- 15 -

4.5K 428 38
                                    

Quince.
Último Capítulo.

-¿Tienes mucho trabajo que hacer?

Jack asintió bostezando.
Me reí y tomé las llaves de su mano.

-No tienes ni idea.
Respondió estirándose en la gira giratoria.

Sonreí dulcemente.

-Si quieres puedes irte ya, soy la hija del oficial principal de L.A, yo cerraré esto, tranquilo.

Jack sonrió agradecido. Besó mi mejilla y agarro su mochila junto unos cuantos papeles.

-Muchas gracias ______, te debo una, nos vemos mañana -Le guiñe un ojo-. Por cierto, ¿Sabes ir en moto? Me enteré que tu camioneta está en el taller así que...

Asentí antes de que pudiera decir algo más.

Me lanzó las llaves de la moto.
Las dejé encima de la vitrina.

-Nos vemos.

-Hasta luego Jack.

Jack se fue lentamente.
Miré por la ventana y no tarde en sonreír cuando se fue en su auto.

Agarre un par de papeleos con mi nombre, agarre con mi mano derecha una pluma y rayé todos los papeles que llevaban mi nombre al igual que mis fotos.

Dejé mi gorra de oficial en la mesa de cristal que había allí, y saqué mi mochila.

Dinero, tarjetas, mi pasaporte, mi visa, y unas cuantas cosas innecesarias más.

Guarde las llaves de la moto en mi pantalón.

Entré a la oficina de mi padre, por suerte nunca la cerraba, abrí la gaveta en donde guardaba las llaves de todo tipo, de su coche, de su habitación, de las celdas, de la comisaría.

Agarre una de la llaves que tenían borde negro, la observe, era esa.

Hoy por la mañana había visto a Jack usar esta para entregarle la comida a Ross, que por cierto, comió a regañadientes.

Cerré la puerta de la oficina de mi padre y comencé a cambiarme, unos shorts negros cortos, unas converse negras, un crop top color blanco y una chaqueta de cuero negra.

Salí de la oficina de mi padre y camine con paso rápido a la celda de Ross.

Introducí la llave en la cerradura haciendo que me mirara.

Abrió los ojos como platos y se dirigió hacia mí, intente abrir la celda, pero no abría, maldición.

-¿Q... Qué haces?

Preguntó Ross extrañado, lo miré, estaba ansioso.

-Lo que he querido hacer desde que llegaste aquí.

Respondí girando la llave para el otro lado, Bingo.

La celda se abrió, fui directamente a los brazos de Ross para abrazarlo, el me correspondió al abrazo, abrazándome aún más fuerte.

Busco mis labios y los besó con desesperación.

-Gracias... gracias
Susurró volviéndome a besar.

Me separé de él al ver el reloj, las: 2:34am.

Mi padre vendría en cualquier momento a chequear la comisaría.

-Quiero irme contigo... Ross, te amo.

Susurré contra sus labios para luego besarlo nuevamente.

Ross sonrió a tope, acaricio mi cintura y me tomó del brazo rápidamente.

-¿Tu auto está aquí o...

-Tengo las llaves de una moto.

Dije dándoselas.

Salimos de la celda rápidamente, Ross fue hacia la puerta de salida y yo agarre mi mochila, arranqué el post-it que había escrito hace un rato y lo deje en el escritorio de mi padre, me dirigí hacia la puerta de salida.

Sin darme cuenta, había hecho que las alarmas se activarán, joder.

Busque a Ross con la mirada, y lo encontré, encima de la moto, mirándome con una sonrisa de satisfacción.

Corrí hacia él, me puse un casco color negro, y me monte detrás de él, lo abrace fuertemente de la cintura.

Ross arranco cuando se escuchamos las sirenas de la policía... seguramente de otra comisaría.

-¡Rápido!

Exclamé.
Ross acelero.
Me sujete aún más de el conteniendo las ganas que tenía de gritar.

Miré hacia atrás, al parecer ya estábamos lejos, no había nadie detrás nuestro.

Suspiré aliviada.

-¿A dónde iremos?

Pregunté al ver que Ross se dirigía a una calle algo fea.

-A la casa de un amigo -Respondio-. Solo tengo que tomar unas cosas y nos iremos, los dos, juntos, por siempre nena.

Sonreí, y besé su hombro.

-Te amo Ross...

Ross no respondió, pero pude sentir su sonrisa adornando su bello rostro.

***
¡Segunda Temporada!
Seguirá como capítulo 16 ;)
Será segunda temporada porque se será como que otro tema.
-¡Compren pañuelos!
-¡Callate vos!

Las amo Frutillas!
Espero que les haya gustado este último capítulo, son más mejores.

Encubierta | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora