- 7 -

5K 411 29
                                    

Siete.

-Si papá -Dije poniendo los ojos en blanco-. Ayer no pude ir a casa porque hubo una tormenta, por eso me quede en la casa de Sam, y hoy también me quedaré en la casa de Sam porque nos dejaron mucha tarea en la escuela.

Mentí.
No había ido a la escuela, había pasado absolutamente toda la mañana y tarde con Ross, eran las 9:00pm. Demasiado tarde para ir a casa, ¿Verdad?

-Vale, papá, te quiero.
Dije y colgué.

Por suerte no estaba molesto.
Agarre mi copa de vino y bebí de ella un poco, suspiré sintiéndome algo mareada.

Cuando note que ya no había nada, le quite la botella a Ross, tomé dos grandes tragos, por accidente algo de vino salpico en mis pechos.

Me ruboricé haciendo que Ross riera, y para colmo, estaba en lencería ya que Ross se ofreció a lavar mi ropa. Demonios.

-¿Quieres que te ayude a limpiarte?
Me dijo poniéndose encima de mí.

Abrí mis ojos como platos cuando sentí su boca en el escote de mis senos, lamiendo el vino que había caído por allí, cuando sentí que iba a quitarme el sujetador lo empuje y me levanté del sillón.

Toqué mi cabeza, estaba algo mareada. Ross se levantó para seguir con lo que estaba haciendo pero le di una sonora y fuerte bofetada en la mejilla derecha.

-¿¡Qué mierda te pasa!?
Me gritó sobándose la mejilla.

Agarré la playera de Ross que se había sacado hace unos buenos minutos, y corrí hacia la puerta.

-¡Joder, espera!
Me grito llendo hacia mí.

Me puse la playera mientras corría hacia mi auto, me monte allí y lo arranque rápidamente sin dedicarle ni una sola mirada a Ross.

-Mierda, mierda, mierda.
Maldije por lo bajó y suspiré.

-¡¡NO PUEDES CONDUCIR HABIENDO BEBIDO!!

Gritó realmente fuerte. Aceleré.
Paré cuando el semáforo se puso a rojo, saqué mi teléfono, entré a notas y vi el nombre de la pizzería: Pizzitas.

Me dirigiría allí ahora mismo, por suerte tengo ropa en el asiento trasero. Me estaciono en una calle en donde me aseguro que no haya nadie para poder cambiarme.

La ropa que tengo lamentablemente es mi uniforme de oficial de policías, obviamente solo tengo la placa de aprendís.

Vuelvo a mi asiento principal y comienzo a manejar, con el GPS pude encontrar el camino a la pizzería.

Una vez allí, salí de mi camioneta y entré directamente allí. Varios hombres comenzaban a mirarme al igual que varias chicas. Busque el mostrador con la mirada, y me acerque cuando lo encontré.

-Hola, ¿En qué puedo ayudarla?
Me pregunta un chico vestido de mozo, con un bonito delantal.

-¿Quién de todos los repartidores le lleva pizza a Ross Shor Lynch?

Susurró.
El chico me mira sorprendido, pero aún así, me deja entrar a un estacionamiento en donde están todos los repartidores preparándose para hacer sus últimas entregas.

-Alex.
Dice el chico, con un fuerte tono de voz.

Un chico masomenos del tamaño de Ross, buen cuerpo, ojos verdes, tez blanca y con un bonito cabello negro, se acerca hacia a nosotros.

-Buenas tardes oficial -Sonreí-. ¿Qué sucede jefe?

-Esta señorita busca al chico que le reparte pizza a Ross Lynch, supongo que estas en problemas.

El tal Alex se sobresalta y dirige su mirada hacia mi completamente nervioso. Voy con él más lejos de los otros repartidores para que no escucharán nuestra conversación.

-Mi nombre es _______ -Empiezo sacando mi placa de aprendiz-. Soy aprendiz, no haz hecho nada malo, solo estoy aquí para preguntarte unas cuantas cosas sobre ese sujeto.

Alex asiente aún algo tímido.
Agarro la libreta que tengo en mi pantalón y un bolígrafo.

-Tendrás que decirme toda la verdad, porque si no podrías ir a la cárcel por "protegerlo"

Escribo en la libreta y lo miro otra vez para hacerle la primera pregunta:

-¿Qué te dijo exactamente cuando te amenazo?

-¿Cómo sabe que me amenazo?
Pregunto a la defensiva.

Puse los ojos en blanco.

-Escúchame Alex, estoy de encubierta con ese tipo, necesito llevarlo tras las rejas, logre ganarme su confianza, ahora solo falta investigar, saber en todo lo que puede estar metido y llevarlo tras las rejas.

Dije fría mirándolo fijamente a sus lindos ojos verdes.

-Vale -Dijo él-. Me dijo que si se me ocurría estafarlo, él mismo se encargaría de lanzarme muerto por lago.

Abrí los ojos a tope y apunté su respuesta. ¿Y si se refería al lago en donde estuvimos ayer?
Aunque también podía decirlo en sentido afigural.

-¿Sabes algo más de él?

-Si, cuando fui a dejarle una orden lo vi inhalando cocaína, y tenía varios paquetes marrones que sin duda tenían cocaína, me escondí cuando sentí que iba a verme, y escuche hablando por teléfono, dijo que llevaría toda esa mierda a un bar y también que tenía a un muerto en la sala principal, y que un tal "Kevin" tenía que ayudarlo a deshacerse del cuerpo.

Asentí y volví a anotar su respuesta, debía ir al lago, y luego volver a entrar a la casa de Lynch.

-Bien, gracias Alex -Saqué una tarjeta de mi bolsillo y se la di- Llámame si sabes algo más de él.

Extendí mi mano y el la acepto gustoso sonriendo.

-Gracias a usted...

Le sonreí, él se ruborizo.
Solté su mano y me dirigí a la salida del estacionamiento.

Volví a mi camioneta y la prendí.
Próximo destino:
El lago a donde habíamos ido ayer.

Sonreí ligeramente y pise el acelerador.

Encubierta | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora