Capítulo 27 - Luces

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Colín mira de reojo como su esposa Penélope duerme abrazada a él. Sonríe de lado, al saber que esta maravillosa mujer lo ama a él. Penélope abre los ojos con somnolencia. Se fija en que Colín la mira fijamente y por acto reflejo, se aparta un poco. Luego él se disculpa y, hace que ella se ría. Ella se vuelve a acurrucar a su lado, feliz. Aunque la amenaza de Cresida sigue taladrando su cabeza. Entonces Colín le hace una pregunta que le vuelve a la realidad.

—¿Te gustaría leer más? —Penélope frunce el ceño, sin entenderlo —Mi diario —añade.

—Oh... —Ella abre los ojos —Sí, claro...

—Yo... he pensado... —carraspea, pues sus palabras se enredan en su lengua —Me gustaría ver mi diario publicado algún día —Penélope sonríe de oreja a oreja.

—Eso sería maravilloso Colín —pronuncia ilusionada por él.

—Sí lo hiciera, quiero que seas tú la que corrija mis escritos, confío en ti más que ningún otro experto —confiesa.

—¿Lo dices en serio? —pregunta incrédula.

—Por el amor de Dios Penélope, eres la gran Whistledown —hace una breve pausa para incorporarse al tiempo que no deja de mirarla a los ojos —Eres la mejor escriba que he leído en años —afirma, orgulloso.

Las mejillas de Penélope se encienden ante tal alago por parte de él. Luego asiente, afirmando que lo hará. Lo ayudará a sacar a delante el trabajo de su vida. Se imagina una vida llena de palabras, tinta y, alabanzas. Entonces la voz de Cresida le vuelve a la mente, haciendo que su sonrisa de disipe de golpe. Colín al ver el cambio brusco en su rostro, frunce el ceño con preocupación. No necesita preguntarle el motivo de su mohín, la conoce mejor que nadie para saber que le preocupa y que persona le invade la mente.

—No te preocupes mi vida, mañana resolveré este asunto —afirma.

La sonrisa regresa a los labios de Penélope, no por su afirmación de arreglarlo él, más bien, por el diminutivo por el que la ha llamado; «Mi vida». Su corazón riada felicidad al escucharle nombrarla a ella de esa manera tan cariñosa, dulce e íntima.

A la mañana siguiente Colín espera impaciente a que Cresida Cowper se deje ver en su propio salón. Cuando la ve aparecer, se pone rígido. Ella hace una expresión altiva a lo cual él le responde con un gesto arrogante.

—Supongo que ha venido a pagarme, señor Bridgerton —comienza hablar, con un tono arrogante.

—presupone demasiado, en realidad —Su cuerpo se tensa —He venido a rogarle clemencia, Penélope no se lo merece —A lo cual, Cresida se ríe sin piedad.

—¿Me quiere hacer sentir mal, señor Bridgerton? —pregunta, sin dejar en ningún momento ese aire arrogante.

—Lo que digo, es que Penélope ha cometido errores como todos, pero no se merece estar bajo ningún chantaje —concluye.

Cresida camina con paso lento pero firme. Se para junto en frente de él, su mirada se oscurece al tiempo que hace un gesto con la cabeza de manera orgullosa de ella misma, de tener ese poder que tiene al tener a ambos bajo su poder. Colín carraspea e intenta hablar, pero ella se le adelanta.

—Mire señor Bridgerton, como sabrá no estoy pasando por mi mejor época, así que diga lo que diga, no me va a disuadir —dice con avidez.

—Sabe la familia es lo más importante y, no dejaré que haga daño a mi familia —afirma Colín.

—Creo que no lo está encendiendo —hace una pausa —Y para que vea lo enserio que voy —dice sonriendo —Ahora exijo el doble —deja de sonreír de golpe, arqueando la ceja.

Eres todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora