¿𝑷𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂?
Tras el altercado entre ser Harwin y ser Cole en la hora del entrenamiento de los niños, y también tras una charla con su esposo, Rhaenyra había estado maquinando como solucionarlo. Tenía que lograr que de alguna manera alguna alianza de algún tipo con la mujer que alguna vez llamó amiga.
Incluso aún en la reunión del consejo de ese día seguía pensándolo, a pesar de haber tenido una pequeña discusión por el tema a tratar en el consejo. Pero sabía que debía relajar un poco la tensión en esa relación, por lo que antes de que todos se retiren, decidió hablar.
— Esperen, quisiera hablar. — Viserys al oírla, pidió a todos el mundo que se sentara, entonces la princesa observó a la mujer frente a ella para comenzar. — He notado el conflicto entre nuestras familias últimamente, mi reina... Y si mi familia la ha ofendido, me disculpo. — Hizo una pausa por un momento. — Pero somos una casa, y mucho antes de eso éramos amigas. — Como nadie dijo nada, ella continuó hablando. — Mi hijo Jacaerys heredará el trono después de mí, propongo comprometerlo con su hija Helaena; seamos aliados, una vez por todas. — Sentenció finalmente, aunque que agregó. — Para que reinen juntos.
— Una propuesta acertada. — Celebró el rey Viserys.
El hombre miró a su esposa que simplemente soltó una risa irónica.
— Además, si Syrax nos entrega una nueva nidada, su hijo Aemond podría elegir entre ellos. — Añadió Rhaenyra tras haberse enterado lo ocurrido en la fosa. — Un símbolo de buena voluntad.
Si bien Alysanne no le dijo a su madre en primera instancia; cuando ella se enteró, ahí decidió comentarle que se sentía un poco triste por su amigo y que deseaba poder hacer algo, aunque no tenía alguna manera de lograrlo.
Alicent se mantuvo en silencio analizando sus palabras; ciertamente, hablando del lado de la política, no era una mala proposición, pero es claro que su orgullo no quería permitírselo. Pero cuando le estaba por contestar, ella notó la mancha en el vestido de la princesa, por lo que desvió su mirada un tanto incómoda.
— Rhaenyra...
La princesa vio su mirada con confusión y entonces bajo su vista a su pecho, por lo que al instante se cubrió con sus propios brazos a la vez que maldecía a los Siete Infiernos y nuevamente se sentaba en su lugar con todos los pares de ojos puestos en su persona.
— Mi amor, un huevo de dragón es un regalo muy preciado. — Le dijo Viserys con una sonrisa.
— El rey y yo agradecemos su oferta, lo consideraremos apropiadamente. — Sentenció Alicent para luego centrarse en el rey. — Debes descansar, esposo.
De esa manera se dio por finalizado la reunión de ese día por lo que los monarcas salieron de la sala juntos para dirigirse a la habitación del hombre, mientras hablaban de la proposición que hacía un momento la princesa heredera. Y claro está, que a la mujer no le agradaba la idea.
— Que dulce habla el zorro cuando lo han acorralado los sabuesos.
— Ella es sincera. — Le señaló su esposo.
— Está desesperada. — Refutó ella. — Siente como la tierra se sacude bajo sus pies... Espera que ignoremos sus transgresiones y que case a mi única hija con uno de sus...— Hizo una pausa, buscando la manera de decirlo. — Hijos poco agraciados.
— Es una buena propuesta, mi reina, somos una familia. — Dijo Viserys convencido con la idea. — Dejemos a un lado estas querellas infantiles... Incluso podría agregar un nuevo compromiso.
— ¿Cuál? — Alicent detuvo sus pasos esperando la explicación.
— Aemond y Alysanne. — El rey observó la confusión en el rostro de su esposa. — Sé que lo lógico sería Aegon y Alysanne, pero, aunque los niños intenten disimular todo el mundo ha notado su acercamiento del último mes. — Alicent hizo una mueca. — Creo que los únicos que no se han enterado, son sus propios hermanos. — Como ella seguía sin decir nada, él continuó si discurso. — Unámonos y seamos más fuertes.
— Puedes hacer lo que quieras, esposo...— Viserys estaba por creer que ella aceptaría, entonces la mujer siguió hablando. — Cuando me haya enfriado, en la tumba.
— Alicent...
Pero la reina ya se había alejado de él, ignorando su petición de volver a hablar sobre la situación.
----
Ya era la tarde y Alysanne se encontraba sentada bajo el árbol en el que su madre le había contado tantas historias; se había llevado un libro y algunas hojas para escribir lo que leía. Era un clima agradable y por eso había decidido salir un tiempo al aire libre.
Estaba tan concentrada que no se había dado cuenta de que alguien caminaba hacia ella, hasta que esa persona se sentó finalmente a su lado y ahí le prestó atención.
— Aemond. — Dijo con extrañeza. — ¿Qué sucede?
— Mi padre.
— ¿Mi abuelo? ¿Qué hay con él? — Alysanne al instante se preocupó. — ¿Se encuentra bien?
— Si, no eso. — Negó rápidamente él. — Oí a una sirvienta decir que otra escuchó que mi padre le propuso a mi madre un matrimonio arreglado.
— ¿El de quién?
— El mío...— Aemond la miro fijamente. — Y tuyo.
La niña se encontraba confundida con sus palabras. ¿A qué se refería con aquello? Y entonces con lentitud ella comenzó a comprender lo que decía, viéndolo con profunda sorpresa en su rostro.
— ¿Nosotros? — Él asintió a sus palabras. — ¿Por qué?
Aemond se encogió de hombros, esa parte no logró escuchar, solo la proposición que le habían hecho a su madre; era entendible que la hija mayor y única de la princesa sea prometida a un hijo del rey, pero tendría más sentido si era primogénita con primogénito y claro está que él era un segundo hijo, por lo que eso él no comprendía como podía beneficiar al reino con aquella inesperada unión.
Por su parte, a Alysanne no le había agregado mucho la idea, no por la pareja propuesta, sino era que apenas era una niña y todavía ni siquiera había sangrado por primera vez, y ya andaban buscando comprometerla. Por lo que decían, su propia madre no estaba enterada y la verdad esperaba que aún no lo permitiera.
Ambos sentían disgusto por aquella decisión; de nuevo, no por la pareja, sino porque el momento aún no era el adecuado. Además, el niño sabía que no tenía nada que ofrecerle, ya que él siendo un segundo hijo no heredaría nada o al menos no algo importante, tampoco tenía un dragón que le pidiera ofrecer seguridad.
— ¿Tu madre aceptó? — Preguntó Alysanne después de un tiempo en silencio.
— No lo sé. — Dijo el niño de cabello platinado con honestidad. — ¿Sería tan malo que lo hiciera? — Él no la miraba, pero necesitaba saber su punto de vista. — No tengo dragón, ¿aceptarías como esposo a un hombre sin dragón.
— No es algo importante que lo tuvieras o no, Aemond. — Señaló ella sin verlo tampoco. — Lo importante es tener una unión, al menos en una amistad. — Hizo una mueca. — Solo es que no creía que llegaría ese día tan pronto, pero si es cierto me alegra que seas tú y no un hombre mayor y desconocido.
— En ese caso, también es gratificante que sea contigo la unión.
Ambos niños se sumieron en un nuevo silencio sopesando la posibilidad de aquel compromiso; claramente ninguno deseaba que sucediera, al menos no en ese momento de su vida, y la verdad era que esperaban que no fuera así.
---
Holi!
Quería comentarles que quedan 3 capítulos más de ellos como niños, ya casi llegamos a la adolescencia 👀
Paciencia
ESTÁS LEYENDO
•𝑯𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅• |𝕬𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓|
FanficAlysanne, la única hija de la princesa heredera Rhaenyra, siempre había sido lo que se espera de una princesa; poseía gracia, belleza, era educada y correcta, pero a pesar de su nombre ser Velaryon, la sangre Targaryen también corría por sus venas. ...