CAPÍTULO 4

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CAPÍTULO CUATRO | ¿Pinky Promise?

Un año y cuatro meses después...

JAMES COSSENOVA.

Observo sus movimientos de un lado al otro ansiosa por los resultados, alisando por quinta vez la falda de pliegues y revisando su maquillaje por décima vez.

—¿Seguro que me veo bien? —pregunta preocupada y asiento.

Me acerco a ella despacio y la tomo por los brazos para que me mire a los ojos.

—Eres hermosa —se sonroja como un tomate haciendo que las pecas le resalten—. Y todo va a salir bien.

—Gracias por todo lo que has hecho por mi James —sus ojos brillan y sonrío—. Estuviera muerta de no ser por ti.

Acuno su rostro entre mis manos y la acerco.

—Sabía que volvería a salvarte, después de todo, te encanta poner tu culo en peligro.

Su pecho vibra con la fuerte risa que emerge de ella y yo aprecio cada detalle de su rostro.

Es la mujer más hermosa que jamás haya podido contemplar.

—Vera... —sus esmeraldas se funde con mi metal en un duelo de miradas que nos tiene a ambos jurando cosas sin decirlas.

—James...

Acorta el espacio entre nosotros y se remoja los labios.

—Me gustaría... —intenta decir, pero se detiene.

—¿Qué te gustaría? —miro fijamente sus orbes y estos destellan de una manera hermosa.

—¿Podrías...?

—Dime Amelyk...

Nos acerco más de manera que podamos sentir nuestras respiraciones fundiéndose. Quiero sentir que está cerca de mí y que nada podrá separarnos.

—Bésame.

Obedezco sin dudar lo que me dice y comienzo a comerle la boca de una manera tan hambrienta y deseosa que ambos estamos con la respiración hecha mierda.

«Extrañaba tanto el sabor de su boca»

En medio del fogoso encuentro de nuestras bocas, agarro sus muslos y la levanto haciendo que enrolle sus piernas en mi dorso sin dejar de besarnos.

No me da tregua y yo tampoco se la doy a la hora de devorarnos.

Mi verga palpita ansiosa y Vera se refriega contra ella agarrándose de mi nuca.

—James... —jadea por un momento cuando se despega de mi boca.

Caminó hasta uno de los sofás y me dejo caer con ella encima, mete las manos en mi cabello y me jala hacia atrás para repartir besos húmedos en mi cuello.

—Házmelo... —pide y arranco sus prendas volviéndolas añicos en mis manos. Repara la escena y sonríe de una forma que me pone la verga a palpitar dolorosamente.

Quiero fundirme en ella.

—¿Segura qué...? —pone el dedo índice en mi boca para callarme y se acerca a mi oreja dejándome sentir su aliento haciendo que delire por la sensación. 

—Házmelo, James —musita despacio.

Vuelvo trizas lo que queda de sus prendas, quita los botones de mi camisa y me la quita, para luego llevar la mano hasta mi pretina para desabrocharla y liberar mi duro y rígido miembro.

Tríada Oscura ©, +21 (Pactos de silencio) Tomo II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora