puntillas de pie a tu corazón {gialen}

dos. el festín de la corte [parte uno]

El aula está hecha un caos, gritos cruzados de un extremo a otro, se oyen improperios y una clara riña entre los que quieren que la campera de la promo sea rosa bebé y bordó o azul marino con naranja durazno. De hecho, por lo que Ari le pudo contar la batalla campal se debía a una división de grupos, entre los que quería la coalición de los tinchos e insoportables, y la unificación del resto. Más que poder conseguir los colores propuestos, era una cuestión de orgullo entre bandos. Unos por no querer ceder a quienes siempre se salían con la suya y el otro porque siempre conseguían lo que proponían. Y a Valentín no le puede romper más los huevos eso.

Si bien el debate les consiguió medio módulo libre (que les concedió el profe de química), la verdad que no podía importarle menos qué color iba a ser el buzo y la campera. Además, le estaban haciendo doler la cabeza por tanto bullicio. Realmente quería que terminara todo ya, pero Ari y las chicas no parecían querer ceder a nada.

Desvió su mirada al pizarrón donde estaban las opciones y los argumentos para utilizar las opciones propuestas, y se encontró con Agustín en medio cruzado de brazos observando serio como se estaban matando entre sus compañeros, interviniendo cuando se pasaban de la raya.

El colorado debía admitir que a lo largo de la semana que lo llevaba conociendo esta era la primera vez que lo veía tan en su papel de delegado, frecuentemente era risueño y jodón con todos, en el buen sentido, saludaba a todos, hacía chistes con todos, ayudaba en lo que podía a quien le preguntaba algo. Ah, otra cosa muy molesta de Giay era que aparentemente era bueno en todo, un poco menos en matemáticas, pero en general tenía una facilidad envidiable para aprender cosas. Encima se había enterado gracias a Gusha, la chica que se sienta detrás suyo, que encima pertenece al equipo de rugby del colegio cuando se hacen intercolegiales. El desgraciado podía hacer de todo, casi le recordaba a Federico con su falsa modestia diciendo que ensayen juntos.

—Tsk, qué molesto —murmuró para sí bajando su vista a su celular viendo los mensajes que le había mandado Alejo, su "por el momento" mejor amigo, sobre que iba a ir a verlo en su función final de Romeo y Julieta porque pidió el día en la lomiteria de su tío, otros de Fede mandando sus horarios para juntarse a practicar y un último perteneciente al grupo de la compañía mencionando que las modistas iban a pasar a tomarles las medidas para sus trajes más varías fotos de los diseños que iban a utilizar.

Su traje era particular, era el que tenía más cambios en comparación a la representación clásica de su personaje. En la parte de arriba, el color sobresaliente era una mezcla de blancos con detalles celestes y negros que simulaban la forma de plumas ciñendo la cintura; mientras que la parte de abajo eran unas calzas de color negro.

—¿eso vas a utilizar? — La voz del delegado lo sorprende, ¿En qué momento se acercó a quedar a su lado? Su voz no es fuerte, más bien secretiva, para que ellos dos pudieran saber, y en respuesta frunce el ceño, no podía discernir con qué intencionalidad le preguntaba eso. —Para bailar, digo.

Valentín asintió dubitativo.

Agustín iba a decirle otra cosa, pero de pronto, para suerte del pelirrojo y desgracia para los demás, el profesor los apuró diciendo que si no decidían algo en ese momento no iba a dejar repetir los debates.

Entonces Giay volvió a ubicarse al frente, en medio del pizarrón y calló a todos tras aplaudir un par de veces.

—¡A ver! Levanten la mano quienes quieren el rosa bebé con bordó — Entonces comenzó a contabilizar las personas, en total doce. —Ahora, levanten los que quieren azul marino y naranja durazno. —De nuevo se detuvo en contabilizar. Otra vez doce. Con eso frunció el ceño, no era el curso completo presente. —A ver, ¿Quiénes no quieren uno o lo otro?