CAPÍTULO 13

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Kren había detenido el auto en el club que portaba el nombre por el que la gente los llamaba.

Fire.

Era lujoso, sofisticado y ciertamente debías tener un mínimo de dinero para entrar en un lugar como este.

Una vez salió del auto dio la vuelta para llegar hasta mi puerta y abrirla para mí. Tomando su mano salí del auto y él cerró la puerta detrás de mí para luego aferrarse a mi mano y dirigirse hacia el interior del prostíbulo que parecía estar funcionado en todo el sentido de la palabra, ya que se podía notar desde afuera el ajetreo de las personas ingresando en el lugar.

En cuando Kren se acercó a la puerta vi como las personas se hacían a un lado para dejarnos pasar y noté la mirada interesada de ellos puesta en mí.

Dann y Death venían a nuestras espaldas y me sentí de cierta forma segura y poderosa al entrar con estos hombres a este lugar que les pertenecía.

Una vez entramos no pude evitar maravillarme con la opulencia del lugar. Todo estaba perfectamente decorado en sintonía con la temática que debía poseer un negocio como este y muchas mujeres se movían alrededor del lugar atendiendo a los clientes que no parecían venir solo para tener a una mujer, sino también para verlas bailar, pues muchas de ellas se movían alrededor de tubos de metal y otras tantas bailaban dentro de burbujas que colgaban del techo. También podía notar que otras colgaban de aros haciendo piruetas que podrían ser mortales si no estaban lo suficientemente preparadas para eso.

El lugar era maravilloso y fue imposible para mí no perderme en cada chica bailando o demostrando sus destrezas. Pero pronto mi atención se vio interrumpida cuando varias mujeres se acercaron a nosotros.

Podía sentirlas detrás de mí probablemente pegándose a Dann y a Death, y lo confirmé cuando una de ellas se acercó a Kren que aun sostenía mi mano y le rodeó la cintura con sus brazos.

Otra de ellas, de cabello rubio y con un traje de pedrería plateada se posó delante mí mirándome como si fuera el más delicioso postre.

—Eres muy hermosa —admitió acercándose mucho a mi rostro para que pudiera escucharla por encima de la música.

Su olor era envolvente, parecía ser vainilla y me vi inclinando la cabeza en su dirección cuando ella paseó su dedo índice por mi cuello haciéndome estremecer. Este lentamente descendió por el valle de mis senos y rozó uno de mis pechos haciéndome pasar saliva.

—No —escuché decir a Kren y su mano sostuvo la muñeca de la mujer con delicadeza antes de apartarla de mí —no está interesada.

Con las mejillas rojas por la vergüenza me apegué a Kren y oculté mi rostro en su brazo mientras la mujer me veía con una sonrisa coqueta.

—Disculpe, señor.

Noté que Kren le asintió y ella dio un paso atrás. Solo entonces me di cuenta de que las demás habían desaparecido después de darle lo que parecía ser su habitual bienvenida a los hermanos Fire.

Sin entretenerse más con las chicas, Kren retomó su camino y atravesó la enorme sala común conmigo a su lado y sosteniendo aun mi mano. No pasó desapercibido para mí que todos nos miraban de forma curiosa y entendí que probablemente ellos nunca se había paseado con una mujer de esta forma, lo que me hizo sentirme un poco más orgullosa de mí misma.

Al cruzar hacia el otro extremo del lugar nos adentramos en un pasillo iluminado por luces claras que cambiaban de color constantemente y nos detuvimos en la puerta al final del pasillo.

En cuanto Kren estuvo frente a ella la tocó un par de veces y luego la abrió dejándome pasar primero.

Las mujeres alrededor estaban entre vestidas y semidesnudas. En cuanto vieron a los hombres a mis espaldas todas se pudieron rectas y miraron con cierto respeto a estos hombres dejándome saber que no reinaban con el miedo a estas mujeres como lo hacían con el resto de los demás bajo sus órdenes.

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