CAPÍTULO 23

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Mi cuerpo estaba tendido sobre una superficie fría. Mis manos estaban atadas y solo mis pies estaban libres.
Cuando mis ojos pudieron adaptarse a lo que veía, me di cuenta de que estaba tendida dentro de la tina blanca y poco a poco el agua helada comenzaba a mojar mi piel sangrante. Por un segundo el pánico me invadió al sentir que tocaba mi barbilla y que podría ahogarme en cuestión de segundos, ya que la fuerza no me era suficiente para levantarme.
Pero al recordar con quien estaba me calmé, él no permitiría que nada me sucediera.
Ni siquiera sabía como había llegado ahí, no tenía idea de si me había desmayado, si me había dormido o si la bruma de deseo en la que había caído me había prohibido darme cuenta de lo que sucedía a mi alrededor.
Con un tembloroso suspiro intenté empujarme hacia arriba para tratar de ver en dónde se encontraba Death, pero la respuesta vino casi de inmediato cuando sentí su mano presionando mi espalda baja para que permaneciera en mi lugar.
El alivio me recorrió al sentir su toque suave acariciando mi espalda mientras evitaba las heridas superficiales que habían causado sus latigazos y de cierta forma, ese toque tan superficial y suave me reconfortó mientras la tina se llenaba cada vez más de agua cubriendo ahora una porción mayor de mi cuerpo.
Mis muñecas estaban sumergidas bajo el agua y mantenía la cabeza alta para que solo mi barbilla tocara el agua.
—Respira profundo —le escuché decir.
Toda mi piel se erizó ante su tono de voz ronco. Como si de una marioneta me tratase respiré hondo justo antes de que el agua cubriera mi nariz, por lo que me rendí a la situación y dejé caer mi cabeza en el agua helada presionando mi frente contra la porcelana.
No pasó mucho tiempo hasta que el agua me cubrió por completo a penas unos segundos, pero no estaba acostumbrada a aguantar la respiración por tanto tiempo, por lo que pronto mis pulmones comenzaron a gritar por oxígeno, por lo que me removí inquieta en el agua tratando de levantarme, pero no podía.
Hasta que Death me sostuvo por la cintura y me elevó a cuatro patas provocando que mi rostro se elevara y saliera del agua permitiéndome respirar adecuadamente.
Mi cuerpo temblaba por el frío, mis dientes castañeaban y mi piel se encontraba erizada. Pero agradecí el alivio inmediato que representó en mis heridas y en mis entumecidas extremidades.El agua como el hielo detuvo mi débil sangrado en algunas heridas y me permitió deshacerme del rastro pegajoso que había estado cubriendo mi piel.
El agua se detuvo y yo me quedé dentro, con el silencio envolviéndome y la desesperación recorriéndome.
Estaba cansada, sí, sentía que mi cuerpo no podía más, por supuesto. Pero no estaba al límite. Prometí darle todo y aun sentía que había algo que tomar. Quería quedarme sin nada, ser un simple cascarón cuando él terminara conmigo. Quería ser un molde vacío listo para llenar. Quería que se llevara todo para poder reponerlo con nuevas cosas, pero nada de eso sería posible si quedaba algo.
Por eso me obligué a abrir del todo los ojos. A acomodarme dentro de la tina provocando que el agua se moviera levemente y me puse a disposición de él sin emitir una sola palabra.
Y él claramente entendió el mensaje, pues lo sentí moverse a mis espaldas de forma lenta hasta que se adentró en la tina y se colocó detrás de mí.
—Aparentemente tú necesitabas esto más que yo, conejito.
Sus dedos se pasearon por mi trasero y lo sentí rodear el objeto aun dentro de mi culo. Se sentía la presión ahí y eso me hacía ansiar si toque, me hacía apreciarlo fuese cual fuera.
—Solo te necesito a ti —me atreví a decir.
—¿Segura? —cuestionó con esa voz suya que me hacía erizar por completo —¿te sería suficiente si solo te doy mi polla? —y esa pregunta vino acompañada de una dura estocada que no me permitió emitir palabra alguna, solo un gemido ansioso y desesperado. —¿sería suficiente para ti solo tenerme? Porque pareces querer más que eso, conejito.
Una risa ronca y baja provocó que todos mis vellos se rizaran mientras trataba de moverme hacia atrás para sentirlo un poco más profundo.
Yo estaba húmeda, sí, pero también sensible ahí abajo. Me había follado como una bestia más de una vez, me había hecho correr las suficientes veces como para perder la cuenta. Él había hecho conmigo lo que había querido y aun así ansiaba más, ansiaba ese punto de ruptura sin retorno que tanto necesitaba.
Tal vez obtenerlo mediante el sexo no era la solución mas acertada, pero era todo lo que tenía y quería.
—Quiero más —logré decir. Pero pareció más un sollozo suplicante que una petición directa.
—Quieres que te rompa —dijo definitivamente —no porque quieras saber hasta donde puedo llegar, quieres que te rompa, porque, así como yo siento la necesidad de romperte, tu sientes esa necesidad nata que lo haga. Lo entiendo, muñequita.
Él salió lentamente de mí, pero a la hora de adentrarse nuevamente, lo hizo tan brusco que el chillido escapó de mis labios sin consentimiento alguno.
—Y voy a darte lo que necesitas, conejito, te daré el renacimiento que tanto has ansiado.
