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D I E Z

"La atención es la caricia mas bonita de todas".

El día había pasado con bastante calma. Todos disfrutaron de un día tranquilo por primera vez. Charlaron hasta que su boca dolió y sus risas callaron cuando su estómago comenzó a negárselo.

—  Hora de la cena —  llamó Nemesis mientras acomodaba los platos a lo largo de la mesa. Esta estaba bastante reducida; más de la mitad comerían de pie.

—  ¿Te ayudo? — dijo la chica que siempre estaba a su lado, Rouge. — Hey, Nem, ¿qué opinas sobre la situación? Es algo que nunca nos había pasado. Ya sabes... desde él... — Ambas mujeres se miraron unos segundos, suficiente tiempo para crear un silencio tenso.

— No tengo permitido dar mi opinión. Solo dejaré mis pensamientos y arreglaré esto desde una cuarta persona. Pero acá entre nos, ese chico realmente metió la pata en sus primeros años. ¿Enamorarse de Masky? Es como abrazar un pedazo de cristal. Mientras más te aferres... — Detuvo su hablar cuando vio al castaño acercarse. La chica entonces bajó la voz lo suficiente para solo ser escuchada por su acompañante principal — más corta.

La chica solo asintió, estando de acuerdo con su líder. Su mirada entonces viajó al castaño que venía. Miró atenta los rizos desordenados en su cabello castaño, la piel pálida seguramente de herencia, aunque la falta de alimentos lo empeoraba. El chico era casi totalmente blanco. Después de mirar los detalles visibles, se enfocó en los diminutos.

El color miel en sus ojos le atrapó y no pudo despegar la mirada hasta que el menor desvió la mirada incómodo. Solo ahí la chica sonrió amigable.

— Hey, ¿Tobías, no? Vamos, no te aísles, no mordemos. Aunque de Cat tengo mis dudas — dijo lo suficientemente alto para que todos escucharan, ganando algunas risas y comentarios sarcásticos en broma.

— Vamos, Rouge, no me sacas de tu boca. ¿Quieres meterte esta también? — habló el antes mencionado mientras entraba a la cocina. La mujer, ya acostumbrada, sonrió mientras le mostraba el dedo ofensivamente.

— Vamos a cenar — repitió Nemesis con una sonrisa en su rostro. — Dejen de perder el tiempo. Casi nunca podemos llevarnos algo a la boca. COMIDA, Cat. Me refiero a la comida — habló mientras el hombre levantaba ambas manos a la altura de sus hombros en señal de inocencia.

La chica sabía que sus palabras eran motivo de burla. Conociendo a sus compañeros, esperaba al menos tres chistes. Por eso se apresuró a corregir su error.

El castaño soltó una risita mientras ponía su puño frente a su boca. Sus ojos se entrecerraron por la sonrisa que aún se mantenía en su rostro.

— ¿Por qué te cubres? Tu sonrisa es bastante linda, chico — habló el hombre de cabellos oscuros mientras se ponía a su lado.

Los demás habían empezado a comer, no le mostraban mayor atención a ambos hombres. Todos conocían a Cat. Era muy amigable, demasiado para identificarse con un felino.

— No me cubro — dijo tomando su plato, seguido del hombre, quien no evadió la pregunta.

— Lo haces, llevo rato mirándote — respondió llevando el primer bocado a sus labios.

Tobías miró un segundo a su acompañante y después bajó su mirada a su plato. Después de otro corto tiempo, comió.

— Eso es un poco acosador de tu parte. — Su comentario sacó una alegre risa, seguida de un codazo divertido que Cat le brindó.

— ¿Te sorprende? — La pregunta quedó en el aire, era una que no tendría una respuesta asegurada.

— No. De ti espero mucho. — Vamos, qué manera de responder. El castaño entonces se alejó.

Esta vez Cat se quedó con algo más en la boca que solo comida. Sus ojos siguieron al castaño antes de cerrarse mientras negaba. Una sonrisa estaba en su rostro y sentía su cuerpo cubierto por una delgada capa de diversión.

En la cena no había pasado nada realmente relevante. La mayoría se pasaba hablando de temas muy tontos como para que alguien lo tomara en serio. Por su lado, Tobías escuchaba de manera atenta cada una de sus palabras. Para él, era una de las cosas más cercanas a una familia.

De vez en cuando soltaba risitas y otras veces tenía que reír alto. Eran unas personas muy chistosas y ocurrentes, pero también eran serios y sabían cuándo bromear y cuándo no hacerlo. Para Brian, estar entre tanta gente era como estar en su hábitat natural. Hablaba con todos y todos le incluían.

Brian es genial.

pensó el castaño realmente sorprendido por su nivel social.

Por último, Masky se mantenía al margen. De vez en cuando maldecía en voz baja cuando hacían una broma sobre él y era reprendido por Ann, quien le daba un codazo lo suficientemente fuerte para hacerlo callar. Tobías no se enfocó en él más que una sola vez y fue cuando Cat se acercó con su típica sonrisa bromista a molestarlo un poco.

Obviamente, Masky le maldijo, ganando una mirada de regaño por parte de la chica. Cuando Masky se dio cuenta de que era observado por su compañero, se miraron. Fue rápido y casi irrelevante para Tobías, quien desvió la mirada con serenidad.

— Antes de que todos se vayan, comenzaremos a partir de mañana a hacer rondas de guardia. En la mañana y noche para que tengamos gente suficiente. Mañana le tocará a un dúo y después a otro. Por el momento iré yo y Rouge — todos asintieron, algunos incluso chistaron con irritación. — No es mucho, solo dar un par de vueltas. Verificar que todo esté en su lugar y regresar. Solo eso.

Habló de nuevo. Esta vez todos aceptaron de manera pasiva. Nuevamente, todos comenzaron a irse tan lento que no se notó cuando ya no había nadie en la cocina. Las habitaciones se habían dividido, teniendo en cuenta que solo había cuatro habitaciones principalmente, tendrían que compartir.

Tobías tenía que compartir habitación con Kagekao. Le caía bien, era bastante amable y divertido aunque lo burlón siempre tenía más peso.

Masky, por su parte, tuvo la fortuna de compartir habitación con Cat. Masky no era el único molesto por el compañero que le tocó.

Hoodie tenía que compartir habitación con Smiley y Domino, ambas personas sarcásticas que casi no hablaban. Se preguntaba si podría hacer un cambio y poner a Cat consigo, sus formas de ser encajaban más. Pero Nemesis se lo negó.

Después de todo, si los amargados se quedaban juntos, serían los primeros en darse un tiro.