuando debía entregarselo.

Momo respondió diciendo que iría por el en una hora más, afuera de los dormitorios, pues sólo le faltaba una clase para terminar con la jornada escolar.

Espero pacientemente escuchando todo lo que decía el profesor y tomando apuntes—aunque por dentro estaba muriéndose por dormirlo y salir de una vez por todas del maldito salón.

Así pasaron otros 30 minutos que parecieron eternos hasta que se escuchó la bendita campana.

Se levantó como alma que lleva el diablo y se despidió bruscamente de Todoroki con un zape en la cabeza y salió corriendo en dirección a los dormitorios.

Cuando llegó, ahí estaba su sirvienta, con dos cajas grandes en las manos.

Le agradeció y las tomó metiéndose rápido a los dormitorios despidiendose de ella.

Se metió al ascensor con prisa. Cuando llegó a su piso, abrió su cuarto con dificultad—pues con dos cajas en las manos no era tan sencillo pasar una tarjeta—y entró con las cajas, acomodandolas en una esquina de su habitación.

Las dichosas cajas contenían toda la mercancía picante de una tiendita de la esquina—y varios platillos picantes recién hechos por su chef privado—, pues con dinero todo se podía. Momo compro toda la tienda y ordenó a su criada traer solo las comidas y frituras picantes, —y algunos pastelitos y postres dulces—junto con varias bebidas que venían en hielos para más agrado del cenizo.

Había de todo, desde papitas "flamin hot" de todas las marcas, hasta platillos de curry picante recién hechos—y botellas con diferentes salsas.—

Las bebidas—y postres dulces—venían en algún tipo de cápsula que adentro contenían todo tipo de bebidas—menos alcohólicas claro está—desde refrescos hasta agua helada simple.

Ordenó un poco su habitación, tendió su cama y acomodó unos cojines mullidos y una mesita de madera en el centro del cuarto con  la televisión en frente.

Después de eso ordenó sus apuntes en la mesa y unos cuantos instrumentos de trabajo, todo perfectamente acomodado.

Se cambió el uniforme—pues con tanta prisa no se había dado cuanta que aún lo tenía puesto—a unos cómodos shorts blancos con una camiseta color lila y unas calcetas grises.

Justo cuando iba a salir de su cuarto a buscar al cenizo, este entró de una patada y Momo lo analizó con la mirada.

Traía una camiseta negra manga corta y unos pants del mismo color con unas calcetas blancas, su ceño no estaba tan fruncido como otras veces y la miraba fijamente.

— ¿Que me ves?

— Nada

— Ah, ¿ya tienes tus jodidos apuntes?—pregunto entrando por completo y cerrando la puerta de otra patada, sentándose descaradamente en el cojín rojo supuso era para el, sin rastro de vergüenza, pues, de cierta manera, sentía mucha confianza con la chica y cierta comodidad.

Momo lo interpretó como signo de confianza y esbozó una gran sonrisa.

— Si si, ya tengo todo, ¿haremos el trabajo en hojas blancas no?

— Lo que sea—dijo sacando unos cuadernos por arte de magia y acomodandolos sobre la mesa.

La chica hizo su sonrisa más grande ser posible y se pusieron a trabajar.

Estuvieron hablando y escribiendo prácticamente 4 horas seguidas y estaban cansados y ciertamente algo hartos.

— ¿Y si tomamos un descanso Bakugo-san?—pregunto cómo base para su siguiente paso.

¡Yo te ayudare todoidiota! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora