El carruaje sigue el camino como muchas otras noches, a la espera de que las dos personas que están en su interior salgan. Eloise tiene su ya acostumbrado rostro malhumorado, cosa que no le pasa advertido a su hermano Colín. Este se mira la mano aun llevando el vendaje apresurado que le hizo horas antes Penélope, por alguna razón que no llega a entender, pues se siente extraño cuando piensa en ella. Dirige su vista a Eloise y, proyecta sus sentimientos a la rareza del comportamiento entre su hermana y la que era su mejor amiga; aunque claramente seguía siendo la suya, muy a pesar de lo que pensaba Eloise de su amistad entre ellos dos.
—Está mañana Penélope ha estado en casa... —comenta más que por anunciar, buscando respuestas.
—Lamento que os hayáis cruzado, pero es que no entiendo vuestra riña, tampoco sé cómo debo comportarme al respecto sin saber que os ha pasado —Instintivamente Colín desvía la mirada para volver a mirarse la mano herida.
—Nos hemos distanciado —carraspea.
—¿Quieres que deje de verla? —pregunta Colín, con un tono de voz triste, aunque intenta que no lo note Eloise.
—No, eres muy posiblemente el único amigo que tiene y no quiero que se quede sola —vuelve a carraspear, sintiéndose vulnerable al seguir preocupándose por su ex mejor amiga. Colín tan solo asiente. —¿Cómo está? —Antes de que su hermano abra la boca, se adelanta —No quiero saber detalles, solo quiero saber si está deprimida —En el momento en que esas palabras salieron por su boca, se arrepintió.
—Penélope está bien, de hecho, está buscando marido —contesta Colín, de vuelta mirando de reojo su vendaje.
—¿Penélope? —Pone cara de incredulidad —No es nada propio de ella ¿Espero que no busque marido en ti? —Gira su cabeza para mirar a los ojos de su hermano, arqueando una ceja.
—No, claro que no. Tan solo la estoy ayudando —carraspea, una voz en su cabeza le dice que eso no es del todo cierto; aun así, procede a guardarla en el baúl de la inconsciencia y tirar la llave por la ventana del carruaje.
—¿Crees que es sensato? Eres un pretendiente, el más deseado por raro que parezca...
—Claro que no, pero nadie tiene porque enterarse de que ayudo a Penélope.
Una vez dentro del baile, los demás miembros de la aristocracia bailan, beben y hablan sin cesar. Colín se adentra en el interior de la sala de baile junto a su hermano Benedict, ambos están picoteando de la mesa de los dulces cuando dos señoritas se acercan.
—Buenas noches Lord Bridgerton y Lord Bridgerton —pronuncian las debutantes al unísono.
—Buenas noches señoritas —Al conjunto de damas se añade otra más —¡Y más señoritas! —exclama risueño —Vienen a cazar en manada —se burla Benedict al oído de Colín, este se ríe por la ocurrencia de su hermano.
—Le prometiste a Anthony que bailarías esta noche —comenta Colín picando a su hermano, escondiendo su risa bajo la copa de limonada.
—Sí... Sí —exclama Benedict, después saca a bailar a una de las tres, las otras dos damas se quedan aplastadas.
En otro rincón de la sala Lady Featherington se acerca a sus yernos, estos están admirando la sala de baile entre otras cosas.
—Caballeros ¿Dónde están sus esposas?
—La mía ha ido por algo dulce para comer —responde Finch.
—Sr. Finch su mujer ya es un dulce —comenta Portia sarcástica.
—Mi Prudence es un bombón —se adelanta a decir el Sr. Dankworth.
—Sr. Dankworth es usted tan... —Portia teme que su lengua le vaya a traicionar —Bonito —añade marchándose poniendo los ojos en blanco.
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Eres todo lo que quiero
Romance¿En qué momento uno se da cuenta de sus verdaderos sentimientos y obra en consecuencia? Para Colín abrazar lo que siente por su mejor amiga ha sido un viaje mucho más largo, de aquellos que está acostumbrado cuando viaja por el mundo. Para Penélope...