Aun con su miembro en mi interior se impulsó hacia adelante rozando mi espalda magullada con su pecho y tomó una de mis manos bajo el agua para deshacerse de uno de los grilletes.
Ya el agua no se sentía tan fría, no con él tocándome, no con él prometiéndome las cosas que solo había deseado en mi cabeza.
Cuando mi mano estuvo libre él se reincorporó llevándola consigo y me hizo presionarla contra su pecho.
—Toca dos veces con el puño si quieres parar, conejito, pues no podrás hablar.
Su tono de voz era tan peligrosamente bajo y mortal que me hizo sentir lívida con solo imaginar lo que podría aproximarse.
Con un gruñido suave se acomodó a mis espaldas y me tomó de la cintura con fuerza para comenzar a moverse. Mi cabello negro húmedo creaba una cortina alrededor de mi cabeza que me impedía ver cualquier otra cosa en aquel lugar. Solo podía enforcarme en el agua fría que mojaba mi cuerpo, en la tina blanca e impoluta iluminada por las llamas de las antorchas que bailaban sobre mi piel y el agua de forma suave cada vez que esta se movía.
Las embestidas de Death esta vez fueron calculadas, un ritmo y tiempo similar en cada una de ellas que me estaba haciendo delirar mientras la bruma del placer se extendía por todo mi cuerpo haciéndome olvidar lo cansada que estaba.
Quería más.
Y pronto lo obtuve cuando los dedos de Death se aferraron a mi cabello con fuerza, pero en vez de hacerme levantar como lo había hecho en el bosque, me empujó hacia el agua metiendo mi cabeza en ella prohibiéndome respirar adecuadamente.
El gemido de pánico se quedó atrapado entre las fauces del agua. Mis ojos estaba bien abiertos, mi cuerpo expectante y mis sentidos aturdidos. No podía oler, escuchar, degustar, nada, solo podía sentir. Las manos de Death sosteniéndome con fuerza de mi nuca y cintura, su miembro duro, palpitante y grande perforándome una y otra vez tocando puntos tan sensibles en mí que sentía que desfallecería en cualquier momento.
Solo podía sentirlo a él.
Mis pulmones rogaron por aire. Estaba soportando más de lo que podía y las lágrimas escaparon de mis ojos, pero se confundieron con la helada agua.
Mi coño se apretó alrededor del miembro de Death con fuerza y agradecí cuando me elevó del agua para que pudiera dar varias bocanadas de aire, pero antes de poder recomponerme adecuadamente volví a estar dentro de ella nuevamente ansiando poder respirar.
La desesperación me invadió y mi única mano libre se elevó hacia su torso dispuesta a tocar dos veces con mi puño, pero segundos antes de llegar me detuve y solo abrí la palma para presionarla contra él para poder sentirlo.
Sentir su piel húmeda y tatuada llena de calor para reconfortarme.
Cuando me sacó del agua me llevó hacia él provocando un tirón doloroso de la correa amarrada a mi otra mano, pero no me importó, podía sentir su pecho caliente contra mi espalda llena de heridas. Pero se sentía tan bien.
Un sollozo escapó de mis labios y lloré desconsolada mientras me follaba más y más fuerte.
—Es una pena que no te escucharé correrte por última vez.
Y una vez dejó un beso contra mi barbilla, me empujó hacia adelante en el momento justo en el que mi coño se apretó alrededor de él antes de correrme gloriosa y aparatosamente mientras mi respiración era cortada nuevamente.
Creí ahogarme un poco ante el grito desordenado que solté, pero nada de eso importó cuando lo sentí correrse duro y abundante en mi interior al haber exprimido su orgasmo fuera de él con ayuda de mi pulsante vagina que se aferraba a él como un maldito guante.
Cuando salí del agua tosí irremediablemente y agradecí el oxígeno que llenó mis pulmones. Pero ya había sido demasiado para mí. La fuerza con la que me había corrido en esta ocasión me dejó deshecha y mi cabeza cayó hacia adelante sin poder sostenerme en lo más mínimo.
Death permaneció inmóvil durante un tiempo, suponía que recuperándose de su intensa corrida. Pero cuando estuvo listo, su miembro decaído salió de mí estremeciéndome en el acto.
Sabía que su semilla se deslizaba de mis pliegues y se mezclaba con el agua aun helada que cubría parte de mis extremidades, pero n emo importó en lo más mínimo.
Con suavidad Death se inclinó hacia adelante y retiró la última de mis restricciones antes de tomarme en brazos y levantarme del agua para sacarme de la tina.
Me estremecí cuando el calor del lugar me envolvió y de una forma u otra lo agradecí, pues mis dientes castañeaban y mi piel estaba congelada.
No sabía hacia donde Death se dirigía, pues mis ojos estaban cerrados. Solo me di cuenta cuando el agua caliente me rodeó el cuerpo haciéndome suspirar de alivio. Era el agua de la gruta la que me envolvía.
Sentí que Death me arrastraba por toda ella y supuse que se estaba acercando a la salida mientras mi cuerpo flotaba en el agua cálida ayudando a recomponerme, pero empujándome más y más hacia la inconsciencia. Y no pude resistirla más, me dejé abrazar por ella sintiendo como algo dentro de mí se rompía para dar paso a algo más que aun no sabía como nombrar.


Nota
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