CAPÍTULO 8

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"Mi vida entera es un precio razonable si eso significa que tu amor me pertenezca hasta morir"

CAPÍTULO OCHO | No soy celoso, pero...

JAMES COSSENOVA.

Estoy en una puta reunión imprevista, ya que, si sigo bombardeándole el culo a Nikola, tengo que tener infinitas armas y hombres. Así que estoy con unos líderes de La Cosa Nostra, La Yakuza y una nueva mafia de Arabia que se nos ha unido recientemente, las cuales me ayudarán con todo lo que necesito.

Si no fuera porque realmente necesito más hombres, ni siquiera los tomara en cuenta a ninguno, pero al parecer mandar sicarios de 14 en adelante no es demasiado efectivo, así que necesito hombres experimentados que no se acobarden a la hora de matar.

—Necesito personas eficientes y las armas más letales —ordeno.

—Solo pide lo que necesites y te mando el doble —el oyaben de La Yakuza que significa "padre" me responde.

—Mis armas están a tu disposición Cossenova, sabes perfectamente que somos fieles a tu familia, solo debes pedirlo y yo con gusto me encargo de traerlas aquí personalmente, así evitamos conflictos con tu bratva—secunda Carlo Fióre, líder de La Cosa Nostra.

Asiento, todos saben perfectamente que si yo triunfo, el puto orden de la mafia Alemana seguirá reinando en paz bajo mi mando. A todos nos conviene, saben que soy bastante eficaz cuando de eliminar amenazas se refiere, prefieren tenerme contento en lugar de tocarme las pelotas.

Porque saben perfectamente que si no me apoyan ocasionaría que yo hiciera polvo todas sus malditas mafias.

Tengo poder, sé que lo tengo, desde que mi padre me dejó a cargo he mantenido todo en perfecto estado. Nadie me toca las pelotas y yo no toco las de nadie a menos que hagan algo que yo crea incorrecto, en ese caso, volarán sesos y no serán los míos.

—Lo otro que quería pedirles era que... —me detengo cuando veo a mi diosa caminado en mi dirección con una bata de satén rojo abierta mostrándome una deliciosa lencería del mismo color.

Su imagen me engorda la polla en segundos.

Llega a mi lado dándole la espalda a los hombres y con todo el descaro del mundo se inclina para darme un beso en la mejilla y acariciar el bulto creciente bajo mi pantalón.

Trago tan grueso que la garganta duele.

—Lo siento, no sabía que estabas ocupado— se disculpa y sale caminando por el pasillo contoneando las caderas como una verdadera diosa del Olimpo, ese vestido le hace ver el culo espectacular a la muy hija de puta.

Cuando veo las intenciones de los hombres que van a voltear para verle el culo a mi mujer, me levanto rápidamente y me pongo en la entrada evitándoles ver más de la cuenta.

—Voy a arrancarles los ojos y se los voy a meter por el culo —amenazo—. Vuelvo en un momento —acomodo mi verga palpitante y me levanto en busca de mi diosa de hebras doradas.

Recorro el pasillo impaciente buscando la habitación por donde se fue, mientras me aflojo la corbata hasta encontrármela desnuda abierta de piernas masajeando su botón sensible con esmero en uno de los sillones, la ropa empieza a molestarme, así que me la quito con desespero y hambre por comérmela toda.

—No quería interrumpir tu junt... —la callo metiéndole mi polla en la boca.

Succiona mi verga de manera experta como si fuera lo más delicioso del mundo para ella y eso me prende demasiado, las venas me palpitan y la cabeza urge por llegar hasta el fondo de su garganta, me vuelve loco ver como sus labios la adornan, tanto le gusta chupármela.

Tríada Oscura ©, +21 (Pactos de silencio) Tomo II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora