Capítulo 41

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Pov jennie.







Me encuentro sentada en la suave alfombra envuelta en una cálida manta mientras observo cómo el amanecer pinta el cielo de tonos rosados y naranjas.




El oleaje suave de las olas rompiendo en la orilla me hipnotiza, creando una melodía tranquilizadora a través del ventanal abierto.




Anoche fue mágico.




Habíamos compartido momentos íntimos y sinceros, explorando juntas cada rincón de nuestras almas. Sentíamos una conexión única, un lazo que parecía haber estado esperando pacientemente a que nos diéramos cuenta de su existencia. El amor que fluía entre nosotras era tan profundo y verdadero que me llenaba de una felicidad indescriptible.






Experimenté un torrente de emociones que solo el verdadero amor puede inspirar cuando dos corazones se fusionan en un solo latido.






Mi corazón rebosa de felicidad mientras mi mirada se desvía de la ventana hacia la figura dormida de Lisa, acurrucada bajo el otro extremo de la gran manta entre los grandes cojines y la alfombra, por más que intentamos ir a la habitación principal nunca logramos llegar, además este lugar ella lo hizo muy cómodo y acogedor, como cuando éramos unas niñas ella siempre se preocupaba de mi comodidad, y me desarma de amor la sola idea que ella creo y renovó este lugar pensando en aquellos días.








Observé a Lisa totalmente enamorada, maravillada de la forma en que la luz del amanecer acariciaba su rostro. Con sus labios, ligeramente entreabiertos, ellos parecían susurrar un sueño feliz. Su respiración tranquila y serena llena la habitación, recordándome lo afortunada que soy de tenerla a mi lado.






La noche anterior fue como un cuento de hadas hecho realidad, cada gesto, cada mirada, cada caricia parecían caer en su lugar perfecto, como si finalmente hubiéramos encontrado el camino correcto la una a la otra.






Después de tantos altibajos, de tantas pruebas y desafíos, finalmente sentía que todo estaba en armonía con nosotras, que él universo por fin nos daba el chance de concretar este amor mutuo, como debió ser desde el principio.





Me vuelvo a perder en mis pensamientos mientras la primera luz del sol se filtra a través de las nubes, iluminando suavemente el interior de la casa.





A mi lado, siento el calor reconfortante de la manta que nos cubre a Lisa y a mí, un recordatorio constante de la calidez de su amor que me envuelve.





Recuerdo la sensación de su mano entrelazada con la mía, la forma en que nuestros ojos se encontraron y se comunicaron sin necesidad de palabras. Anoche me sentí plena, cada instante a su lado se volvía un precioso tesoro que estará atesorado en lo más profundo de mi ser.





La brisa marina acaricia mis mejillas, trayendo consigo el fresco aroma del mar y la arena, cierro los ojos por un momento, permitiéndome sumergirme en la paz y la serenidad de este momento perfecto.





A lo lejos, el sol comienza a elevarse lentamente sobre el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y anaranjados. El reflejo de sus rayos en el agua crea destellos brillantes que bailan sobre las olas, como pequeñas chispas de magia que iluminan el paisaje.






Mis pensamientos se vuelven hacia Lisa, que aún duerme plácidamente a mi lado.





Su rostro tranquilo y relajado me llena de amor y gratitud. No puedo evitar sonreír al recordar todo lo que hicimos anoche, reclamandonos mutuamente, nuestros cuerpos unidos y bailando en sincronización, comprendiendo por qué lo llaman hacer el amor.






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