El sonido de la pluma deslizándose por la hoja en blanco inunda la estancia. Colín tacha a medida que va escribiendo, tan centrado se encuentra que apenas nota la presencia de Eloise entrando en su despacho.
—¿Lloriqueando por el macaron de chocolate? —bromea ella al acercarse.
Colín deja de mirar la hoja llena de manchurrones de tinta para levantarla poco a poco a mirarla.
—¿Tú conocías la identidad de Lady Whistledown? —Lo pregunta le viene totalmente desprevenida, así que en su rostro se nota la duda.
—¿Has hablado con Penélope está mañana? —le devuelve la pregunta para asegurarse de que hablan de la misma persona.
—Sí —declara él.
—Entonces me quitas un peso de encima —menciona tras dejar salir un suspiro.
—No me puedo creer que fuera la señorita Cowper todo este tiempo y ella fingiendo ser tu amiga —añade él, haciendo que el rostro de Eloise cambio por completo —Dime por favor que no lo sabías.
Por un breve instante el silencio se come ha ambos, Colín le lanza una mirada entre dudativo y contrariado.
—No, claro que no —dice al fin ella —La amistad con Cresida ya estaba mal, pero esta noticia puede acabar con ella.
—Eso espero —declara él, sin ápice de empatía —Supongo que no tendría sentido que te hubieras hecho amiga suya, teniendo en cuenta lo que escribió sobre ti el año pasado.
—Colín tú has estado muy furioso con Whistledown, ¿Qué vas hacer al respecto? —pregunta ella, sintiéndose confusa al respecto.
—Pues hay una parte de mi que iría hasta su casa, tenido en la mano una horca y en la otra una antorcha, aunque si tú o Penélope me lo pedís; lo haría sin dudarlo. Pero si tengo que ser totalmente sincero, todo lo que ha pasado en los últimos días, me ha serenado...
—¿Te refieres a tú relación con Penélope? —pregunta Eloise interrumpiendo a su hermano.
—Sí y sé que no deseas oírlo, pero es desconcertante lo rápido que una persona puede convertirse en lo más importante en la vida. Mi única preocupación es su bienestar y nuestro futuro juntos —concluye con una sonrisa dulce como la miel en los labios.
Eloise asiente, sintiéndose mucho más confundida y desorientada tras su practica con Colín.
Penélope tira otra bola de papel, las palabras se les resisten. Palabras como: Fraude, mentirosa, no mereces su amor, escritas una y otra vez al alcance de sus ojos. En ese momento tocan a la puerta, ella se asunta metiendo todos esos papeles bajo las sábanas blancas. Al ver que es Eloise quien entra en su alcoba, se relaja; en parte al menos.
—Se lo iba a decir, pero... —se adelanta Penélope, Eloise tan solo le contesta con una risita sarcástica.
—Pero no lo hiciste —Levanta una ceja, Penélope la mira asustada.
—Aunque cuando llegó el momento, yo tampoco pude —confiesa Eloise —Porque ahora veo que la verdad destruiría a Colín.
—Cuando saque este número, ya no habrá ninguno más —menciona ella, acercándose a Eloise.
—No... Por algún motivo mi hermano cree de verdad que te ama y si supiera la verdad, que escribiste sobre mí, nuestra familia, sobre él y Marina. Sí supiera todo el tiempo que le escondí este secreto entonces, lo destruiría...
—¿Eso es lo único que te preocupa? ¿Qué Colín sepa que tú le ocultaste? —pregunta Penélope, sin creerse cual de egoísta podía llegar a ser Eloise.
—Para que decírselo, cuando lo mejor es que dejes de escribir y que sea Cresida la que cargue con la culpa de ser Lady Whistledown —dice ella, omitiendo las preguntas de Penélope.
—Eloise, he trabajado muy duro y he invertido muchas horas, me partiría el corazón que fuera Cresida Cowper la que se lo atribuya —exclama Penélope.
—¿Y el corazón de Colín? Se le partiría si se enterará de la verdad —remarca Eloise.
—Lady Whistledown es mí nombre, no el suyo —dice Penélope un poco alterada.
—Tú nombre va a ser Bridgerton, no se te olvide —suelta Eloise, Penélope no esta segura como sentirse al respecto de tales palabras —No pueden ser ambos —concluye.
—Casi toda mi vida, he deseado ser parte de tú familia...
—Hubo un tiempo que deseé conocer a Whistledown —Ríe añorando esos momentos —Estuvo bien por un tiempo, pero son solo cotilleos, déjalo ir Pen —Al acabar la frase, se marcha de la sala dejando a Penélope pensativa.
Horas más tarde, Penélope leer un rato con el calor del fuego encendido de la chimenea. En sus manos se encuentran números antiguos de su revista, los primeros números para ser más exactos. Los relee con añoranza, en ese instante Portia entra en su alcoba.
—¿Qué haces ahí leyendo medio a oscuras? —pregunta acercándose a Penélope —Oh... estás leyendo números viejos de Lady Whistledown... —comenta al tiempo que agarra uno.
—Sigo sin encontrarme bien del todo —menciona Penélope.
—Penélope —Ella desvía la vista para mirar a su madre —Has logrado captar el afecto de un hombre cuya familia es una de las más importantes en Myfair... tienes el resto de tú vida para estar tumbada, pero por ahora y, al menos hasta caminar hasta el altar y confirmar el matrimonio debes, hacer que el señor Bridgerton se sienta como la persona más importante del mundo —dice Portia —Debes entregarte del todo a tu marido, a sus sueños, sus deseos; al menos por el principio.
—¿Y qué pasa con mis sueños? —pregunta Penélope.
—¿Qué sueños? —pregunta Portia mirando de lado a lado —Las damas no tienen sueños, tienen maridos... y a veces cuando cumples bien con tu papel, puede que consigas cumplir con lo que deseas, por él —concluye.
La respuesta de su madre no ha hecho más que confundirla más.
—Tú padre podía ser cruel, débil y egoísta, pero yo escogí pareja por tener seguridad en la vida y ni eso pudo hacer el hombre —explica, Penélope no puede evitar poner cara de pena —Pero a cambio, me dio a mis niñas —Agarra la mano de Penélope —Y mi mayor deseo siempre ha sido, que a las tres os vaya mejor en la vida, mejor de lo que me fue a mí. Y a ti te ha pasado, Penélope...
Ambas se miran con dulzura, Penélope no recuerda otro momento en su vida en el cual su madre se abriera tan abiertamente junto a ella y, está muy agradecida por tener esa mijita de confianza.
—Tienes mucha suerte Penélope, no lo des por sentado.
Portia se marcha de su habitación, dejando a una Penélope melancólica, confundida, dividida. Mira la alianza de compromiso que luce su mano y suelta un hondo suspiro lleno de amargura por abandonar algo tan grande para ella que es igual que abandonarse a sí misma. Se seca una lágrima que surca por su rosada mejilla, entonces se levanta del sillón. Coje los números antiguos de su revista y los lanza, uno por uno para que se consuman en el fuego eterno, sintiendo que mata a una parte de ella misma.
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Eres todo lo que quiero
Romance¿En qué momento uno se da cuenta de sus verdaderos sentimientos y obra en consecuencia? Para Colín abrazar lo que siente por su mejor amiga ha sido un viaje mucho más largo, de aquellos que está acostumbrado cuando viaja por el mundo. Para Penélope...