Capítulo 17 - Las ruinas

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Un carruaje viaja por las calles más truculentas de Londres, teniendo a otro carruaje detrás. Con premura Penélope escribe en el interior del carruaje, palabras que dejarán a la señorita Cresida Cowper como la mentirosa dañina que es. El carruaje hace barias desviaciones, hasta llegar a estar en frente de una imprenta. Colín le pide a su cochero que lo deje cerca, con la intención de ir sigiloso a encontrarse con algún supuesto secuestrador que haya querido hacerle daño a Penélope trayéndola a esta parte tan peligrosa de la ciudad. Penélope se baja del carruaje y pica a la puerta de la imprenta.

—Mis disculpas por un pedido tan tardío —menciona ella, algo agitada —El pedido de la seda se ha retrasado, será bien pagado por la urgencia —declara ella, entregándole las hojas de su puño y letra.

—Lo que sea por Lady Whistledown —dice él hombre, esta le sonríe.

Al darse la vuelta descubre que Colín está ahí parado, a saber, cuanto tiempo. El suficiente para oír que la llamaban; Lady Whistledown.

—Colín... —El asombro se hace mella en su rostro medio cubierto por la capucha de su abrigo tan oscuro como la noche.

—Tú... —pronuncia con duricia —¿Eres Lady Whistledown? —pregunta con el rostro encendido por la irá.

Colín se la queda mirando confuso, aturdido e incluso, pero sobre todo rabioso. Penélope a su vez solo puede negar con la cabeza, sintiéndose extremadamente expuesta.

—Co...Colín... yo... —tartamudea, respirando agitadamente.

—No digas nada si es para negar la evidencia, he visto como salías de la imprenta, ese hombre llamándote, Whistledown —Hace una mueca casi congelada.

Ahora es Colín quien niega con la cabeza, negándose a la idea de que la persona a quien tanto ama lo ha traicionado de esta manera tan ruin.

—Lo eres no lo niegues más —gruñe él.

Ella asiente como respuesta, las lágrimas surcan por sus mejillas; temiendo que sus acciones hayan destruido su relación con Colín. Aunque también sabe que no tuvo otra opción que desmentir a Cresida Cowper y más, tras haber querido deshonrar el buen nombre; Bridgerton.

—Escribiste tú todas esas cosas de mi familia, ¿Cómo has sido capaz de hacerlo? —articula, alterado.

—¡No escribí esas cosas! —exclama ella.

—Eso no importa, porque sí escribiste lo demás —hace una pausa para acercarse a ella.

Lo que Penélope no sabe, es que él se refería a todo lo anterior escrito por ella, pero tampoco le corrige al darse cuenta de que Penélope cree que la está acusando de escribir la columna en donde Cresida Cowper había escrito aquellas falsedades sobre su familia. Al final Penélope entiende que la acusa de todo lo escrito el año pasado sobre Eloise. Colín al ver su contestación afirmativa, se tira para atrás como si hubiera recibido un golpe físico. Preguntándose si en realidad ella lo amo en algún momento o, solo fue una estrategia. En ese instante se le pasa por la mente la conversación que escuchó cuando entró en casa de los Featherington, cuando entró como un tornado al escuchar la voz de Portia incriminar Penélope; acusándola de engatusarlo. Un segundo después sabe de inmediato por dónde atacarla y, aunque parte de él le implora no hacerle daño, otra parte; la emocional le exige justo eso. Así que sus labios se mueven; la decepción mezclada con el veneno. 

—Jamás te lo perdonaré —pronuncia con duricia —Me has usado para tú malvado plan, has hecho que me enamore de ti para luego usarme en tu propio beneficio —Las lágrimas recorren su rostro enojado.

Al escuchar tales calumnias salidas por la boca del hombre al que tanto admiraba, amaba y creía conocer tan bien, no puede evitar ponerse firme y es entonces cuando ella lo encara.

—No sabes lo que es ser mujer y que toda tu vida se base en que ropa luces o con quien te vas a casar... —Lo mira con una mirada profunda —Yo he construido un negocio por méritos propios —contraataca, herida —No lo puedes entender porque eres hombre y un Bridgerton nada menos por lo tanto, nunca sabrás lo que es tener que estar en la sombra porque las mujeres no tenemos esos mismos derechos —lanza con voz agitada, aprovecha la pausa para tragar —Y no te atrevas a insinuar que mi amor era un ardil, te recuerdo que fuiste tú quien frustró la pedida de mano de Lord Debling —concluye, dolida, pero con la cabeza bien alta.

Colín que tienen los ojos abiertos de par en par, luego lanza una risotada llena de sarcasmo.

—Y fuiste tú quien hizo que se acelerará el proceso del compromiso con lo ocurrido en el carruaje —calla de golpe, sintiéndose mal por haber dicho eso, pues en el carruaje, al fin y a cuenta, fue él quien empezó.

En el rostro de Penélope se puede apreciar lo impactada que esta por las palabras y la acusación de Colín.

—Bien, entonces, si realmente piensas eso... —Se limpia el rostro de lágrimas —Rompo el compromiso... —pronuncia con la voz rota por el llanto.

Dicho eso, se gira en donde la espera el cochero, sube y Colín ve cómo se marcha sintiéndose un canalla. Su irá, su orgullo ha hecho que ella rompiera con todas sus esperanzas, sus ilusiones.

Al día siguiente, después de haber llorado toda la noche, los ojos de Penélope son como dos cerezas de lo enrojecidos que están

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Al día siguiente, después de haber llorado toda la noche, los ojos de Penélope son como dos cerezas de lo enrojecidos que están. Deambula por la casa como cuerpo sin alma. Portia que la ve comportarse de manera extraña a comparación a como estaba días antes, intenta hablar con ella.

—Penélope, ¿Está todo bien? —Se sienta en el sillón al lado de su hija.

—No quiero hablar mama —dice tajante.

—Está bien, pero si necesitas cualquier cosa, tan solo me tienes que decir —Se levanta del sillón con una sonrisa llena de preocupación.

—Mama —menciona ella antes de que Portia saliera de la sala principal —¿Dónde guardaste la carta de Lord Debling? —Mira a un lado para ocultar sus intenciones y así evitar que su madre la interrogará, como solía hacer siempre.

La pregunta no solo la coge por sorpresa a Portia, sino que hace que su preocupación vaya en aumento.

«Que cosa terrible había tenido que haber hecho el señor Bridgerton para que Penélope quiera retomar lazos con Lord Debling» —piensa Portia, frunciendo el ceño.

—No importa, ha sido absurdo preguntártelo —Gira una cuarta parte la cara para mirar por la ventana.

—Bueno, si tanto te interesa, puede que la encuentres en el primer cajón del despacho —pronuncia antes de irse —La boda no se va a planificar sola —añade, mirando a Penélope de reojo.

Penélope se levanta casi una hora después, se dirige al despacho que era de su padre y ahora es de Portia. Abre el cajón encontrando la carta escrita por Lord Debling cuando las invitó a pasar unos días a su casa del campo. Penélope respira hondo y es entonces cuando decide que necesita perspectiva. 

Eres todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora