V E I N T I D O S

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"A ti no te nacía y a mi me aburrió pedirtelo".

— ¡¿Por qué el qué?! — gritó Timothy, estresado

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¡¿Por qué el qué?! — gritó Timothy, estresado. No había comido nada en todo el día, y su mal humor también venía de la hora en que despertó, sumado a toda la situación en la que se encontraba.

Brian se negó a hablar. En cambio, miraba la puerta, sus ojos perdidos mientras su respiración se agitaba con medida que Masky seguía golpeando la puerta. No sabía qué hacer. No tenía por qué estar en esta situación, estaba arrinconado contra la pared y la espada, que había comenzado a cortar su cuello sin dejarle escapatoria.

¿Masky o Timothy? ¿Cuál era la acción correcta? No sabía si hacerle caso a su corazón que le pedía a gritos ayudar a Timothy o callar y someterse ante la firme ideología de su mente, que estaba más que firme en su apoyo a Masky.

Vaya dilema. Llevó su mano a sus labios y los apretó contra estos, temía que el panecillo de hace un rato se le regresara. Entonces, después de unos minutos escuchando las súplicas bajas de su compañero, soltó un suspiro y giró la perilla.

Pudo ver su reflejo en esta y cómo su mano la giraba liberando al hombre dentro de la habitación. Este salió tan lento que incluso tuvo escalofríos cuando sus miradas se toparon. Después de tanto tiempo estaban aquí ahora, mirándose. Brian apretó su labio inferior con sus dientes mientras sus ojos se llenaban de pequeñas lágrimas que gritaban por libertad, pero se les fue negada.

Ahora ambos hombres frente a frente se observaban mutuamente. Uno buscaba curioso respuestas y el otro parecía escapar de su culpa sin mucho éxito. Entonces finalmente tuvo el valor para hablar, antes de que Timothy abriera la boca.

No puedes ver a Tobías. Porque él no está — dijo. Cuando terminó, apretó los puños y desvió la mirada.

Timothy se quedó en silencio un rato antes de sonreír levemente. Con su mano apuntó al pasillo y de nuevo una pequeña risita se escuchó. El hombre no le creía, pensaba que era una pequeña broma. Pero Hoodie nunca rompió su actitud tensa, contagiando a su compañero.

No más mentiras. Anda, vayamos por él. Quiero hablar. Los extrañé a ambos — El chico caminó por el pasillo pero apenas pudo dar unos pasos antes de ser detenido por Brian, quien esta vez profundizó más su mirada y de nueva cuenta habló.

Tobías se fue. No va a volver — Fue ahí cuando la sonrisa de Timothy desapareció, sus ojos se abrieron lo suficiente para dejar más que presente su asombro.

¿Dónde? ¿A dónde fue? — habló, su tono estaba agitado y hubo momentos en que llegó a tartamudear. Sostuvo a Brian de los hombros y lo agitó para intentar que este reaccionara.

Por su parte, Hoodie se dedicaba a solo mirar la manera en que su compañero actuaba. Parecía que estaba delirante, pues temblaba. Llevó sus manos a su boca y casi de manera inconsciente comenzó a morderse las uñas, una acción que no siempre hacía. Masky, en comparación, era muy cuidadoso con la higiene.

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