Un silencio incómodo se traslada en la habitación del despacho, Anthony y Kate se miran repetidamente, digiriendo las palabras que momentos antes Colín ha formulado. Entonces, de manera inexplicable Kate suelta una sonrisa. Colín no entiende lo que le ha llevado a su hermana política a reaccionar de esa manera.
—Por un momento creía que sería de mayor gravedad —suelta Kate.
—¿Qué puede ser más grave que ella nos haya mentido a todos escribiendo todas esas cosas, de Eloise, de Marina o de mí? —pregunta con voz un tono por encima de su tono normal.
—No decimos que no haya hecho mal, pero ¿Eso borra todo lo que ya sabías de ella antes de enterarte de su secreto? —pregunta Kate.
—No, claro que no —deja salir Colín.
Colín se queda pensativo mientras Anthony añade:
—No me creo que Penélope haya sido capaz de hacer algo tan impropio de una mujer de su clase social —dice tocándose el mentón.
—¿Acaso estás queriendo decir que una mujer, sea de la clase que sea, no puede escribir y publicar? —Levanta una ceja haciéndole entender a Anthony que mire sus palabras.
—No, claro que no es eso, tan solo digo que Lady Whistledown se ha ganado mala fama y conociendo como conozco a la señorita Featherington sea la escriba detrás de la pluma —declara.
Colín asiente, dando la razón a su hermano que, como él, pensaba igual. Ese hecho le hace sentirse; menos culpable. Aunque claramente tan solo es su ego herido el que le hace pensar de esta manera tan irracional.
—Aunque también conociendo a Penélope Featherington, sé que su intención jamás ha sido herir a nadie, al fin y a cuentas; la conocemos desde que ambos erais unos mocosos —agrega Anthony.
—En todo caso, ¿Dejarás que ese tema estropee lo que sientes por ella? —pregunta Kate, juntando las manos con las de su esposo.
Colín los mira, mira en la manera en que sus manos se entrelazan y, entonces un peso en el pecho empieza aparecer. Después de un rato se vuelve a su habitación. Melancólico se echa encima de la cama y empieza abrazar la sábana amarilla, sus lágrimas salen sin esfuerzo.
—Me gustaría enseñarte el pueblo, si te vez con ánimos —comenta Lord Debling con una sonrisa en su iluminado rostro.
—Me gustaría mucho —responde ella, obligándose a sonreír.
Caminan por el prado, Lord Debling insistió mucho en que caminaran en vez de usar la vía rápida del carruaje. Detrás de ellos los acompañaban la doncella Ray y otro hombre al servicio de Lord Debling, estos hablaban mientras que sus señores caminan a una distancia de ellos.
—Dígame señorita Featherington, ¿Qué le ha llevado a venir tras anunciar su feliz compromiso con el señor Bridgerton? —pregunta de manera directa.
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Eres todo lo que quiero
Romance¿En qué momento uno se da cuenta de sus verdaderos sentimientos y obra en consecuencia? Para Colín abrazar lo que siente por su mejor amiga ha sido un viaje mucho más largo, de aquellos que está acostumbrado cuando viaja por el mundo. Para Penélope...