dieciséis. cuando Odile llega primero al festín

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Después de educación física, ya terminadas las clases, Valentín salió corriendo al teatro para pedir entradas en la boletería sin despedirse de nadie. Mañana, durante su momento de limpieza, le invitaría al teatro y si juntaba la suficiente valentía también se confesaría ahí mismo. Si no, tendría otra oportunidad en el teatro.

Se habían conocido hace un par de meses y hace menos de una semana que sabía de sus sentimientos, pero qué importaba si tendrían mucho más tiempo para continuar aprendiendo del otro. No podía postergarlo más.

Valentín nunca se ponía nervioso, tímido quizá, pero él nunca dejó que el nerviosismo se interpusiera. Sin embargo, cuando se trataba de Agustín, todas sus barreras y fortalezas que se creó se resquebrajaban con facilidad. No podía fingir con él, ni podía controlar cómo sus cachetes se coloreaban de carmesí cuando el delegado se le hacía el lindo.

Se sorprendía de sí mismo por la manera en que estaba controlando todo el torbellino de pensamientos que lo estuvieron atormentando durante la mañana entera, no parecía que nadie sospechara de sus intenciones con el delegado del curso. Aun así, para desgracia de su compañera de banco que había faltado, no pudo concentrarse en ninguna clase y apenas había alcanzado a copiar la fecha del pizarrón en cada materia como para pretender que hizo algún esfuerzo.

Pronto terminaría el último módulo y finalmente los dos se quedarían solos para que le de las entradas de la función final del ballet.

Vio la tarea en el pizarrón esperando a que la copie, debería hacerlo para matar tiempo. Sí, eso haría. Anotó con la birome y una letra más o menos legible el ejercicio de matemática, materia del demonio, para luego caer en la tentación de hacer un pequeño dibujo en los márgenes de la hoja.

Hizo un círculo, varios garabatos, dos puntitos verdes con la lapicera verde, una media luna recostada, y dos líneas más para completar su obra maestra. No estaba mal para su nulo talento en las artes visuales.

—Se me hace conocido —La voz de Mechi, la otra delegada, lo asustó. Ella estaba haciendo corregir unos ejercicios con el profesor, pero justo se distrajo con la hoja de Valentín quien estaba pálido como un fantasma. —Será...

—¡Es Harry Styles! —Interrumpió antes que la chica terminara la oración. Al parecer lo dijo demasiado fuerte que tenía la atención de todo el curso sobre él. —Es Harry... ¡cuando estaba en One Direction!

—¡¿Te gusta Harry?! —preguntó una de sus compañeras al otro lado del salón.

Valentín no escuchaba a Harry Styles, pero sí una de las chicas que hace tiempo lo había tenido escuchando todo el Lore de la banda y el cantante porque tenían hora libre y el pelirrojo no tenía nada mejor que hacer. Cuestión que algo le quedó de esa charla para escudarse que los demás sospechen de su más preciado secreto -el cual todavía no iba a salir a la luz-.

El pelirrojo se volteó a ver a la chica, al parecer era la compañera de banco de Mechi y justo en esa dirección estaba Agustín mirándolo con curiosidad sobre ese nuevo dato que no sabía -y obvio que no, si era mentira-. Por lo que puso su mejor cara de canchero para contestarle. —¡Obvio!

—¡Me muero! —Exclamó la chica emocionada. —¿Cuál es tu canción favorita?

Pero la pu...

Piensa, Valentín, piensa. Recordá algo más que las coreografías.

—Eh... —Frunció el ceño buscando algo en su mente y rogando que no sea una canción de One Direction. Encima todos estaban prestándole atención, ¿tanto querían saber, metiches? —¿Matilda?

puntillas de pie a tu corazón {gialen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora