- 3 -

4.9K 415 30
                                    

Tres.

Bebí de la taza de café que me había traído Hailee mientras observaba los documentos que habían en aquel folder.

-Robarán -Dijo Hailee luego de un rato, abrí los ojos como platos-. Joyería Diamonds, al parecer hoy, pero no sabemos la hora precisa.

-¡¡Manden refuerzos!!
Exclame algo asustada.

Hailee negó con su cabeza.
Junte las cejas.

-_______, si mandamos refuerzos y logra escapar, sospechara de ti y podría hacerte daño... lo mejor es que 2 o 3 oficiales merodeen por ahí unos cuantos minutos, buen trabajo.

Sonreí ligeramente.
Aún no había atrapado a Ross, pero por lo menos había encontrado pistas.
Abrí mi bolso y saqué el paquete marrón.

-¿Qué es eso?

Fruncí los hombros.

-Estaba en el comedor de Ross, encima de una mesa, habían 3 más de estos -Lo agite-. Me parece que es cocaína.

Hailee frunció el ceño y me quitó el paquete de las manos, lo abrió con extremo cuidado para que no se cayera el polvo por ninguna parte.

-Evidentemente, es cocaína -Agarro un poco con sus dedos y lo olió, tosió-. Si, no hay dudas, es cocaína.

Volvió a cerrar el paquete y echo directamente a la basura.

-¿Qué haremos?

-Tienes que seguir con el plan -Me respondió-. Sigue llendo a su casa, encuentra más pistas e información como esta -Me mostró nuevamente los documentos-. Recuerda, ese tipo es peligroso, tienes que ceder a todo lo que el te diga, ¿vale?

Asentí lentamente.
¿Y si me pedía que me acostara con él?
¿También tendría que ceder?
Joder...
Esto me esta costando más de lo normal...

*

Estacione mi camioneta justo en donde la había estacionado el día anterior, llegaba recién de la escuela, estaba vestida con unos jeans pegados, un suéter y unas pequeñas botas negras.

Mañana no pondría venir, tendría que pasar el día entero con Taylor, se lo prometí a ella y también a papá.

Toqué la puerta dos veces, como ayer, al instante Ross salió de su casa, camino y abrió la reja pero no me dejo entrar.

-Hola...
Lo salude tímidamente.

-Ven conmigo.
Me llamo.

Me jalo de la muñeca bruscamente y caminamos hasta estar frente a un Audi blanco con lunas polarizadas, era jodidamente hermoso.

-Sube.

Volvió a indicarme abriendo la puerta del piloto y sentándose.

-¿Qué esperas?

Pregunto de mala manera.
Me subí rápidamente al asiento de su costado. Abroche mi cinturón de seguridad.

-¿A dónde iremos?

Susurre aterrada.
Ross me miro y encendió el auto.
Puse los ojos en blanco.

Estaba empezando a asustarme, y no quería que Ross lo notará.

-Iremos a la casa de un amigo -Me dijo poniéndose sus lentes de sol.

¿Por qué usar lentes de sol si no hacia absolutamente nada de sol?

"Para que no lo reconozcan, idiota"
Golpee mi cabeza mentalmente.

-¿Por qué o para que?

-Eso no te interesa.
Respondió agarrando una cajetilla de cigarros.

Ay no...

-No puedes conducir fumando, te estrellarás

-¿Y?

Me respondió nuevamente de mala gana. Bufé interiormente y me dedique a mirar por la ventana.

Ross estaba dirigiéndose hacia un sitio realmente feo, y descuidado, seguramente su amigo es un drogadicto...

Se estacionó frente a un bar, y salió de la camioneta dejándome sola allí.

-No vaya a ninguna parte, sube las lunas y espérame aquí.

Asentí desorientada.
¿En dónde estaríamos?

Abrí la pequeña cajuela que estaba delante mío, habían erramientas, un reloj al parecer de oro y algo para el cabello.

Nada interesante.
Voltee para observar los asientos de atrás, el auto estaba perfectamente cuidado, me dije debajo de los asientos, vi am una bolsa al parecer llena, de color blanco.

¿Qué habría allí?
Iba a estirarme para alcanzarla pero mi teléfono comenzó a sonar. Gruñí.

Metí la mano a mi bolso y saqué mi teléfono, papá.

-¿Hola?

-¡¿Dónde demonios estas?!

Suspiré

-Estoy en la casa de Sam, papá..

Mentí ladeando la cabeza.
Mi papá se había vuelto sumamente sobre protector con la muerte de mi madre.
Pero lo entendía, no quería que nada nos pasara a mi ni a Taylor.

-¿A qué hora volverás?
Pregunto ya más calmado.

-No lo se, pero no muy tarde, tenemos muchos trabajos por hacer -Volví a mentir-. Hablamos luego papi

Y colgué antes que pudiera hacerme otra pregunta más.
Volví a mirar debajo del asiento de atrás pero abrieron la puerta.

-¡Dios, me haz asustado!
Exclame poniendo una mano en mi pecho.

Ross río y se monto en el auto tranquilamente.

-¿Quieres ir por un helado?

Fruncí el ceño.

-¿Un helado?

-¡Oh, perdóname! Estamos a 15 grados, ¿Quieres ir por un café?

Encubierta | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora