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Azhir posó sus manos por la cintura de la joven y siguió el beso haciendo mucho más íntimo el momento, al seprarse para tomar una bocanada de aire ambos se miran fijamente a los ojos, la tensión palpa entre ambos. Sus miradas describían una y mil emociones, una y mil palabras que sus labios no pronunciaban pero sus miradas lo decían a gritos. Ambos deseaban mucho más que ese simple beso.

Azhir se apartó un poco —...Deberíamos... Descansar un poco...

La joven asiente y ambos se acuestan para intentar dormir, aunque les costó al principio lograron quedar profundamente dormidos.




La elfo saca su daga y la coloca en el cuello del humano —¿Quien eres?...

Albert sonríe sarcástico —después de que me salvaste ¿Ahora me amenazas con una daga?... ¿Es un comportamiento normal entre los elfos?—

La joven elfina apretó más el afilado artefacto al cuello ajeno haciendo que brotara un poco de sangre —hice una pregunta, Humano—

—....Mí nombre es Albert Glitter, príncipe del reino Pendragon... Conozco a la señorita Claris, por favor .... ¿Puede llevarme con ella?...

—¿Por qué debería de llevar al enemigo a nuestro reino, y no solo eso, sino pasarte por mí frontera para ver a mi señora Almería Claris? No lo creo—

—tengo algo muy importante que entregarle.... Ayúdame por favor....

–¿Será qué él tiene el libro?– pensó Alvarist.
—¿Qué es lo que debes de entregarle?

Albert movió su mano lentamente la introdujo dentro de su armadura y sacó el libro. —esto.... Debe de ser importante para ella....y quiero entregárselo personalmente. No soy un enemigo, además, tengo información de lo que planea mi padre, y solo se la diré a ella...

Alvarist dudaba pero no tenía más opciones, su deber era encontrarlo y llevarlo al reino, pero ella no confía en él....

—....no confío en tí.... Eres el hijo de ese despiadado hombre, el cual asesinó a mi hermano y a mi cuñada que estaba embarazada de mi primer y único sobrino...el cual jamás pude conocer. Llevas la sangre de ese monstruo sin corazón, y por ese simple hecho no confío en tí...

—no tienes que hacerlo si no quieres, solo te estoy pidiendo que me lleves ante Claris, si llegas a ver que actuo sospechoso tienes mí permiso para asesinarme. En verdad es urgente y no tenemos tiempo que perder...por favor...

La elfa apartó la daga del cuello de Albert, y se sentó cerca de él —partiremos en la mañana, y mas te vale no retrasarme—

Albert sonríe mientras niega suavemente con la cabeza —... Haré mi mayor esfuerzo, Dulzura...pero no prometo nada, estoy herido después de todo...—

Alvarist lo mira perpleja, nunca le habían hablado de esa manera tan atrevida
—... Atrevido...





El Último Cambia Formas DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora