veinte. el hechizo del lago

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El acto de colación de sexto se llevó a cabo en el salón de actos del colegio, Agustín junto a otros compañeros fueron llamados para hacer el traspaso de bandera. Si bien no era abanderado, él era escolta. De modo que se encontraba con el uniforme bien planchado y perfumado, con sus rulos peinados con gel esperando a que los llamen a hacer toda la fanfarria.

Juani identificaba al chico desde la despedida en que la ronda de los delegados de ambos años lo introdujeron, pero no le había prestado demasiada atención hasta que lo vio a su hermano menor bastante enfrascado en la charla que tenía con él en la cocina de la casa del after

Y que charlara con Elián no sería algo que realmente le importe, o le mueva al mundo. Los amigos que tuviera le daban lo mismo, excepto que los dos chicos poco esfuerzo hicieron en esconderse mientras se estaban comiendo la boca entre las escaleras a las habitaciones.

Y mierda que quisiera borrar de sus recuerdos esa imagen de su hermanito pequeño, quién podía ser un grano en el culo, pero que no deseaba ver haciendo esas ccosas poco pudorosas.

Encima ahí se había enterado que a Elián le gustaban los chicos y por consiguiente el delegado de quinto. Lo que vale aclarar, no era algo que él no sospechase de antes, pero bueno, habían maneras de salir del clóset.

Elián debía agradecerle que él fue quién los descubrió y no alguien más. De hecho, evitó que una de sus compañeras los pudiera reconocer. Tendría que hacerle limpiar los platos por cuidarle el secreto, pero para la suerte de su hermano, cuando iba a reclamarle su merecido pago por mantenerse callado, el mosquito ese apareció con los ojos llorosos y cabizbajo, por lo que su plan se vio frustrado.

Encima el mocoso, cuando le fue a preguntar qué le pasaba, se encerró de un portazo en su cuarto. Nunca más se preocupaba por él.

Y esto lo llevaba a ese momento en cuestión, en que estaba viendo como su hermano no quitaba su mirada del chico de quinto que estaba con los demás abanderados y se suponía que debía estar sacándole fotos a él y a su grupo de amigos.

Algo había pasado entre esos dos y esta deducción surgió luego de haber notado lo incómodo que se vio ese saludo entre ambos chicos, al momento en que uno de sus amigos lo llamó al ruludo a la ronda en la que estaban.

Y la verdad, no pensaba entrometerse en la vida amorosa de Elían, pero esos días en que Elian parecía un zombie en vida le colmaron la paciencia y le obligaron a hacer algo al respecto. En lo que esperaban en la fila para pasar todos juntos a los asientos separados para ellos, se acercó al de quinto quien también esperaba su turno para subir al escenario con el cuadro de honor.

Cuando estuvieron en el pasillo, a las afueras del salón, se dio cuenta que no sabía que decirle al menor. No lo iba a quemar a Elián contándole al otro que el alma en pena estaba deprimido hace días y que lo culpaba por ello. Así que dijo lo primero que se le cruzó por la cabeza.

—Después nos juntamos a comer unas pizzas con los chicos, si querés te podés unir —Le dijo con la mejor sonrisa que tenía de convencimiento, sin tratar de asustar al menor. —Podés charlar con Elián.

***

Con Elián habían dejado de hablarse luego del accidente de Valen, donde habían tenido una discusión entre los dos porque el chico de cuarto le había dicho de salir a comer apenas despidió a Valen en lo que se lo llevaban al hospital. El tema fue que, claramente Agustín no se sentía del mínimo ánimo para salir con el menor, quién no parecía conmovido por lo ocurrido y ahí los dos tuvieron un cruce en que se dijeron varias cosas poco amables. Desde ese día que ninguno cruzó palabra y las cosas quedaron un tanto (muy) incómodas.

puntillas de pie a tu corazón {gialen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora