T R E I N T A Y T R E S

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"Me enamore de tus ojos,siendo consciente de que no volverían a verme".

"Me enamore de tus ojos,siendo consciente de que no volverían a verme"

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El tiempo parecía detenerse a su alrededor. De repente, solo eran ellos dos. Incluso el bosque paró de murmurar, como si detuviera su plática para observar a la pareja que se miraba con la misma intensidad, pero no de la misma manera ni con los mismos sentimientos reinantes. Algo había cambiado, y es que Masky se había topado con Tobías, pero no ese Tobías que él recordaba con tanto anhelo. En su defecto, Tobías había sido encontrado por Masky, pero no ese cabrón que él recordaba con tanto rencor.

Tanto tiempo, no pensé que estuvieras en esta zona del bosque —se atrevió a hablar el mayor, y es que no quería admitirlo, pero ya había ido a todas las demás zonas y sabía mejor que nadie que esa sería la última.

Su esperanza estaba en que el castaño estuviera ahí, y gracias a las deidades del universo se habían topado en ese lugar tan alejado. Un punto bueno para el mayor, que quería que este no estuviera cerca de la antigua cabaña, lugar donde él le trató sumamente mal. De esa manera, al menos el ambiente no ayudaría a que este recordara cosas que le impidieran avanzar con él.

Me vine aquí después de todo lo sucedido, me alegra que estés aquí, Masky —habló, logrando que Masky sonriera un poco bajo la máscara. Tobías tomó una pausa antes de continuar—. Se me hacía injusto que Hoodie pasara por eso solo.

Sintió una pequeña punzada en su pecho, pues la idea vaga de que este le extrañara se desmoronó más rápido de lo que tardó en siquiera imaginarlo, pero entendía que lo merecía. Aun así, dolía, y ahora estaba notándolo, eso no era normal. Apretó los labios unos minutos hasta que abrió los ojos sorprendido. No podía estar pasando.

Solo una vez le había pasado esto, y realmente era algo doloroso para su persona, pues sus personalidades estaban despiertas al mismo tiempo. Es decir, era una lucha constante por ver quién hablaría y reaccionaría. Al parecer, el encuentro le había emocionado lo suficiente para crear ese sentimiento fuerte que hizo al prisionero abrir los ojos.

Sí, bueno, esta vez duró más tiempo. Había algo que detenía a Tim más de lo que pensé en un primer momento. No recuerdo la mayoría de cosas, pero Brian me contó tan pronto como pude mantenerme despierto —murmuró cada vez más bajo. Estar frente a él no era lo mismo que hace un tiempo; se sentía diferente.

Había algo diferente en el castaño, ¿su peinado? Nah, seguía igual de despeinado que siempre. Su rostro era el mismo, pero entonces lo notó: ese color opaco en sus ojos que casi le hizo fruncir el ceño con descontento, pero se reprendió más rápido de lo que tardó en abrir la boca.

¿Irás a una misión? Acabé la mía, justo iba a la cabaña —mintió, pues él ni siquiera tenía misión ese día y si estaba ahí era para buscarlo especialmente a él.

Pero la cabaña queda a 3 kilómetros de aquí. Este ni siquiera es el sendero más largo, ¿estás realmente bien? —habló ladeando la cabeza, logrando hacer sentir al mayor estúpido. Era malo para mentir.

Sí, claro, lo que pasa es que ando buscando una cosa, pero parece que me perdí. Igual no importa. Te acompaño, ¿a dónde vas? —Tobías se encogió de hombros, pues se sentía realmente incómodo por la manera tan extraña en que le trataba.

Bueno, está bien —a pesar de esa sensación de desagrado aceptó, pues extrañaba a Brian y quería saber de él. Quería sacarle información, y cuando este comenzara a tratarle mal, le dejaría hablando solo.

Para su sorpresa, mientras caminaban, ningún insulto salió de los labios del contrario; en su defecto, se encargaba de sacar temas de conversación, tocando puntos que ni siquiera sabían. ¿Acaso Masky estaba desesperado por mantener la plática? Eso sería ridículo, ¿por qué lo haría?

No, no tenía idea de que las ranas podían hacer eso, Masky —habló buscando más palabras para poder sacar el tema que realmente le causaba interés. Había esperado que este lo sacara solo, pero lamentablemente no lo había hecho. Era como si el mayor evadiera el tema cada que este insinuaba su interés por saber de Brian—. ¿Cómo está Brian? — Había intentado no sonar muy brusco, y es por ello que le dejó hablar del tema que él eligiera antes de guiarlo a la plática que realmente le interesaba.

El de la máscara detuvo entonces la pequeña risa que salió de sus labios, una risa que le trajo recuerdos verdaderamente tristes al castaño. Antes habría hecho tantas cosas por poder escuchar la risa de esta persona, y ahora que se la daba, era demasiado tarde, pues sus oídos ya no querían escuchar nada.

Brian está bien, solo que últimamente duerme un poco más. Tuvo unas misiones que duraron semanas, algo extraño, pero ya sabes cómo es esto —comentó. En este comentario había dos verdades y una mentira.

Si bien era cierto que Brian tenía misiones constantemente y que estaba cansado, el mayor no dormía por esto. Sino que Masky se había encargado de drogarle para poder salir sin mucho inconveniente. De otra manera, Brian se molestaría demasiado en saber que seguía buscando al castaño aun cuando le fue prohibido y juró no hacerlo.

Oh, vaya, tal vez deberías ayudarle un poco más —murmuró. Masky asintió mirándolo. Observó sus ojos, que esta vez estaban lo suficientemente oscuros para poder verse en ellos como antes.

Su piel pálida y cabello desordenado que siempre se miraba bien. Entonces lo vio: una marca de dedos en su muñeca derecha. Se miraba que había sido un agarre fuerte, pues era algo difícil dejar marcas que duraran lo suficiente en la piel del muchacho, y ellos ya llevaban más de una hora hablando. Teniendo en cuenta la distancia de la cabaña y cuánto tiempo le tardaría en llegar al lugar donde le encontró, Masky sacó cuentas.

Había llegado a la conclusión de que la marca debió tener más de tres horas, demasiado tiempo para que aún se notara a la perfección. Apretó los puños y entonces...

 Apretó los puños y entonces

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