CAPÍTULO 17

47 7 13
                                    


CAPÍTULO DIECISIETE | El primer año de matrimonio siempre es el más complicado.

VERA YAROVTOV.

—¿Qué mier...? —otra explosión se escucha y me salgo del vestido ágilmente para ir al closet corriendo para ponerme lo primero que veo y es un enterizo de mangas con un cierre en el frente.

El miedo me correo y un pésimo presentimiento me palpita en el pecho.

—¡Vera, ve por los niños yo voy por...! —las palabras de James se cortan, cuando las paredes, el piso  y nuestro al rededor comienzan a temblase y las luces parpadean—. ¡Ahora, joder! —me grita y activo el modo de pánico.

En mi boda, joder, no puede ser, ¿por qué me pasa esto?

Corro desesperada a la habitación de los niños rogando que estén bien y al entrar me percato de que los tres están despiertos llorando en brazos de Sophia mientras mi pequeña hija intenta tranquilizarlos.

—Mami, tengo miedo —Caleb se viene contra mí y después sus hermanos, quienes lloran con más ahínco provocando que mi llanto salga.

—Mamá —me llama Sophia nerviosa—. ¿Qué pasa? ¿Esas explosiones? Tengo miedo... —extiendo la mano y la acerco a mí para abrazarla también.

Mi corazón en estos momentos al ver y sentir a mis hijos temblando de miedo no tendrá reparación.

—No lo sé cariño, pero necesito que hagas algo por mí, ¿si? —mi voz sale entrecortada y mi niña valiente asiente llorando—. Quiero que cambies a tus hermanos y luego los abraces mientras yo hago algo.

—Mami no te vayas, por favor —me toma del brazo con la mano temblorosa y niego dejando salir mis lágrimas.

Joder...

—Estoy aquí, solo... —el sonido de disparos me alerta aún más y hace llorar más a los niños—. Agárralos Sophia, por favor, tengo que buscar armas para huir.

Busco el cuadro que me explicó James días atrás que guardaba armas, dinero joyas y todo lo demás para casos de emergencia, «hay muchos en toda la casa». Pesa como la mierda y no puedo quitarlo por completo, me voy hasta la cama, rasgo una de las sábanas y envuelvo mi puño.

—Mamá, ¿qué harás? —mi hija se alarma.

—Espera, soft —la detengo y camino hasta la ventana para romper el vidrio sin la venta.

Espero unos minutos hasta el momento correcto.

—¿Q-qué...?

—Sophia, calla.

Una lluvia de disparos que dura hasta cinco minutos, realmente no sé, pero aprovecho para camuflajear el sonido del vidrio roto con el de los disparos. Agarro uno de los trozos e inmediatamente me hago una herida por lo filoso que está y comienza a sangrar, ardiendo y latiendo. 

Maldita sea, maldita noche.

—Mami, sangre —Nick me habla alarmado y asiento sonriendo para que no se preocupe.

Camino hasta el cuadro y con el trozo de vidrio rasgo la tela del cuadro consiguiendo liberar la caja fuerte. Pongo el código correcto, logrando que se habrá. Saco una mochila y meto todo lo que entre sin percatarme que estoy llevando exactamente.

—Vamos —me guindo la mochila en un hombro y cargo a Caleb.

Sophia carga a Nick y Aaron va detrás de nosotras, obviando la horrible situación me siento realmente orgullosa de mis hijos por ser tan maduros y obedientes en estos momentos, cuando salgamos de esto, los llenaré de mimos.

Tríada Oscura ©, +21 (Pactos de silencio) Tomo II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora