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¿Que crees que ocurra si un famoso Yakuza te secuestra y te deja embarazada?

Pues lo que yo pensaba es que me iba a descuartizar y meter en bolsitas de basura.

Para nada me imaginaba tener al Shinazugawa levantándome en brazos y dándome vueltas en círculos mientras reía.

Pero no una sonrisa maniática como las que normalmente soltaba. No, una sonrisa de felicidad, como si siempre hubiera estado esperando este momento.

"Dios mío Tenchi eso es la mejor noticia de todas"

Fueron sus palabras entre diminutas lágrimas.

¿Yo?, yo por otro lado, no sabía como reaccionar. Siempre había estado esperando por este momento, siempre había querido traer a la vida un ser vivo, pero ¿acaso este era el momento? ¿estas eran las circunstancias?.

Sanemi al enterarse de que estaba embarazada me quiso alejar de todo, pero con Muzan pisandonos los talones no era tan fácil.

Los meses pasaban, 3 meses, 4 meses, 5 meses, y no sabíamos nada de Muzan ni de ninguno de los Oni, todo era tan extraño, es como si se hubiera desaparecido.

- ¿Kaito?, no muy básico, ¿Hiroshi? mmm no

Sanemi estaba acostado a mi lado mientras abrazaba mi ya crecida panza. Si, era un niño y aún no teniamos un nombre.

- Shinazugawa Ichigo - Pronuncié y Sanemi me miró - ¿Que te parece?

- Perfecto.

Dos toques se escucharon en la puerta y Kiiromaru se puso de pie alerta.

- Señor Shinazugawa, hay... hay alguien que quiere verlo

Dijo uno de los empleados desde la puerta.

- ¿Quien es? - Preguntó molesto

- Su... su hermano señor

- Esperame aquí, enseguida vengo. - Se puso rápido de pie.

- Por supuesto que no. Si está aquí serán ordenes de Tanjiro, si hay alguna novedad yo también quiero saberla.

Genya ordenó que lo llevaran a su despacho y ambos fuimos ahí, una vez entramos con Kiiromaru siguiendonos los pasos, él pelinegro me miró con sorpresa.

- Fe-felicidades T/n - Dijo con los ojos bien abiertos.

- Bien, ¿que es lo que tienen?, no me hagas perder el tiempo.

- Yo... Sanemi, quiero hablar contigo una vez más, ésto no tiene nada que ver con el trabajo.

- ¿Entonces que mierda haces aquí?

- ¿No crees que si trabajamos juntos deberías perdonarme de una vez?

- No

- ¡Es que nisiquiera entiendí que es lo que se supone que hice!

Llevó las manos a la cabeza y Sanemi apretó los puños. Vale, tal vez no fue buena idea venir, pero es que no podía irme ahora, se estaba poniendo intenso.

- De verdad que no entiendes nada maldito estúpido - Sanemi estaba apoyado a la mesa con los ojos cerrado, venas se empezaban a marcar en sus brazos y frente dando a entender lo enojado que estaba

- ¿Que es lo que se supone que debo entender? ¡Ya se que cometí un error al unirme a los Oni! Pero es que no me quería morir

- ¿¡Por que mierda te hiciste pandillero entonces!?

- ¡Porque quería llamar tu atención!

Ambos se gritaban y yo solo no quería que Sanemi se avalanzara sobre su hermano y lo moliera a golpes.

- ¿Para que querias llamar mi atención? Malditido idiota - Sanemi golpeó con fuerza la mesa - No tenías que meterte en esto, estoy hablando enserio, realmente eres un patético hermanito.

Abrí los ojos como plato ante las palabras de Genya

- ¿Por..qué? ¿Por que me odias? - Los ojos del pelinegro de empezaron a aguar.

- ¿Odiarte? ¿Porqué piensas que fui tan lejos como para matar a nuestra propia madre? ¡Porque quería protegerte! Bastardo - Los ojos de Genya se abrieron con asombro

Y no lo voy a negar, los mios también. Nunca Sanemi había mencionado nada de su madre, a pesar de que sabía que la había matado, escucharlo de su boca era diferente.

- deberías haberte casado, haber tenido algunos malditos hijos, y haber vivido hasta que te hayas convertido en un jodido anciano. Por todas las veces que no podíamos hacer nada por mamá, y por todas las veces que no podíamos hacer nada por nuestras hermanas pequeñas, deberías... tener una esposa e hijos que fuesen tan malditamente felices como ellas debieron serlo. Porque me hubiera asegurado que ningún demonio se dirigiera a ti.

La habitación quedó en completo silencio ante las palabras de Sanemi. Los ojos de Genya comenzaron a inundarse de lágrimas.

- Perdoname hermanito - Él pelinegro intentaba discurparse entre llanto - Yo, yo te dije cosas horribles - Restregaba sus manos en sus ojos en un vano intento por secarse las lágrimas - Te llamé asesino, tu propio hermano te dijo asesino, dolió ¿verdad?

Los ojos de Sanemi comenzaron a llenarse de lágrimas. Bien, creo que ya era hora de que me fuera y los dejara solos, tenían muchas cosas que contarse.

Aunque yo tenía un millón de preguntas en mi cabeza, siempre las habia tenido, pero ahora que iba a ser mamá de un hijo suyo, lo mejor era aclararlo todo ¿no?.

Daba vueltas por el pasillo hasta que finalmente la puerta de la habitación se abrió. De ella salieron Genya y Sanemi abrazados con una sonrisa alegre en el rostro.

Esa escena hizo derretir mi corazón. Sanemi podía mostrarse muy rudo, y eso lo hacía parecer alguien sexy, pero cuando tenía estos momentos de ternura, dónde olvidaba la máscara y demostraba ese lado... humano suyo, lo hacían ver estremadamente tierno.

Ambos Shinazugawa notaron mi presencia y caminaron hacia mí.

- Felicidades T/n, ¿es de mi hermano? ¿o de Tanjiro?

La pregunta hizo que Sanemi se tensara y miro a Genya con los ojos entrecerrados

- De Sanemi - Me apresuré a decir antes de que el momento se arruinara.

- Ya veo - Susurró.

Aunque ahora la relación de ambos se hubiera arreglado sabía que Genya no estaba al favor de esto, simplemente por como empezó todo y que Tanjiro era su amigo.

- Tanjiro no deja de buscarla, deberían decirle que está aquí, ya que ella planea quedarse

- Genya... - Le regañé, acababa de dar un paso con Sanemi, no quería que lo arruinara

- Si, deberíamos - Se limitó a decir el peliblanco en un susurro molesto. - Kotetsu, acompaña a Genya a la puerta - Le dijo a uno de los trabajadores y éste asintió

- Por aquí por favor.

Genya me dio un diminuto abrazo y susurro en mi oído "Estocolmo"

antes de irse bajo la mirada afilada de Sanemi.

- No dejes que te vuelva a tocar - Me dijo y reí un poco.

- Sanemi... me gustaría hablar de algo contigo... si no te molesta claro.

- ¿Que sucede?

- Puede que te incomodé, pero es que como estamos esperando un hijo yo pensaba que tal vez podrías...

Pensaba en las palabras adecuadas para pedirle esto.

- Ni pienses que te voy a permitir ver a Tan-

- Hablarme de tu pasado.

Es solo... venganza //Sanemi Shinazugawa x lectora\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora