Pov Lisa
El verano de este año había sido, en una palabra, "Diferente".
Acostumbrada a días soleados y estar en el mar con mi tabla en la playa, este año mi realidad había cambiado drásticamente.
Así pues, mi verano se había pasado entre las cuatro paredes de mi habitación la gran mayor parte del tiempo, con la televisión como mi única ventana al mundo exterior.
Más días pasaban, y yo encontraba refugio en una programación que nunca antes había considerado: los programas de motociclismo.
Durante horas, me quedaba absorta frente a la pantalla, observando cómo los pilotos maniobraban con precisión y habilidad a través de caminos sinuosos y difíciles terrenos.
Las motocicletas, con su potente motor y su diseño aerodinámico, se convirtieron rápidamente en mi nueva obsesión.
Algún día quiero conducir una motocicleta, pensaba en silencio varias veces al día, imaginándome a mí misma controlando una de esas bestias de dos ruedas.
Pero la realidad siempre volvía y la incertidumbre me asaltaba.
¿Cómo le podría decirle a mis padres que quería aprender a conducir una moto tras lo ocurrido?
La preocupación se dibujaba en mi rostro.
No creó que ellos, después de mi accidente en el mar, me dejen.
Reflexionando sobre la situación, comprendí que el temor de mis padres era legítimo. Mi accidente en la playa no era algo fácil de ignorar. Sin embargo, yo pensaba que la vida siempre tenía sus riesgos, sin importar lo que uno hiciera.
Mire mi pierna enyesada y sentí una mezcla de frustración y determinación.
"Si puedo tener un accidente surfeando en la playa, ¿por qué no podría ocurrirme algo simplemente caminando por la calle?", me pregunté.
Cada vez que veía el final de un episodio del ahora mi programa favorito, mi decisión se reforzaba.
Quería sentir la adrenalina y la libertad que aquellas motocicletas representaban.
Y ya tenía una por si decirlo, solo tenía que convencer a papá que me le dé y a mamá que me deje conducirla.
Había pasado un mes desde el accidente y finalmente, yo ya me estaba moviendo sin las malditas muletas.
Bueno, aunque podía caminar sin ella mucho tiempo, pero al menos era un progreso, no obstante, aún dependía de ellas un poco.
Estaba en mi habitación jugando con mi teléfono, cuando escuché el timbre de la. casa sonar, pensé que quizás podrían ser los chicos, ya que no habían estado mucho con ellos desde el accidente.
Pensé que estaban ocupados disfrutando del verano, yo no los culpaba por no querer salir a visitar a una persona herida que no podía salir de su casa sin ayuda.
Pero de todas formas, ni siquiera me.han llamado, y yo tampoco los he querido llamar para no tener que molestarlos con mi aburrimiento.
Hoy estaba sola en casa, mamá estaba fuera por el día haciendo algunas compras y mi papá estaba en su consultorio.
Pero cuando oí el golpe en la puerta de mi habitación, me di cuenta de que no eran los chicos, porque simplemente ellos habrían entrado sin pedir permiso.
Eso solo dejaba a una sola persona en la ecuación.
Suspiré.
La verdad no tenía ganas de jugar.
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My Favorite Girl
FanfictionEn un pequeño pueblo, bajo la vasta inmensidad de un cielo eternamente estrellado cerca de una bella playa nacen dos almas destinadas a entrelazarse. Desde sus primeros alientos, la vida parece tejerlas en un solo ser, compartiendo juegos, sueños y...