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𝖤𝗉𝗂𝗌𝗈𝖽𝗂𝗈 𝖽𝗈𝖼𝖾. « 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰𝘴 𝘹 𝘢𝘨𝘳𝘪𝘥𝘶𝘭𝘤𝘦𝘴 »
❝ 𝖤𝗅 𝗉𝖺𝗌𝖺𝖽𝗈 𝗌𝗂𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾 𝗂𝗇𝖿𝗅𝗎𝗒𝖾 𝖾𝗇 𝗍𝗎 𝗉𝗋𝖾𝗌𝖾𝗇𝗍𝖾. ❞
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Flashback ↴ Edad: 5 años.
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El atardecer teñía el cielo de tonos anaranjados y violetas, un hermoso paisaje de fondo para una realidad totalmente opuesta.
En el amplio jardín de la mansión Miyazaki, Kamy se encontraba frente a su hermano Myko, ambos en posición de combate. Pero hoy no practicaban sus habilidades de asesinos; hoy, su padre Shyo les había dado una tarea diferente.
⸻La paciencia es tan letal como el filo de un cuchillo. ⸻ Habló el mayor. ⸻Hoy, aprenderán el arte de la caza.
Con arcos en mano y flechas tras su espalda, los hermanos, tras oír las indicaciones breves de su padre, se adentraron en el bosque que rodeaba su hogar. La caza era un principio en su vida: acechar sin ser vistos, esperar el momento perfecto, y cuando llegara, atacar con una precisión mortal.
Kamy sentía la adrenalina correr por sus venas mientras seguía las huellas de un escurridizo ciervo. Myko, a su lado, observaba rastros que para otros pasarían desapercibidos: una rama rota, un mechón de pelo, la tierra removida. Eran claros rastros de vida que pronto serían silenciados por la muerte.
El ciervo finalmente apareció, quieto sobre el cesped, majestuoso, totalmente ajeno a su destino. Los hermanos intercambiaron una breve mirada; no había necesidad de palabras. Se separaron, moviéndose con una fluidez aprendida tras vivir tantos años entre las sombras, se detuvieron en cuanto estuvieron en posición.
La pelinegra respiró hondo, dejando que la calma la inundara. La tensión del arco entre sus manos ocupaba toda su atención, no podía fallar. Miró al ciervo, y por un breve instante, sus ojos entrecerrados se encontraron con los del inocente animal. En aquel trágico momento había algo de belleza, esa conexión efímera entre el depredador y su presa, la clara diferencia entre ser cazador y ser cazado.
