𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖔

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— ¡Puje princesa!

Los gritos de la heredera al trono de hierro resonaban a través de los pasillos de la Fortaleza Roja. En la madrugada, Rhaenyra había iniciado el trabajo de parto correspondiente a su segundo embarazo; se dice que el segundo es más rápido, pero el sol ya había bañado cada rincón de King's Landing y el pequeño recién comenzaba a coronar.

— ¡Ya veo la cabeza, su alteza!

— Tu puedes Rhae. — Alentó su esposo, Laeron, quien la acompañó en este trabajo desde el inicio.

La princesa respiró profundo y nuevamente pujó; aún no podía creer que a tan solo tres meses de haber dado a luz a su primer hijo, había vuelto a quedar embarazada, al menos la consolaba el hecho de que sus pequeños no se llevarían tanta diferencia.

Nuevamente Rhaenyra inspiró para pujar una última vez, hasta que finalmente el llanto inundó la habitación, dejándose así recostar unos segundos para luego reincorporarse y observar al maestre que se acercaba con el recién nacido.

— Felicidades princesa. — Le dijo entregándole al bebé. — Es una niña, sana y con buenos pulmones. — Agregó al ver que la pequeña seguía llorando con fuerza.

— ¿Niña?— Exclamó sorprendida y emocionada la mujer de pelo blanco, tomando en brazos a su hija. — Pequeña...

— Sus altezas...— Llamó una de las doncellas a la pareja. — ¿Han pensado un nombre?

— A la princesa le gusta Visenya, así que...

— Alysanne. — Interrumpió Rhaenyra sin dejar de ver con una sonrisa a su pequeña recién nacida que había dejado de llorar y ahora dormía plácidamente. — Ese será su nombre.

Las personas a su alrededor sonrieron ante el nacimiento de una nueva princesa para pronto comenzar a limpiar y darles espacio a la pareja. Laenor miraba a su esposa sonreírle a la bebé dormida, así que se acercó a su lado, sentándose con ella.

— ¿Alysanne?— Inquirió el peliblanco curioso. — Creí que no cambiarías de idea.

— Simplemente no tiene cara de Visenya. — Respondió ella encogiéndose de hombros.

— Así que su cara te dijo Alysanne. — Dijo el heredero de Drifmark con diversión. — ¿Quieres que lo llame?

— En cinco minutos, aún estoy recuperando fuerzas.

Laenor asintió observando a la reciente madre acariciar con círculos la pequeña espalda de la niña.

Desde que la tomó en brazos, Rhaenyra no había dejado de observar su dulce rostro; era aquel sueño que siempre añoró y ahora se había hecho realidad. Pero como toda burbuja, esta es reventada en segundos. Una de las sirvientas interrumpió el ameno momento para hacerles saber que su majestad, la Reina Alicent, solicitaba ver en ese instante a la pequeña nacida por lo que esperó a que se la entregaran.

Claramente la princesa no iba a permitir que alguien más se llevase a su hija sin su supervisión, y mucho menos a la que antiguamente consideró una amiga. Por lo que sin más se colocó de pie, envolviendo con ternura a su hija y comenzó a salir siendo seguida por su esposo que protestaba que aún debía descansar pero ella simplemente salió del cuarto caminando hacia los aposentos de la reina.

— ¿Por qué querrá ver al bebé?— Inquirió el Velaryon una vez que logró colocarse a su lado y la tomó del brazo para darle estabilidad. — Con Jace no pidió verlo inmediatamente.

— Cuando lo hizo se llevó una sorpresa. — Le espeto ella con disgusto. — Estoy segura que desea corroborar que no haya sucedido de nuevo.

— ¿Y es así?— Preguntó esta vez el hombre.

•𝑯𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅• |𝕬𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora