Capítulo 5: Nuevas perspectivas

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-Ah, ya llegaste, la verdad, esperaba que te perdieras por ahí.

-No puedo perderme, idiota, tus cadenas que me pusiste me dejan un pequeño rastro, además, si tanto quieres que me pierda, ¿por qué no dejas de jugar y me liberas?

-¿Y qué causes destrozos por ahí? No, gracias.

-¿No dices ser fuerte? ¿Cuál es tu miedo?

-No me provoques, peste, en cualquier momento podría atacarte.

-Claro, ataca cuando yo no puedo, que valiente eres... Aunque, es propio de ustedes, debilitan al enemigo para poder salir victoriosos.

-¿Qué no ustedes hacen lo mismo?

-A diferencia de ustedes, nosotros podemos atacar sin debilitar a nadie, ¿por qué no pruebas suerte con él? ¿Quieres que lo llame? Eres una malcriada malagradecida.

-Ey, ey, si no dejo que mis amigos digan eso, menos una peste.

-Es lo que eres, ni siquiera te detienes a pensar que te salvé de él, prácticamente estamos a mano, y aún así me sigues provocando.

-Uy, pues que delicado resultaste.

-Yo no lo llamaría "delicado", es simple cortesía, hubiera dejado que te matara, al menos sería libre... Creo que no entiendes o no quieres ver que hay una diferencia abismal entre nosotros, no importa que tan fuerte seas, siempre venceré.

-¡Ja! Lo dudo, pero, ¿por qué no lo ponemos a prueba?

Recitó la oración que me liberaría y me obligó a salir, ahora que estaba libre podía sentir todo mi poder conmigo, porque si, esas cosas también reducen mi poder, no me contendré sólo porque es una chica.

Ella comenzó atacando, es fácil de leer, esquivé su primer ataque y aunque pude tomar su mano, no lo hice, tomó postura rápido y siguió atacando, seguí esquivando todos y cada uno de sus ataques, su cuchillo ni siquiera lograba rozarme.

Cuando la tuve cerca, la golpeé en el estómago, además del dolor, perdió el aire y dió unos pasos hacia atrás, me acerqué para seguir atacando pero ella me logró encajar el cuchillo en mi brazo, dolió pero no tanto como para no continuar, por un momento pensé en aplastar su cabeza, pero esa idea desapareció cuando la vi desmayarse, le dije que teníamos mucha diferencia, no sólo físicamente, no creo que pueda siquiera con alguien menos fuerte que yo.

La metí a su cabaña y esperé a que despertara, mientras me quité el cuchillo y la herida sanó casi automáticamente, algunas horas después ella despertó, apenas se estaba poniendo el sol.

-¿Qué..?

-Ya se está poniendo el sol.

-¿Qué me hiciste?

-Nada, te desmayaste y te traje aquí, ya que despertaste no tengo nada más que hacer, con permiso, señorita.

-Espera...

-¿Qué quieres ahora?

-¿Por qué no..?

-No pienso contestar a nada más.

No es tan idiota como parece, ni siquiera me di cuenta hasta que despertó, ella en algún momento me volvió a poner las jodidas cadenas, no puedo irme aunque quiera y de todos modos no puedo regresar. Me metí en una habitación y me acosté, no quería saber nada más.

(...)

¿Por qué no me mató? Está claro que perdí, y que frustración porque entrené demasiado, muchos años para no poder con él... Parece hasta chistoso, pero ese pudo haber sido mi fin y él no me hizo nada, mi percepción, al menos hacia él, cambió. No es como el resto, es diferente y eso de alguna forma me frustra, supongo que por eso lo trato mal, porque no quiero aceptar que no todos los demonios son malos.

Shadamy: Cazadores de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora