Una vez dentro de la mansión, Sanemi fue directo a su despacho, juntó a todos sus trabajadores, pasó horas ahí, ninguno salía, no se escuchaba ningún ruido, lo que me ponía nerviosa.
Estaba sentada en la gran mesa leyendo un libro mientras comía un sándwich.
Todos los trabajadores comenzaron a salir y murmurando entre ellos se fuero de la casa.
- T/n, a mi despacho, ¡ahora!
Fuck
Sus ojos estaban inyectados en furia, me miraba fijamente mientras caminaba hacia él, haciendome sentir más diminuta de lo que ya era.
Entré a su despacho, era prinera vez que estaba en éste lugar, el perfume de Sanemi estaba en todo el lugar envolviendome en el.
El lugar no era mada del otro mundo, un. escritorio, una silla detrás, algunos cuadros, una caja fuerte y un mini bar, al cuál se acercó y sacó una bitella de whisky.
- Shinazugawa
- ¿Te pedí que hablaras? - Interrumpió de inmediato mientras se servía de la bebida en un baso.
Bebió todo el líquido de un trago y lanzó el baso a la puerta haciéndolo estallar en mil pedazos.
Di un pequeño brinco y de la nada todo su cuerpo estaba sobre el mío sujetandome por el cuello contra la pared.
- Dime mi querida Tenchi, ¿no te dije que no hablaras con nadie? - Me miro fijamente a los ojos y mis piernas comenzaron a temblar
- Y-yo..
- ¿Por qué? ¿por qué tienes que tener ese apellido tan asqueroso en tu bello nombre? - Susurro en mi oído con una voz tenebrosa haciendome estremecer.
Mis piernas fallaron y el me levanto en brazos poniéndome cada pie alrededor de sus caderas
- Aléjese de mi por favor - Dije mientras todo mi cuerpo temblaba
- Hay mi querida Tenchi, no sabes cuánto te odio en este momento
Arrastraba cada letra de cada palabra que decía mientras pasaba sus dedos sobre mis labios.
Aunque quisiera negarlo, aunque me repitiera tantas veces que no. Cada toque de Sanemi hacía que mi cuerpo se erizara.
Pero en mi cabeza sólo estaba Tanjiro, aquel apuesto pelirrojo, que aunque no hiciera a mi cuerpo reaccionar así ante su toque, hacía mi corazón estallar con cada acto. Actos hermosos de amor que este asqueroso ser frente a mi nunca iba a hacer.
- Y-ya basta - Dije entre suspiros al sentir sus besos en mi cuello
- Eres mía ahora T/n, y eso nadie y nada lo va a impedir.
Susurro frente a mi y unión nuestros labios en un beso, beso el cuál al principio no correspondí, no quería corresponder.
Tanjiro, Tanjiro, Tanjiro
Era lo unico que queria pensar. Pero el peliblanco se metió en mi cabeza y de una simple patada eliminó cada rastro del pelirrojo haciéndome derretir en sus brazos y ceder así a su beso.
Sus manos recorrían mi cuerpo mientras hacía presión contra mi y la pared para no caerme.
Junto a mi entrepierna empezó a crecer un bulto, su miembro se estaba endureciendo.
Continuó besándome, su lengua exploraba cada parte de mi boca, y mi lengua la de él.
Sus manos viajaron hasta mi entrepierna la cuál ya estaba un poco humedecida. Comenzó a frotarla por encima de la ropa lo que me hizo soltar un pequeño gemido.
Que fue como una señal para él, ya que introdujo un dedo en mi, apreté sus hombros y me separé del beso, dos dedos.
Comenzó a moverlos y escondí mi rostro en su cuello mientras soltaba pequeños gemidos.
Sus dedos empezaron a moverse con mas velocidad y yo levanté la cabeza mientras soltaba un grito.
Su mano libre tomó mi cuello y lo apretó sin ejercer fuerza en el. Mis piernas comenzaron a temblar sentía una sensación rara en mi entrepierna.
- Shinazugawa ah~ detente - Gemí
- ¿Por qué haría algo así Tenchi? Si estas apunto de correrte
Sus dedos empezaron a embestirme con velocidad. Estaba apunto, lo sentía.
- Señor Shinazugawa - Alguien entró al despacho y yo solté un pequeño grito avergonzada.
La mirada que Sanemi le dio a ese hombre fue mas que clara que esta era su última noche
- Lo siento pero es algo importante, muy importante - Repitió el hombre
me bajó y me fuí a mi habitación, mierda en la mejor parte.
Rápidamente me arrepentí por mis pensamientos, ¿que diablos pasaba por mi cabeza?
Le estoy siendo infiel a Tanjiro, estoy traicinando su confianza. Me apreté a la almohada y caí en un profundo sueño.
Al otro día me desperté al sentir alguien entrado a la habitación.
- Oh, hola señorita Kamado, lo siento por entrar así, no sabía que estaba despierta y Sanemi me pidio traerle el desayuno - dijo con una bandeja de plata en la mano.
- Esta bien Kumeno, se como es Shinazugawa y desobedecerlo no es algo que deberíamos hacer.
Mi piel se erizó
- Exacto
Ambos reímos un poco y el dejó la bandeja en mi cama y se dispuso a retirarse.
- No por favor... come conmigo, no me gusta comer sola... - Susurré algo avergonzada y el río
- por supuesto señorita.
Se sentó frente a mi en la cama y comenzamos a hablar y reír mientras desayunaba, Masachika era lo más cercano que tenía aquí a un amigo, era con el único que podía hablar de algo más que mi bienestar o Sanemi.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a un Sanemi completamente serio, llevaba un traje y junto a el una bolsa que reconocía porqué era de la tienda de Mangas a la que me gustaba ir en Akihabara.
Llevaba su cabello bastante largo, obra de días sin cortar, su traje era completamente negro.
Caminó hasta nosotros y con una solo mirada el ojiverde se puso de pié con una sonrisa.
- ¿Sabes que conmigo no tienes que hacer eso verdad? - Le puso la mano en el hombro pero el Shinazugawa la apartó con brusquedad.
- ¿hacer que?
- Esa mirada, solo debes decirme que me vaya - Sonrió y después de darle un pequeño golpe en el hombro retomó su camino hasta la salida cerrando la puerta detrás de el.
- Bue-buenos días Shinazugawa... - Susurré
- ¿Por qué el estaba aquí?
- Tu lo mandaste
Lo miré confundida
- Sólo a que te trajera el desayuno
- Le pedí que se quedara, no quería comer sola
- ¿Por qué no me lo pediste a mi? - Sus puños se apretaron
- yo... usted estaba ocupado y yo, no me gusta comer sola...
- A partir de ahora comeremos juntos
Lo miré extrañada... ¿en serio? ¿haría tal cosa por mi?
- Por cierto - Levantó la bolsa - Te traje algo.
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Es solo... venganza //Sanemi Shinazugawa x lectora\\
Fanfiction¿Por qué? ¿por qué ese mocoso siempre tiene que estarlo arruinando todo? ¡Maldito cobarde! lo odio.. lo odio tanto.... Shinazugawa Sanemi, un hombre temido y respetado, donde sea que vaya se le conoce, siempre obtiene lo que quiere, no hay excep...