V E I N T I C I N C O

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"Senti que me mirabas con amor,un amor que seguramente invente yo".

Después de su charla y juramento, ambos se pusieron a platicar de manera animada

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Después de su charla y juramento, ambos se pusieron a platicar de manera animada. No había un tema en específico, solo dejaban que sus bocas los guiaran a la siguiente plática, llegando así a cubrir dos grandes horas. Entre chistes y risas contagiosas, el tiempo pasaba. El cielo se comenzaba a despejar, sin saber que venía una tormenta, y no solo se refería de manera literal.

La puerta de entrada se abrió, dejando la silueta de un hombre al descubierto, uno bastante alto y que imponía respeto aún sin hablar. Kathe se encogió de hombros antes de retomar su posición de siempre y lograr que sus pulmones tomaran algo de aire. Se levantó de la silla, arrastrándola por el piso un poco, detalle que alertó al menor. Acostumbrado a escuchar los objetos rebotar contra las paredes, el sentimiento al que viajó le causó un escalofrío. Movió su cabeza en dirección a la entrada, y cuando el ambiente de incomodidad y sumisión pasó, pudo sonreír bajo el bozal que protegía la parte inferior de su rostro.

Se levantó de la silla, arrastrándola por el piso. En esta ocasión, los sentimientos no lo arrastraron a recuerdos malos como hace unos minutos; se sentía seguro con la persona que ahora ocupaba todo el campo de visión para él: Cat.

Kathe se le había adelantado. Esta lo recibió asegurándose de barrerlo primero con la mirada. Esta acción era sin morbo. Solo quería asegurarse de que estuviera realmente bien y no se encontrara herido, pues no quería pasar por alto alguna situación que los pusiera en peligro. Aunque, siendo honestos, era imposible que murieran si no era a manos de alguno de su misma categoría. Un inhumano solo moriría por las manos de otro.

Todos los que cargaban con ese símbolo estaban obligados a convivir y fingir una familia. Aún con el conocimiento de ser armas letales los unos para los otros, siempre estaba ese sentimiento tenso de desconfianza. No importaba cuántos abrazos y lágrimas compartieran; al final del día, nunca serían vistos como amigos. Siempre existiría esa espina de incomodidad, esa espina alerta.

Después de percatarse de que este estaba totalmente sano, habló.

¿Qué tal te fue? Te ves mal. ¿Estuvo complicado? — preguntó la mujer. Sabía bien que Cat era una de las personas que más se mataba por el equipo.

Después de todo, él era el investigador. A veces Kagekao le ayudaba con la información, pero no era suficiente. Es por ello que su cuerpo dejaba ver su cansancio físico con ojeras y pequeños temblores involuntarios a causa de la mala alimentación. Cosa que no pasaban por alto los otros dos, pero honestamente no había mucho que hacer por él.

—  Un poco. No sabía que era un poco alejado. Aparte, el sujeto no dejaba la casa. Tuve que aprenderme su horario. Por suerte, tengo datos suficientes para completarla. Tanteo que Kagekao y Domino tardarán alguna semana aproximadamente — dijo. De su chaqueta sacó varias hojas; tenía información. Todo detallado y escrito por su propio puño.

Solo tenía que escribirlo mejor y entonces podría entregarle al operador. Realmente no entendía por qué este no les daba la información de una vez. Así él podría unirse a las misiones y no estar espiando. Aunque se quejaba, no decía nada, solo se lo guardaba. No quería problemas.

Tenía que admitir que hacer este tipo de misiones le había ayudado. Podía pasar desapercibido; era bueno espiando, tan sigiloso como un gato, lamentablemente con la misma actitud.

Me alegra, Cat. Quiero hablar contigo. De manera privada — mencionó. Tobías ladeó la cabeza un poco sin entender.

Oh, puedo salir un rato si así lo prefieren — comentó. Al recibir luz verde, salió de la cabaña, no sin antes frotar su mano con la del hombre recién llegado.

Le dio una sonrisa y salió. Su cabello se revolvió con el aire que traía la noche. El clima frío le quedaba bastante bien. En ese estado, su piel se volvía aún más pálida y el color de sus ojos parecía sobresalir más. Tobías era un hombre bastante guapo.

Se sentía algo extrañado por la repentina acción de la chica. No entendía qué tema sería lo suficientemente serio o secreto para que su presencia les incomodara; llevaban meses conviviendo. Le hacía sentir excluido pues se suponía que eran un equipo.

Mientras el castaño caminaba alejándose unos metros de la entrada, dentro de la cabaña ambos mayores hablaban.

Creo que Tobías extraña estar en la otra cabaña. Tal vez no lo hemos integrado de una manera más estratégica. Ya sabes, me agrada que estemos unidos para que haya más confianza a la hora de actuar — Kathe siempre había sido una persona muy inteligente.

Sabía bien que mantener el equipo unido era una manera estratégica de llevar las cosas. Prefería trabajar con una persona que contara chistes y fuese unida a ellos, a tener que trabajar con una persona indiferente. Claro, esto no solo ayudaba a la comodidad, también ayudaba a la confianza.

Por otro lado, tal vez sus palabras no habían sido muy bien escogidas, o solo tal vez la cabeza de Cat ya estaba lo suficientemente dañada para solo escuchar la parte que le convenía. Pues sus puños se habían apretado y sus ojos brillaron levemente en cólera.

Tranquila, yo me encargo. — Dentro de su cabeza se creaba un plan realmente malvado y asqueroso que planeaba cumplir.

¿Por qué el castaño extrañaba su vida en la cabaña? Era ridículo. ¿Acaso le gustaba el maltrato? ¿Acaso extrañaba a Masky? El solo imaginar que Tobías pensaba en alguien más cuando le sonreía le hacía temblar. Cat estaba inventándose un mundo falso. Se mentía solo y creía cada palabra que su mente susurraba.

No pediría explicación y tal vez ese sería su mayor error. Una persona que no sabe comunicarse está destinada a ahogarse en su propia incertidumbre y a lastimar a todos los que le rodean. Él sabía esto, pero parecía no darle importancia a las consecuencias que traerían sus acciones. Después de todo, eran pareja; tenía derecho de hacer lo que planeaba en silencio.

De acuerdo — sonrió la mujer. Ojalá supiera leer mentes para predecir lo que el mayor haría. Ojalá hubiera podido leer la maldad que sus ojos gritaban. Ojalá esa sonrisa en su rostro le hubiera advertido.

 Ojalá esa sonrisa en su rostro le hubiera advertido

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