La noche cae y con ella se incrementa la tenue luz de las velas. En la casa Featherington ambas hermanas leen la nota de su real majestad, la reina. Ambas discuten cual sería la mejor opción para conseguir desenmascarar a Lady Whistledown.
—¿Por qué no se consulta su nombre en los registros? —pregunta Philippa cogiendo una uva blanca del plato.
—¿Estás sugiriendo que se busque a alguien llamado, Lady Whistledown? —responde con sarcasmo Prudence con otra pregunta.
—No exactamente, tendrá un nombre real... —dice con voz tranquila.
—¿Así es cómo pretendes que la vayan a descubrir? —resopla.
En ese preciso instante aparece Penélope, caminando hacia ellas para sentarse en la butaca del frente a comer un par de trozos de fruta.
—No la van a descubrir, es muy astuta —pronuncia ella, cayendo en la cuenta de que a estas alturas; ya se lo debería haber contado a Colín.
—Hablando de astucia —hace una pausa —¿Cómo encatusaste al señor Bridgerton? —pregunta Prudence, con un tono nada amable, a lo cual ambas hermanas acaban riéndose, al tiempo que Penélope pone los ojos en blanco y suspira hondo, buscando en algún lugar un ápice de paciencia.
—Niñas no molestéis a vuestra hermana —dice Portia al entrar en la sala, Penélope se la queda mirando extrañada —Creo que ya va siendo hora de que regreséis con vuestros respectivos maridos —añade.
Después de un rato y tras varios quejidos de protesta por parte de Philippa y Prudence, ambas se quedan solas. Portia deambula por la sala, buscando el mejor rincón para anunciar lo que debe decirle a Penélope.
—He recibido una carta de Lord Debling, pidiendo respetuosamente que vayamos a su casa de campo —termina diciendo de sopetón al comprender que ningún lugar de aquella sala era lo suficientemente adecuado, Penélope se la queda mirando sin dar crédito a lo que sus oídos acaban de escuchar.
—Mamá, me voy a casar con Colín —pronuncia con el ceño fruncido.
—Eso sí la supuesta pedida sigue en pie, porque te recuerdo de que Lord Debling me pidió tu mano antes y que yo sepa el señor Bridgerton no me ha pedido nada.
—¡Pero si me lo ha pedido a mí! —exclama ella —A parte Colín ha estado aquí está mañana o, es que acaso ¿No lo recuerdas? —añade arqueando una ceja.
—Bueno, podría bien a ver sido fruto del momento o, a saber, que ha habéis hecho —Por un breve instante se hace el silencio —¿Por qué él no... no lo habéis hecho verdad? —pregunta con horror.
—¡Claro que no mama! —exclama Penélope, un fugaz recuerdo de lo ocurrido en el carruaje le viene a la mente y se sonroja, cosa que Portia lo toma como vergüenza al haberle preguntado, sugiriendo de que ella había dejado de ser una doncella pura.
—Me alivia saberlo, pues sino mis esfuerzos no servirían de nada —menciona Portia, con un tono más bajo de lo normal.
—Creo que será mejor que me vaya a mi cuarto —se apremia a decir.
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Eres todo lo que quiero
Romance¿En qué momento uno se da cuenta de sus verdaderos sentimientos y obra en consecuencia? Para Colín abrazar lo que siente por su mejor amiga ha sido un viaje mucho más largo, de aquellos que está acostumbrado cuando viaja por el mundo. Para Penélope...