puntillas de pie a tu corazón {gialen}

doce. la curiosidad del cisne

Era lunes y Valentín como nunca lo había sufrido, él solo quería hacer una cosa -dormir-, pero todo el mundo había complotado para hacerle la contra. Desde que llegó al colegio tuvo a sus compañeros hablando casi a los gritos sobre los acontecimientos de la despedida de sexto y el after después. Por lo que logra escuchar mientras tiene su cabeza escondida entre sus brazos y la mochila que usa de almohada, uno de sexto puso los cuernos a la novia y entonces la mención de Agustín hizo que todos quedaran murmurando algo que Valentín ya no podía distinguir.

Sin despegarse de su mochila, giró su cabeza a Aria, a su lado, y la observó por unos instantes copiar lo que puso la monja "Clarita" en el pizarrón, abstraída de las demás conversaciones ajenas a la clase de no sabe qué capítulo de la biblia.

—Valen me vas a ojear si seguís mirándome —Dijo su compañera de banco. —¿Qué andás pensando?

—¿Qué fue lo que dijeron de Agus? —Preguntó en voz baja, para que los demás chicos no lo escucharan.

Ella se agachó a buscar algo en su mochila y murmuró.—Al parecer se chapó a alguien en el after.

Valentín abrió sus ojos de golpe. —¿En serio? ¿Vos fuiste?

—No fui, con las chicas nos juntamos aparte.

—¿Y es verdad? —Valentín se acomodó, prestando suma atención a su compañera, quien le dio un pequeño vistazo. El pelirrojo se notaba que su típica expresión relajada e inmutable se había ido.

—Y no sé si es verdad, eso fue lo que andan diciendo.

—¿Pero quién lo dijo? —Continuó indagando.

—Una de las milis, no sé —Respondió sin inmutarse, concentrada en hacer el lettering con lo que iba copiando. —Si tanto querés saber, andá y preguntale. Es tu amigo.

—No le puedo preguntar eso... —Dijo sonrojándose. —Aparte, no vino hoy.

Y eso hacía que la situación le preocupara aún más, por lo que lo llevaba conociendo, Agustín no solía faltar. Qué habrá pasado para no haber ido y dejarlo solo con la limpieza.

—Pero me andás preguntando porque querés saber, te da curiosidad. Le podés mandar un mensaje o algo.

—Sí, pero...

—No quiero imaginarme por qué —Ahora la sonrisa malvada de su amiga le hizo apartar su vista y girarse. —Ahora sos tímido y en el teatro...

Y ahora el rostro de Valentín era del mismo color de su cabello. —Callate, encima que seguimos raros con Fede.

—No se notó que estaban raros —Se rió la chica. —Bueno, tampoco sé cómo es que actuaban antes de que se te confesara.

Ah, sí. Ari había ido a verlo al teatro y aprovechó a contarle todo lo sucedido con Federico cuando se quedaron charlando en la avenida. La chica había dicho casi con condescendencia que era obvio y se re notó cuando estaban sobre el escenario. Valentín se volvió a sentir como un tonto porque él se había cegado de que la situación era todo lo contrario, todos lo sabían menos él.

Y si bien seguían trabajando como siempre, repitiendo la función ese fin de semana, se notaba la distancia entre ellos durante los preparativos o al término de sus presentaciones. Ninguno de sus compañeros hizo mención de este cambio brusco entre ambos, pero se daban una idea de lo que habría ocurrido entre ellos. Los únicos que sabían la situación eran los del elenco principal que habían ido con ellos a comer y que le habían hecho la segunda a Fede para que se confiese o, en su defecto, pase tiempo con el colorado. Se lo habían dicho cuando lo encontraron solo en la mesa y sin rastro del protagonista de la obra, eso le hizo sentir peor.