Alysanne, la única hija de la princesa heredera Rhaenyra, siempre había sido lo que se espera de una princesa; poseía gracia, belleza, era educada y correcta, pero a pesar de su nombre ser Velaryon, la sangre Targaryen también corría por sus venas.
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𝑨𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔
— Issa riñītsos...— Mi pequeña niña dijo Rhaenyra en valyrio a su hija.
Madre e hija se encontraban en el cuarto de la menor, con su progenitora peinándole su larga cabellera idéntica a la suya; siempre había añorado una hermana, y cuando comenzó a quedar en cinta deseaba que uno de sus descendientes fuera una niña, por lo que siempre que podía pasaba tiempo de calidad con su pequeña. Claro que amaba a todos sus hijos por igual, incluso al que estaba en camino, pero la conexión que siente una madre por su hija no es lo mismo que con un hijo.
Mientras cepillaba su cabello, Rhaenyra se llevó una mano a su vientre al sentir una pequeña patada; su parto estaba más cercano que lejano, por lo que todo el mundo sabía que no faltaba mucho para recibir a un nuevo príncipe o princesa.
— Muñnykeā, ¿issi ao okay? — Madre, ¿estás bien? inquirió la niña con preocupación.
— Nyke sȳz, se rūs iksos restless. — Estoy bien, el bebé es inquieto, su madre le sonrió para transmitirle calma a la vez que comenzaba a trenzar su cabello. — Nyke hope ziry iksos nykeā hāedar, sīr ao emagon nykeā companion. — Espero sea una niña, así tienes una compañera.
— Lo ziry iksos nykeā valonqar ziry jāhor also sagon nykeā companion, Muñnykeā. — Si es un niño también será un compañero, madre.
Rhaenyra sonrió ante la respuesta de su hija, siempre tan elocuente que parecía una adulta en el cuerpo de una niña. La hacía tan feliz ver que la relación entre sus hijos era estrecha y se cuidaban mutuamente, aunque notaba la pequeña molestia, sobre todo en su hijo mayor, ante la clara diferencia entre el tratado hacia su hija y sus hijos por parte de la reina consorte.
Deseaba que con todo su ser que a todos los trataran de la misma manera, después de todo sus tres hijos estuvieron en el mismo vientre y salieron de la misma madre; lo único que podía reconfortarla es que los tres pequeños saben que ella los ama por igual y el cuarto pronto también lo sabría.
Ambas continuaron en silencio mientras la mayor terminaba de peinar los cabellos cenizos de su descendiente; cuando acabó con las trenzas, la pequeña se giró para abrazarla hasta que ambas sintieron al bebé moverse y rieron.
— Avy jorrāelan tolī, valonqar. — También te quiero, hermanito dijo Alysanne en un susurro al vientre de su madre.
Rhaenyra sonrió nuevamente para luego darle un beso en su frente y así ambas ponerse en marcha con sus deberes del día. Ella tenía una reunión con el consejo por lo que se despidió finalmente de su hija.
Por su lado, Alysanne ese día no tenía nada que hacer, por lo que salió de su cuarto, divagando por los pasillos pensando en qué podía ocupar sus horas hasta que finalmente se decidió por ir a la gran biblioteca que poseía el palacio. Después de todo ese era uno de sus lugares favoritos.
